martes 23 de abril de 2024

OPINIÓN | 25 may 2019

MIRADA EXTREMA

Versus

Escribe Andrés Rissolo, especial para Semanario.


“Divide y reinarás” o “divide y vencerás”, tal la frase acuñada por Julio César cuando enfrentó a los galos, previa división interna de los mismos. Hoy es el principio de máxima aplicación en la historia de la humanidad. Conocido también como la grieta, el arte de crear, promover y propiciar separaciones, asegura tanto éxito y prodiga tanto rédito a quienes lo manipulan como  miseria e inequidad para quienes lo sufren.

Todo empieza cuando frente a una situación dada se le opone otra que trata de tener la misma fuerza o más que la primera. Su función primaria es vencer al rival, pero no exclusivamente: obstruir o impedir el desarrollo de su antagonista es también parte primordial de su ser.

La división se puede dar entonces en sistemas donde las partes no son necesariamente opuestas entre sí, se puede dar el caso entre elementos complementarios donde la preeminencia de uno sobre el otro permite la obtención del rédito a quién menos escrúpulos tenga.

La especulación financiera-económica presente en la economía de éste país desde su inicio impuso  incalificablemente este axioma de versus a los infinitos intentos de la política de empleos a partir de fuentes genuinas de trabajo. Es así como muchísimos proyectos elaborados por grandes estadistas de nuestro país o por estudiosos, analistas y científicos, fueron y son bastardeados con sutiles enfrentamientos.

Por ejemplo, los corredores ferroviarios argentinos fueron diseñados por los ingleses con el firme propósito de extraer de nuestras tierras las materias primas que el Reino Unido necesitaba. Tal empresa debía hacerse mediante un transporte de alto potencial de carga que para llegar hasta los puestos más cercanos de forma rápida y barata. Con extrema exactitud horaria, los trenes de cargas circulaban para llegar a tiempo a sus terminales de descarga donde esperaban los barcos con destino a Europa.

Aún en la memoria de algunos argentinos está el recuerdo del paso de los “cargueros” en un tiempo donde el país era ejemplo en el mundo. Llegada la década del ’60, cuando Estados Unidos se hizo cargo de la economía de la post guerra, la industria del automóvil y de camiones se forjó fuerte y el gran desatino concibió el transporte nacional. Al lado de las vías del ferrocarril se trazaron las grandes rutas para hacer florecer el negocio de los camiones.

Allí se instaló la dicotomía entre el tren y el camión. En países donde la distancia entre fronteras no superan los 500 Km. (caso de los países europeos), el tren es un 65 %  más barato que el camión, en tanto que para los 1000 km la formación ferroviaria se impone con un 80% de ahorro, medido a partir de toneladas por kilómetros.

En Estados Unidos y Canadá los trenes transportan el 50% de la carga bruta del país, Brasil  nueve un 22% de su carga por ese mismo medio, la Argentina sólo transporta un 6%. En 1957 el país tenía una red integrada por 44.000 Km. de vías, de las cuales hasta el 2014 sólo se conservan 21.000 Km., la mitad de ellas en estado deplorable. Para 1945 el tren llevaba 45 millones de toneladas, en el 2018 apenas la cifra alcanzó a 4,5 millones de toneladas.

En países enormes como Estados Unidos, Canadá, Rusia y otros, conviven el trasporte vial y ferroviario. Los grandes países del norte de América transportan el 50% de la producción en trenes que cruzan el territorio por las noches, el resto de la carga y su distribución se hace en camiones. Con este modelo de maniobras se concibe trabajo para todos, la cuestión es saber repartirlo. Para lograr imponer este algoritmo productivo hay que estar consciente de cómo se gobierna.

El proyecto estratégico presentado por el ex intendente municipal de Junín, Abel Miguel, y su grupo de colaboradores hace 20 años, conocido como “Plan estratégico de desarrollo de Junín” fue ignorado por las sucesivas administraciones. En forma total por Mario Meoni y, ya casi en su partida, con un interés póstumo por parte del actual intendente Pablo Petrenca, que en esto del desarrollo de la ciudad perdió el tren hace rato.

Confesado por sus propios creadores, en éste caso el Lic. Sergio Pérez Rossi, este hecho en sí resulta un ejemplo preocupante a la hora de determinar de qué manera la comunidad política de un distrito debiera trabajar siguiendo un hilo conductor para llegar a objetivos de importancia que resulten beneficiosos para todos y no para una facción política determinada. Lamentablemente, en las administraciones donde prima el individualismo y el bien personal están destinadas al fracaso”.

“A confesión de partes relevo de pruebas”. Este axioma jurídico significa que “quien confiesa algo libera a la contraparte de tener que probarlo”. Esto nos exime a quienes venimos predicando en el desierto de aportar más pruebas sobre el caso.

Si, es justo destacar que lo central del “Plan de Desarrollo” fue haber captado la esencia: la de complementar los trabajos de los camiones y el tren en un gran módulo integrador de reparto de cargas para facilitar el transporte, bajar el costo de los fletes y facilitar la producción. Integrar es la cuestión. La cuestión es obrar como nexo coordinante, la de saber complementar, construir, acoplar formas de producción para generar trabajo en lugar de desocupación, de  separación, de diatriba.

Crear verdaderas conjunciones coordinantes cuya función sea unir términos, sintagmas y trabajos independientes para obtener beneficios, en éste caso bajar el costo de la mercadería. Los tratados de China con Argentina y Chile y por el corredor bi oceánico ya están firmados. El pasaje Pehuenche también está abierto.  Sólo falta el interés, la reacción y la inteligencia de los políticos locales de turno en saber capitalizar las posibilidades para Junín y su región.

Este proyecto también se debió contar con la previsión de que hay que ser conscientes que los tiburones nunca duermen, y como tales, no van a renunciar tan fácilmente a perder un bocado del inmenso pastel que significa el negocio inmobiliario de los predios ferroviarios.

Versus es la palabra latina que suele abreviarse "vs.", en su origen significaba «hacia». Esta palabra ha sido introducida por el inglés en el sentido de «contra» (por ejemplo: Camiones versus trenes como sinónimo de camiones contra trenes). Este último uso de la palabra ha sido, tradicionalmente, impropio del español, por eso tratemos de dejarlo de lado.

La división siempre va a partir desde la inequidad. Hay que crear fuentes de trabajo que incluyan a todos los sectores productivos. Las desavenencias e ineficacias, las diatribas, la grieta, el divide y reinarás… deben quedar atrás porque sólo en las administraciones donde prima el individualismo y el bien personal las políticas para todos están destinadas al fracaso.

Hay que lograr que “versus” signifique “hacia” y no “contra”. Todo lo demás… todo y nada, siempre y nunca, son terminologías eternas, y como tales, sólo pueden ser utilizados por Dios.

 

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