Por: Ismael A. Canaparo

Con el nombre de Ismael Héctor Varela, Héctor Negro nació en el barrio de Belgrano el 27 de marzo de 1934. Falleció también en Buenos Aires el 15 de setiembre de 2015, a los 81 años. Fue poeta, escritor, periodista y colaborador de Clarín durante años. Miembro de SADAIC, de la Academia Nacional del Tango, de la Academia Porteña del Lunfardo y co-director de la Revista Buenos Tango y lo Demás. En 1955, junto a un grupo de jóvenes militantes del Partido Comunista (entre ellos, varias figuras insoslayables de la poesía argentina como Juan Gelman, Hugo Ditaranto, Luis Navalesi, Humberto Costantini y Juana Bignozzi), Negro formó parte del grupo “El Pan Duro”, que tomó a la poesía como una actitud de rebelión para forjar una cultura nacional. Precisamente, sobre esto último decía José Gobello: “Fue uno de los más importantes poetas de su generación y de los pocos en cuyas obras el ingrediente ideológico no adulteró a la poesía”.

Más allá de haberle tocado transitar la mayoría de su vida compositiva en el período de retirada del tango, sus letras fueron interpretadas por reconocidos artistas como Mercedes Sosa, Rosana Falasca, Eladia Blázquez, Osvaldo Piro, Opus Cuatro, Carmen Guzmán, Los Arroyeños, Julio Lacarra, Susana Rinalkdi, José Larralde, Rubén Juárez, Walter Yonsky y la orquesta de Osvaldo Pugliese, con los vocalistas Jorge Maciel y Abel Córdoba, entre tantos otros.  Como curiosidad, en 2010 su letra “River y Boca” (un poema) fue adaptada e interpretada por Daniel Melingo y musicalizada por Pablo Lescano del grupo “Damas Gratis”, de la que surgió un video que fue difundido en las transmisiones futbolísticas. También fue merecedor del reconocimiento en vida por parte de sus colegas, como en la canción “Tango en Negro” que le dedicara el poeta Alejandro Szwarcman. Su obra también quedó registrada en los poemarios “Bandoneón de Papel” (1957), “Luz de todos” (1965) y “Para cantarle a mi gente” (1971).

Bruno Passarelli, nacido en Bahía Blanca y vecino de Roma desde 1973, maneja una interesante página llamada “Fútbol, fierros y tango”. A propósito de Héctor Negro, escribió en ella el 27 de febrero de 2018: “(…) Ismael Héctor Varela, sigue teniendo vigencia en esta Argentina del saqueo y la impostura. Su poesía llega, nos roza, se nos mete y se nos queda. Él es el bardo de don Luis, el oscuro oficinista de “Responso para un Hombre Gris”, que al irse lo único que dejó fue “un montón de lástima y de nada”. Soñaba con que todos los don Luises se unieran y no siguiesen aceptando las cosas como estaban y cómo han llegado hoy a estar. Pero en él había tanto apuro, tanta desesperación, tanto miedo a que un naufragio fagocitase sus esperanzas, que se murió de angustia el 15 de setiembre de 2015. O sea casi dos meses antes de la cita electoral que colocó en el poder a Mauricio Macri. Buen “Viejo Vizcacha” como era, Negro intuyó el despojo y el desquicio que se venían y, bajando por primera vez los brazos, no quiso verlo. Dijo chau y se las tomó”.

Y Passarelli siguió contando: “Dándose cuenta de la imposibilidad de acceder al papel impreso, eligieron los lugares más insólitos para expresar su protesta: bibliotecas populares, teatros independientes, patios de los últimos conventillos (sobre todo los de la Boca),, sindicatos, iglesias, clubes de barrio. En una entrevista que Alejandro Szwarman le hizo en 2007 le confesó: “En esos sitios leíamos nuestras poesías y le pedíamos su opinión a la gente, dos o tres respuestas nos bastaban”. Pero su destino eran las letras de tango. Con el tiempo, enriqueció su sensibilidad y afinó su expresión. De esa caldera hirviente que era su cerebro emergió un montón de tangos, algunos de ellos hasta hoy inéditos. Eligió como primer compañero de aventuras al guitarrista Osvaldo Avena. Y recibió un fuerte respaldo, como no podía ser de otra manera, de Osvaldo Pugliese, quien en 1967 le grabó “Bien de Abajo”, con la voz de Abel Córdoba”.

José Gobello, escritor, poeta y ensayista, fundador, miembro y presidente de la Academia Porteña del Lunfardo, también se refirió en su momento a Héctor Negro: “Su obra tanguística comprende gran número de títulos, entre ellos: “Esta ciudad” (música de Osvaldo Avena), que obtuvo, en 1967, el primer premio del concurso de música ciudadana abierto por la empresa Odol. “Un lobo más”, corresponde a la pieza escénica “Tres días con gerente”, de Julio César Silvain, presentada por el Teatro Impulso en 1966 (fue cantado allí por Benigno Matos, actor de ese elenco teatral). A la misma pieza pertenecen otros dos tangos de Negro y Avena: “Responso para un hombre gris” y “Un mundo nuevo”.

“Negro le da chanta, a veces, a mis argumentos sobre la incompatibilidad del tango y la poesía y sobre la simbiosis letra-música. Pienso que cuando se puede escribir la letra de la “Milonga para el domingo”, o ensayar el mesurado surrealismo de “Trasnochero”, o formular la profesión de fe de “Es cuestión de creer” o lanzar la plataforma electoral —la única que vale, la que le proponernos a nuestra propia vida— de “Quiero elegir mi vida”, hay derecho a emancipar esas cosas de la tutela del pentagrama y mandarlas a defenderse solas por allí, porque no volverán a pasar por la puerta que se abre con la yuga de sol sin su propia cosecha de laureles”. (Palabras de José Gobello al presentar “Para cantarle a mi gente”, en noviembre de 1971).

Otras letras destacables letras de su autoría son: “Viejo Tortoni”, fue estrenada por Osvaldo Arana en la bodega del Café Tortoni en diciembre de 1979. Tiene varios registros fonográficos, entre ellos el de Susana Rinaldi, el de Eladia Blázquez y el de Rubén Juárez; “Bien de abajo”, que es anterior, de 1967. Ese año lo estrenó y grabó la orquesta de Osvaldo Pugliese con su cantor Abel Córdoba; “Esta ciudad”, es del mismo año, cuando, cantado por Reynaldo Martín, obtuvo el Primer Premio de Música Ciudadana en el Festival Odol de la Canción. Ostenta varios registros fonográficos, entre ellos el de Osvaldo Pugliese con el cantor Jorge Maciel y el muy grato de Walter Yonsky. Finalmente, el difundidísimo “Tiempo de tranvías”, que data de 1979, y entre otras grabaciones se benefició con la de Rubén Juárez y la de Osvaldo Pugliese, nuevamente con Abel Córdoba”.

Homenaje de un cantor

El cantor Carlos Varela vive otro lindo momento de la mano de su último disco, "No te entregues nunca”, homenaje al poeta Héctor Negro, que editó el sello GLD y que tendrá su presentación oficial el mes próximo en la Academia Nacional de Tango. En setiembre lo mostrará también en el Festival y Mundial de Tango.

"Mi vínculo con Héctor Negro data de mis comienzos -justifica de entrada-. Yo arranco en el "82 de la mano de Arturo Penón, bandoneonista de Osvaldo Pugliese, y de Negro, en la bodega del Café Tortoni, en la revista "Buenos Aires, tango y lo demás". Ahí debuté. Por eso quise incluir en este disco, a modo de bonus track, dos demos de aquellos años, "Nadie se salva solo" (1984) y "Del Plata y americano" (1987), para mostrar que no es que me engancho ahora con esta obra. Hace 37 años y 23 discos que vengo haciendo tango".

“¿Por qué homenajear a Negro en este momento? Porque considero que es necesario. La situación que vive el país no es la mejor y Negro fue, justamente, un poeta social, tal vez el más profundo de su época. Por otra parte, representa para mí el corolario de una etapa que inicié con un documental que le dediqué. Tengo algunos berretines y me gusta, entre otras cosas, la edición cinematográfica. Por eso trabajé en un documental que llamé "Holmberg 950. Gorrión nomás", que era una leyenda que figuraba en el frente de la casa de Negro. Dan allí su testimonio Horacio Ferrer, Carmen Guzmán, Eugenio Mandrini, toda gente que tuvo relación con su obra”.