sábado 20 de abril de 2024

OPINIÓN | 5 jul 2019

opinión

Petrecca en su laberinto

Escribe Damián Itoiz


Por Damián Itoiz (*)

No puede haber fracaso más grande en la carrera de un político que haber llegado a la Intendencia de su ciudad y no poder reelegir en ese cargo al menos una vez.

Hay que haber hecho las cosas muy mal para no lograr ser reelegido en el cargo de Intendente por un mandato más siendo que se va a la elección desde el manejo del poder político local.

Seria inédito, nunca antes pasó y marcaria el fracaso más profundo de quien desde el llano llegara a lo más alto de la política local sino lo logra.

Para recibirse de político con mayúsculas en ciudades como Junín debe quien ejerce el cargo de Intendente reelegir al menos una vez, sino lo consigue, la historia caerá pesadamente sobre él.

Pablo Petrecca tiene hoy ese desafío, desafío que determinara su futuro histórico, será un ex Intendente exitoso o será el ex Intendente que no logro consolidarse políticamente al menos por un mandato mas del que tuvo de origen.

Ser uno u otro determinara su fracaso o éxito en su paso por la política de Junín y esta sociedad volátil, lo condenara a la gloria social o al ostracismo donde hasta sus propios votantes lo mandaran sien el menor remordimiento sino gana.

La política no es matemática y las relaciones de poder en una sociedad no se definen por las sensaciones térmicas. La política requiere acción y movimiento y ejercicio real del poder, la subestimación y la soberbia en política suelen ser venenos sin antídotos.

El poder enceguece y vuelve inmune a la crítica a quien lo tiene. Pero la crítica no deja de existir sino se gobierna bien, solo no llega a los oídos de quien gobierna, pero corroe, desgasta y se devora como acido a quien no tiene la sensibilidad de darse cuenta de eso antes de contar los votos que salen de las urnas.

Pablo Petrecca como Mauricio Macri basaron su acción política mirando en el espejo retrovisor de las gestiones anteriores y se olvidaron que gobernar es crear futuro y no hacer pasado melancólico.

A Macri lo corre hoy el pasado de Cristina y a Petrecca lo corre hoy el pasado de Meoni y ninguno de los dos tiene para decir nada que no sea que lo anterior fue peor.

Pero el pasado es dialéctica y al pasado se lo aniquila con el presente y con el futuro. Si solo el discurso político se basa en el pasado se corre el riesgo de que la sociedad se canse, que se acobarde de la crítica y que como sucede casi siempre empiece a pensar que todo lo que paso antes fue mejor.

Se puede gobernar sin gestión pero con política, se puede gobernar sin política pero con gestión, pero no se puede gobernar sin ninguna de las dos cosas, si eso sucede es difícil sostener el poder y vivir sin poder cuando se tuvo, es mucho más difícil que no haberlo tenido nunca.

Si el oficialismo local no reacciona, sino les han sonado las alertas, sino se ocupa de gobernar la ciudad sin depender de las políticas externas, está en una compleja situación.

Si las obras públicas dependen exclusivamente de los recursos nacionales y provinciales sin prever en su presupuesto obras de ejecución con recursos propios no se puede gobernar en tiempos de crisis fiscal y eso no permite independencia presupuestaria y sin independencia presupuestaria se vive condenado a la suerte de los gobiernos nacionales y provinciales y revela una paupérrima gestión local.

La verticalidad consigue frutos en una coyuntura económica exitosa, pero en una coyuntura económica decepcionante arrastra hasta el fracaso al más leal. Morir con las botas puestas no significa no morir.

(*) Dirigente y ex funcionario municipal.

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