Una familia: Héctor, Karina y cuatro niños: mellizos de 4 meses, otro de 3 años y el restante de 6. No tienen dónde vivir.

Por eso, por dos veces, intentaron armar una precaria casa de chapas para cobijarse del frío de estos días y noches, y tratar de pasar allí una situación un poco mejor.

Pero en ambas oportunidades, fueron desalojados por la policía, que les impidió armar un refugio provisorio.

Si bien, de este modo, desde el Gobierno municipal le quitaron visibilidad a la inmensa problemática habitacional que atraviesan miles de familias en la ciudad, la pobreza sigue rondando la ciudad. En barrios periféricos, en casuchas miserables, en la falta de comida en la mesa… gente que tal vez no está en situación de calle, pero vive entre chapas indignas, en condiciones deplorables, con casi todos sus derechos vulnerados y necesidades extremas.

Para esa gente, las soluciones deberían llegar hoy.