

Por: Semanario
Empujado por las gremiales agropecuarias con las que quiere congraciarse en época de elecciones, el municipio firmó días atrás la adhesión a “Municipios Verdes”, un programa impulsado por la principal agrupación para el uso de agroquímicos –Aapresid-, para que certifique “buenas prácticas agrícolas en el distrito”, como si se tratara de una burla para los habitantes y un despropósito para la ya alicaída biodiversidad, que debe seguir sufriendo el maltrato de un sistema de producción arcaico y destructivo.
La actitud de la gestión Petrecca causó malestar entre los bloques opositores del Concejo Deliberante, ya que no fueron consultados para dicha adhesión que implica una marcha atrás en la protección ambiental.
Mientras esto ocurre, desde la UNNOBA se desarrollará a partir del 21 de junio un posgrado relacionado con los “bioinsumos”, el sistema de avanzada en la investigación científica que trabaja a partir de los enemigos naturales de la plagas y sin afectar el medio ambiente ni la salud poblacional, que ya corre serios riesgos en la Pampa Húmeda por el volcado de millones de litros de agroquímicos.
El curso de posgrado “Los enemigos naturales como bioinsumos para el control de plagas” (ver recuadro) estará a cargo de la doctora Mónica Ricci y esta propuesta sostiene que “la utilización de plaguicidas en los sistemas productivos, en detrimento de otras alternativas de control de plagas, constituye una de las mayores fuentes de contaminación ambiental y pérdida de diversidad biológica. El control biológico, dentro del Manejo Integrado de Plagas y las Buenas Prácticas Agrícolas, constituye una herramienta fundamental para la protección ambiental”.
SEMANARIO entrevistó a la investigadora a cargo del curso, Mónica Ricci.
-¿Por qué habiendo bioinsumos y una devaluación de la biodiversidad, los sectores productivos insisten con la “drogadependencia” de los agroquímicos?
-Es una pregunta difícil de responder acerca de porqué nuestro país sigue con una dependencia tan alta de ese tipo de insumos cuando otros países, como Brasil o Chile, ya están liberando enemigos naturales con drones. Realmente pienso que en épocas en que no hay dinero para la investigación básica y aplicada en nuestro país, que siempre pasa por alguna crisis profunda, los organismos de investigación han tenido que salir a buscar recursos y muchas veces las mismas empresas de agroquímicos han financiado programas de investigación y eso hace de la dependencia. Es mi opinión y me hago cargo de lo que digo.
-¿Brasil y Chile avanzan en este sentido?
-Sí, Brasil tiene millones de hectáreas implantadas con bioinsumos y más aún con insectos benéficos. Desde hace unos años un organismo les entrega premios a las empresas más exitosas del mundo y dentro de ellas había una biofábrica de Brasil. Estas biofábricas surgieron por préstamos a emprendedores universitarios para que desarrollaran proyectos. La mayoría eran tesistas de cursos de posgrado de las universidades y se les dio financiamiento y desarrollaron estas biofábricas que son exitosas en Brasil. Por eso creo que las universidades juegan un rol muy importante en la difusión de estas tecnologías que ya son exitosas en el mundo y que tienen un gran futuro en nuestro país.
-Recuerdo algunos avances en la promoción de enemigos naturales para combatir la carpocapsa en la fruticultura del sur del país.
-Si, en el sur es donde realmente se usa toda la tecnología de manejo integrado de plagas que en la zona pampeana no nos deja hacer más que monitoreo para el control químico únicamente y no precisamente con insecticidas que sean más amigables con el ambiente, sino que son los que causan más disturbios.
Pasa también que contra carpocapsa y lo que es fruta, los mercados que nos compran nos exigen que así sea la producción y además otro grave problema es que los insumos que necesitan como las feromonas, son importadas y no hay desarrollo local de estas tecnologías.
Es en el sur que en 2008 se instala la primera biofábrica de la Argentina con un desarrollo local. Hay intentos de empresas de agroinsumos extranjeras como Coper y Biovest que no buscan un desarrollo local sino que quieren importar lo que usan en Europa y muchas veces traen enemigos naturales que no están en nuestra región y pueden producir otros problemas.
-Precisamente, ¿cuál es el riesgo de romper el equilibrio a través de “sembrar o resembrar” enemigos naturales?
-Nosotros como grupo de investigación desde hace años venimos relevando en la zona cuáles son los enemigos naturales que están presentes en la región. Hay muchos a pesar de los disturbios cometidos. Y éstos son potencialmente utilizables o a desarrollar para hacer programas de control biológico en la región y ese es el camino mas útil y exitoso, es decir, desarrollar los enemigos naturales que ya están adaptados a la región y criar los que son más eficientes naturalmente tomándolos del medio y ese es el objetivo también de este curso de posgrado.
-Con la agricultura convencional, tal y como está planteada, los enemigos naturales también son combatidos porque no hay diferenciación al fumigar.
-Claro y es por eso que cada vez hay más plagas. Hace más de 30 años que soy investigadora en zoología agrícola y le puedo asegurar que después de 50 años de manejo integrado hay cada vez más plagas y eso quiere decir que algo estamos haciendo mal.
Antes, pensar que un bicho bolita era una plaga que estaba debajo de las macetas de Doña Rosa o una babosa o una arañuela roja. Pero hoy con los disturbios que estamos ocasionando cada vez tenemos más plagas. Si uno se basa en los conceptos de manejo integrado de plagas, se propende a disminuir la presión de selección de los insecticidas y dejar que actúen los factores de mortalidad natural y como tal debiéramos tener menos plagas, sin embargo cada vez hay más.
-¿Los bioinsumos sólo son insecticidas o también se aplican en el control de malezas?
-Si, también en malezas, porque hay mucho enemigos naturales de malezas. Cuando se habla de bioinsumos abarca desde agentes de control microbiano que controlan a las plagas, hasta la utilización de insectos entomófagos que se alimentan de otros insectos o que son fitófagos de malezas. Abarca todo, pero pasar de un manejo convencional a un manejo biológico lleva un proceso y un camino.
Uno de ellos es el control biológico por conservación, es decir, identificar los enemigos naturales que están naturalmente en la zona y que nosotros tenemos muchos y empezar a preservarlos con medidas para que vayan incrementando su número y para eso no hace falta una biofábrica, ni hacer una inversión extra sino hacer un correcto manejo, sabiendo que es lo que hay porque si no los conocemos, poco podemos hacer para protegerlos
-¿Esto es un tema de conciencia o también hay que trabajar aspectos legales que permitan generar normas de protección?
-Sería ideal tener leyes de protección y a lo que apunto es a una demanda de los consumidores. En Europa ha habido un caso ejemplar. España, precisamente en Almería, que tiene 14.000 hectáreas de invernaderos, se incorporó al control biológico cuando sus pimientos fueron rechazados en Alemania por contener insecticidas no permitidos. Cuando se conoció la noticia del rechazo, los consumidores dejaron de consumir esos pimientos incluso en Almería y se clausuraron y multaron infinidad de fincas. A partir de ahí comenzaron el control biológico de plagas.
Ahí hay un aspecto importante y es que hay que educar al consumidor en la demanda de productos, sobre todo frescos que provengan de cultivos sin agrotóxicos.
Tiene que haber legislaciones que se puedan aplicar acá y que se cumplan, como así también cumplir con esas leyes de control de inocuidad que ya existen.
De hecho en el partido de Lincoln, el intendente terminó vetando una zona de exclusión de agroquímicos que había logrado imponer el Concejo Deliberante.
-Cuando intentamos buscar un mejor posicionamiento en los mercados mundiales podríamos presentar mejor calidad con estas prácticas, pero no lo hacemos. Y eso repercute en la economía nacional y regional.
-Claro, pero hay muchos intereses creados, económicos de las empresas de insumos químicos y esa presión es muy fuerte en nuestro país. En este grupo de agroecología de la universidad el año pasado dimos unas charlas a productores y técnicos que fueron al campo de la UNNOBA y estuvieron reconociendo enemigos naturales y este año lo vamos a repetir y está bueno mostrarlo porque hay algunos logros increíbles. Está la creencia de que deben pasar muchos años para la recuperación de los enemigos naturales pero la recuperación es rápida y uno puede ver los logros y vale la pena mostrarlo. En Junín y Pergamino hay alumnos que trabajan produciendo plagas pero para que las empresas de agroquímicos hagan los ensayos entonces estamos a un paso para que haya emprendedores que quizás se pongan a producir insectos que controlen a otros insectos, pero para eso hay que generar conocimiento y conciencia y ver lo que está pasando. Hay que educar sobre el consumidor
-¿Pero también sobre el productor agropecuario?
-Si, seguramente, en la zona hay productores de agroecología de 3.000 hectáreas y eso es importante para que se enteren, junto con el compromiso de los ingenieros agrónomos y las asociaciones que los nuclean. Tengo confianza que lograremos desarrollarlo mostrando lo que hay en otros países
-¿Se pierde rentabilidad utilizando este sistema?
-La verdad que no, hay controladores que son económicos de producir y por ejemplo en Brasil los ingenios azucareros tienen la misma plaga que nosotros en la caña, pero no pueden usar insecticidas porque los mercados sino no le compran. Entonces cada ingenio tiene su propia biofábrica. Lo importante, en lo que debemos tomar conciencia es que si tenemos plagas no alcanzan los enemigos naturales y si no los cuidamos, tendremos entonces más plagas.
Esto se ve en los trips que están afectando la soja y también pasa algo similar con arañuela roja. Ahora me mandaron de la localidad de Barrow, en el sur de la provincia de Buenos Aires, una soja con cochinillas en sus raíces. Vemos como se castiga al suelo que es “un organismo vivo”, aunque cuando uno lo dice a algunos les causa gracia. Para generar conciencia tenemos a las universidades, los grupos de ciencia y técnica y grupos de investigación con recursos propios y no que lleguen desde las empresas, para de este modo investigar lo que haga falta sin ataduras.
Destinado a agrónomos, biólogos, investigadores, asesores y docentes, el curso de posgrado “Los enemigos naturales como bioinsumos para el control de plagas” está enfocado en “estudiar la diversidad e interacciones planta-insecto-enemigo natural”, tanto en cultivos extensivos como intensivos.
El posgrado estará a cargo de la doctora Mónica Ricci. Los interesados deberán tener, como requisito, título universitario. Serán tres clases de modalidad presencial los días 21/6, 28/6 y 5/7, de 8:30 a 18:30, a cursarse en el Campo Experimental Las Magnolias de la UNNOBA, sede Junín.