miércoles 24 de abril de 2024

LOCALES | 16 jul 2019

Indigencia extrema

La solidaridad de la gente suple la ausencia del municipio

Gran movida para ayudar al matrimonio y sus seis hijos llegados de Arrecifes: desde la gestión Petrecca le exigían dos años de residencia para sacarlos de la situación de calle.


Una familia de Arrecifes se instaló, con apenas un boleto compraventa, en un terreno del barrio Petit France de Junín que adquirieron con el mayor de los esfuerzos. El matrimonio con sus seis hijos llegó para radicarse en cuatro chapas, pero no tenían ni siquiera para comer.

Cuando fueron a la Secretaría de Acción Social, le ofrecían pagar un boleto para que se vuelvan a su ciudad, porque les dijeron que no dan ayuda a personas con menos de dos años de residencia en Junín. Ni siquiera a familias con menores, con necesidades extremas, habitando sin nada una casucha miserable de chapas por donde se cuela el frío.

Pero, como suele pasar en Junín, la solidaridad de la gente suplió la ausencia cruel del Estado y tejió una red que les impidió caerse a Fabio, Gisela y sus seis niños de entre 15 años y unos meses de edad. Así le empezaron a llegar los elementos más esenciales: su situación, de todos modos, sigue siendo desesperante.

En el barrio donde viven, no llega la red de agua corriente, ni gas natural, ni cloacas. Por supuesto, tampoco asfalto. Pasa un camión a dejar baldes de agua. No tienen baño y se acomodan como pueden en inhumanas condiciones, abrigándose por la noche unos con otros en la única cama que ocupa el centro de escena entre las chapas.

 

LA SOLIDARIDAD

Apostaron por venirse a Junín, Fabio (38 años), su esposa Gisela (33) y sus hijos de 3, 7, 11, 13 y 15 años, y el bebé de meses. La peña “Viva la Pesca” puso manos a la obra y llevó adelante su primera labor solidaria conjunta, para juntar elementos de primera necesidad para esta familia: consiguieron quince chapas, materiales de la construcción, una alacena, cuchetas, mesa, silla y ropa, además de algunos juguetes para los niños. También se llevó mercadería no perecedera, carne y verduras para los próximos días.

 

LA HISTORIA

Ante las cámaras de Junín 24, Fabio cuenta su historia. “Muchos me han preguntado por qué elegimos Junín para venir. Estábamos en un momento en que había que tomar decisiones, algo me decía que viniéramos acá. Nosotros concurríamos a una Iglesia evangélica y me mostraban que había gente que nos iba a ayudar”.

“Nosotros pasamos mucho frío y hambre, con las criaturas, y como padres teníamos la preocupación de sacarlos adelante”, resalta.

“Así fue como salimos una noche, tras perder todo en Arrecifes, donde teníamos un comedor para alrededor de cien personas pero nos empezaron a amenazar desde un grupo que andaba en la droga. Por eso dejamos todo, por miedo, hasta la casa que estábamos haciendo”, dice el hombre.

Cuando llegaron a Junín, “en principio fuimos a Acción Social, donde nos dijeron que teníamos que volvernos a Arrecifes y nos querían pagar el pasaje. Pero no queremos volver, no tenemos nada y allá en la Municipalidad tampoco se hicieron cargo. Nos dejaron todos a la deriva”, se queja, aunque sin resentimiento.

Y confirmó lo que ya había dicho públicamente la subsecretaria municipal del área: esta gestión no ayuda a personas que no tengan dos años de residencia en Junín. Aunque estén en situación de calle, aunque no tengan nada y aunque haya criaturas en el medio.

“El último dinero que tenía lo usamos para comprar este terreno, puso la mano Dios en esto, pero conocimos a un muchacho, Alberto, que empezó a ayudarnos”, remarca Fabio, y tras él, sigue una amplia cadena de solidaridad desde distintos grupos y sectores de la ciudad, atentos a las necesidades de los vecinos más humildes.

Están instalados en Alberti y Camino del Resero, hasta donde llegaron varios móviles policiales con la intención de “correrlos”. La familia cuida el agua como oro, la que juntan en un recipiente regalado, las veces que pasa el camión municipal por el lugar.

Los sueños de ir por más los mantienen alertas. Fabio sabe hacer trabajos de albañilería, plomería, arreglos de alambrado, y hasta era también músico de la Iglesia. Cualquier changa les permitirá tener más que hoy y la posibilidad de ir avanzando. Con un municipio sin gestos de humanidad, pero con mucha gente que irá dándoles la mano para que puedan seguir caminando.

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