Por: Redacción Semanario

Parece que se cierra la canilla original, para ponerle un broche de oro a un año que no fue de lo mejor. No alcanzó con que se hiciera público un viaje a Roma, de ‘agradecimiento’ a los discípulos, financiado con fondos poco claros; no bastó con la difusión de la larga lista de parientes y amigos que habían sido nombrados como asesores; no fue suficiente con el continuo recuerdo de la automotriz china o sus pasos obsecuentes para aplaudir las cadenas nacionales de la líder máxima... ahora van por todo. Como la máxima de su ex líder.

Parece que SMATA central, donde ya fue repudiado y hecho a un lado, quiere intervenir la filial local, convenientemente manejada por el carnicero de confianza Alberto Fiori. Y haber arañado apenas el cuarto lugar en la lista de precandidatos a diputados nacionales, en esta ocasión obedeciendo a Florencio Randazzo, hacen un escenario por demás de dificultoso para Oscar Romero, abogado y ex dirigente del gremio de los mecánicos.

El horizonte ya no se avizora tan rosa, como en esas otras épocas en que las ‘cajas’ estaban al alcance de la mano, tanto que hasta se podía repartir. Ahora el legislador va a tener que luchar a brazo partido, siguiendo el rumbo de su líder, el ex ANSeS Diego Bossio, y aferrándose más que nunca al sellito partidario, el dueño de la marchita, que ahora quedó en manos del ex ministro del Interior, ex kirchnerista como él.

INTERVENCIÓN

Poco tiempo atrás, trascendió una crisis interna que se desató entre los mecánicos, a partir de una disputa que estalló en el segundo gremio industrial en peso específico después del metalúrgico, y estratégico por su rol en el complejo automotor.

La organización, que lidera Ricardo Pignanelli, le quitó todo apoyo a quien había sido uno de sus principales referentes, el juninense Oscar Romero, cuya expulsión no se concretó en la vía administrativa pero es notoria en la realidad cotidiana.

Acusado por manejos irregulares en su actividad legislativa y por una aparente desobediencia a la estructura vertical del gremio, el sindicato le sacó el respaldo político.

La suerte de Romero había empezado a cambiar no sólo con “el viaje del millón” al Vaticano, denunciado por Semanario y puesto en el centro de escena de la política nacional, sino que también su posición quedó tambaleando cuando se descubrieron todos los cargos de “asesores” que su familia posee tanto en la Cámara de Diputados como en SMATA, también revelados por este medio. Y que los nombramientos alcanzan a Alberto Fiori, su carnicero mano derecha al frente del gremio mecánico en Junín, y como la lista de confianzas parece interminable, también apareció en escena la mujer de Fiori: Mabel Griselda Monte, como empleada de la Cámara de Senadores de la Provincia de Buenos Aires, donde recoge mensualmente casi 30 mil pesos.

Estos fondos se suman a los $56.830 del secretario general de SMATA Junín, que a la vez también es asesor en el Congreso nacional por otros $27.130.

Estos datos, sumados al ruido que hizo su ‘desapego’ hacia el sector randazzista, habrían motivado la decisión de intervenir SMATA Junín. De ser así, el último reducto donde Romero podía refugiarse, podría estar a punto de desaparecer.

NO FUE MAGIA

Dime qué siembras y te diré qué cosechas. La breve historia política de Romero está plagada de idas y vueltas, de borrar con el codo lo escrito con la mano.

Su imagen fue deteriorándose hasta el punto tal que un grupo de sus afiliados lo llama “Salta Violeta”, en honor a la mascota de trapo que acompañaba al humorista Carlos Scazziotta.

Contando los haberes de su esposa, a quien también ‘acomodó’ en el gremio y la nombró asesora en la Cámara de Diputados de la Nación, al igual que a su hijo mayor de 19 años, en el hogar de los Romero ingresa alrededor $ 400.000 mensuales. Eso sin contar con las ‘extras’ que perciben los legisladores nacionales y manejan a discreción.

Para sus colegas mecánicos, nada de toda historia fue magia. Así que están dispuestos a tomar medidas, arrancando por el nido que lo vio crecer y proyectarse desde la figura inicial de asesor legal. Ahora, para que Romero recorra el camino a la inversa.

El dirigente se sabe de capas caídas, por eso puso toda la carne en el asador y apretó el acelerador: días atrás abrió un local de campaña en Junín, muy modesto comparado al último reducto electoral alquilado en pleno centro en 2015. “Empezamos una nueva etapa de reconstrucción del peronismo, con muchas ganas, voluntad y esfuerzo. Nosotros no nos abrimos, nos quedamos en el peronismo, manteniendo nuestra identidad y convicciones, los que se fueron son otros”, dijo. Sí, los ‘otros’ son los que defendió con tanta convicción, a los que representó y votó.

La única esperanza de permanecer que cobija es llegar otra vez a una banca, aunque en el cuarto lugar y con los porcentajes que se le adjudican al sector randazzista, hoy parece una misión imposible.