miércoles 08 de mayo de 2024

LOCALES | 16 may 2019

EDITORIAL

Entre la política y la falsedad


Por: Semanario

La política es una actividad orientada en forma ideológica a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar ciertos objetivos. También puede definirse como una manera de ejercer el poder con la intención de resolver o minimizar el choque entre los intereses encontrados que se producen dentro de una sociedad.

Pero la política no es engaño. El engaño, en todo caso, es un conjunto de palabras o acciones con que se le hace creer a alguien algo que no es verdad.

¿Cuándo la política se transformó en engaño y porqué lo naturalizamos?

Tal vez se aprovechen de la sobreinformación que nos entrecruza a cada uno de nosotros y que por su abundancia no nos permite discernir claramente si algo es verdadero o no.

El Intendente Pablo Petrecca sigue las reglas de sus superiores y está claro que le han bajado las líneas respectivas desde los escritorios platenses, con un libreto que es afín a todos los intendentes y funcionarios de Cambiemos.

Pero por encima de ello, está también el virtuosismo de las personas que deben propender a ser fieles a sí mismos y a sus representados.

No cae bien, a nadie tal vez, que el Intendente, aprovechando su cargo y disponibilidad de recursos publicitarios, diga y mande a decir a sus subalternos cosas que no responden a la realidad, como así tampoco aquellas que forman parte de una andanada de promesas de las cuales, a los manotazos, pudo cumplir a medias.

Criticar esta situación genera incomodidad, incluso en quienes hacemos de la política un culto, arraigado en aquellas ciudades griegas que formaban los estados donde el gobierno era parcialmente democrático. Pero también mucho más cerca. En 1970, fue el italiano Antonio Gramsci quien decía que es razonable que exista un grupo que ejerza la hegemonía pero que esto no debe “escaparse de las manos”, al punto de conseguir una sociedad gobernada por un sistema cuyo único interés sea el económico-corporativo.

Y creemos que ese interés económico se fortalece con el poder político en cualquiera de sus áreas, cuando las acciones en ese caso debieran ir en un solo sentido y es a favor de la gente que eligió a sus representantes.

Preocupa entonces que en estos últimos días la municipalidad, con el apuntalamiento de los medios que reciben la pauta publicitaria sostenida con el dinero de todos, haya brindado información cuanto menos confusa para lograr ventajas eleccionarias.

Se dijo que se asfaltaron 300 cuadras, que se terminará con el espigón de la laguna cuya obra ni figuraba en el presupuesto de este año, que antes de fin de año habrá agua de red y cloacas para todos cuando sigue sin funcionar la planta depuradora y nadie conoce qué calidad de agua tomamos.

También que será inaugurada la autopista de Junín a Chacabuco, cuando en verdad la obra cumplimentada llega hasta la curva de Coliqueo en el kilómetro 220 y que la promesa inicial era la concreción desde San Andrés de Giles a Junín, cosa que no ocurrió.

Incluso la oposición le votó un nuevo incremento para el reasfaltado del camino a la laguna que todavía no se inició, lo cual da muestras de la falta de ímpetu en la función pública.

Si bien desde la gobernación bonaerense se dio un instructivo para hablar de obras aunque estuvieran sin empezar y no referirse a la economía, resulta hasta de mal gusto este tipo de campañas que intentan tomar de estúpida a la gente y estupidizar a la política.

Valorar a las instituciones es también un compromiso de los políticos, porque precisamente es allí donde deben abrevar, por lo que es de esperar que este tipo de maniobras no sigan adelante ya que muestran el costado más execrable de un funcionario elegido por la gente.

 

 

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