Por: Semanario

La biografía dice que Germán García nació en Junín el día de la navidad de 1944 y falleció un día después, el 26 de diciembre, pero de 2018. Casi con 16 años se instala en Capital Federal y se lleva consigo una impronta local que lo acompañará hasta el final, con un paso silencioso entre los nuestros, pero estentóreo en el universo del psicoanálisis y la obra literaria.

“Germán”, como lo nombran sus colegas, llega en buena hora a través de la contundencia de su talento y la desfachatez de su obra, para contrarrestar la fría despedida tras su muerte.

Se posa entonces en la comunidad local, justo en la Feria del Libro, casi complaciendo al propio Lacan a la hora de considerar que “el deseo siempre es deseo”.

Invitado por el Centro de Investigación y Docencia (CID) Junín del Instituto Oscar Masotta, estará el escritor y psicoanalista de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL), César Mazza, para presentar su libro “Palabras de Ocasión. Entrevistas a Germán García”, una obra en la que recrea al juninense para “aquellos que están llegando” y que no pierdan la oportunidad de saber lo que más puedan, de este “nadador contra la corriente”.

Será la primera vez que Mazza visitará Junín y en diálogo con SEMANARIO dijo estar “halagado y a la vez con gran expectativa para presentar este libro. Además –continuó- tengo un sentimiento de curiosidad intelectual por conocer ese espacio de Germán, por quien me interesé como escritor, como psicoanalista y como intelectual y que ahora me permitirá compartir con quienes lo homenajearán”.

Escritor y psicoanalista conjuga el elixir lacaniano, donde la palabra adquiere valor fundamental y más aún desde la infancia. Tal como destaca Mazza donde “hacerse un nombre es separarse de la lengua familiar”.

Y añade que “es por eso que Germán volverá en su narrativa a retomar ese ‘mundo de Junín’ que perdió, que oficiará como resto diurno al modo de la formación de un sueño, solo que aquí ese resto, la lengua de su infancia, servirá como material transformado de su escritura y no como un reflejo de una realidad existente”.

Para quien ofició de interlocutor de la palabra de Germán en el trabajo de recopilación y edición de las entrevistas, “había una marca juninense en Germán, que trascendía en el recuerdo de las anécdotas. Podría decir, recordando un libro de la biblioteca de Germán, que siempre con una ‘mirada distante’, con una distancia mediada por su lectura y su exquisita mirada cinematográfica, por ejemplo: removiendo archivos se detenía a comentar fotos de su padre en una zona rural juninense y le gustaba interesarse por lo que ‘decían’ esos rostros que hallaba en las fotos”.

Germán solía contar también algunas cosas referidas al taller metalúrgico adonde alguna vez trabajó y en ese caso “le gustaba hablar de cómo vestía la gente, con reminiscencias del neorrealismo italiano”, destaca Mazza.

NANINA, EL PRINCIPIO

A los 24 años, Germán escribió “Nanina” y su primera obra fue un éxito escandaloso. Era 1968 y las huestes del General Onganía le tapaban los ojos a la sociedad pacata para que no miraran la impudicia de entonces. Su lenguaje "inapropiado", así como la narrativa directa para describir momentos de masturbación, sexo y juegos eróticos del protagonista, hicieron que el propio Rodolfo Walsh definiera a la novela como una pieza "heroica que no perdona a los adultos". La historia de este adolescente que viajaba de Junín a Buenos Aires para descubrir cosas de la vida terminó agotando cuatro ediciones y fue prohibida, abriéndose un proceso contra el novel autor por sus ofensas a la moral.

Pero ¿qué hay de Germán más allá de Nanina en su faz literaria?

En este punto, Mazza coincide con otro “García”, pero en este caso “se trata de Charly, el músico, quien una vez dijo que todo lo que escribió y compuso ya se le había ocurrido a los 15 años´ y ahí hay una certeza de lo que es Nanina”.

O incluso apoya los dichos de otro nacido en Junín, pero oriundo de Arribeños, Juan José Mendoza, licenciado en Letras y periodista, para quien, después de “Nanina viene una y otra repetición de Germán (a quien conoció a sus 18 años y lo marcó para siempre) hasta llegar a Miserere” (2016 Editorial Mansalva).

Reconocida influencia de Henry Miller, según Germán, quien habría descubierto en su adolescencia al escritor estadounidense de tono crudo y erótico.

Pero, además de la fuerza de Miller, Mazza lo trae al encuentro a “Witold Gombrowicz, un escritor relevante de la vanguardia polaca en cuyo viaje por la literatura está repleto de divertidas aventuras y particularmente destaca la risa y la escritura”.

Risa, sarcasmo. Un estilo que se rebela del sentido de la mirada de las cosas y esa, es la vida.

¿Por qué no es profeta en su tierra?

“Porque escribir es mudarse, conlleva un exilio, separarse de la patria, de la familia y de la definida sociedad, cómo le gustaba considerar a Germán”, remarca Mazza. “Se trata de personas que rompen con el discurso, tal como escribí en la introducción de ‘Palabras de ocasión’, consideremos que hay una ley tácita que rige cierta marcha del mundo, que podría explicitarse así: ‘solo aquellos que provienen de un discurso acondicionado por el sistema o sociedad podrán adquirir un estatus o incluso un reconocimiento, aunque sea el de la moneda corriente que regula los intercambios establecidos’. No es el caso de Germán García, este jugador entró al juego de la vida, su vida literaria y analítica modificándola. A partir de su muerte se vislumbran algunos gestos en cuanto al lector por venir, un lector que se tiene que inventar en virtud de esta obra en constante ebullición, una obra como dice otro Miller (Jacques-Alain) que ‘la tenemos adelante’. Ahora, algunos pueden empezar a leer a Germán y precisamente es importante para ello la invitación del CID. Para volver a poner en escena su obra, su palabra escrita que es su legado”.

Para el escritor y colega que lo guarda en “Palabras de Ocasión”, se trata simple o no de “barajar y dar de nuevo. Por eso yo dedico mi libro a quienes ‘están llegando’ para conocer el trazo que sobrevive al autor y que, sin dudas, ese lector podrá incorporar a su propia vida”, finaliza Mazza.

Un tal Germán

En psicoanálisis se formó con Oscar Masotta y continuó estudiando con Jacques-Alain Miller y analizándose con Eric Laurent. Presidente de la Escuela de la Orientación Lacaniana y miembro del Consejo de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Fue presidente y director de enseñanza de la Fundación Descartes y de la revista Descartes. Entre sus novelas se destacan: Nanina (1968); Cancha rayada (1970); Parte de la fuga (1983); La fortuna (2004) y Miserere (2016). Entre sus libros de ensayos: Gombrowicz, el estilo y la heráldica (1992); Macedonio Fernández. La escritura en objeto (1975); La entrada del psicoanálisis en la Argentina (1978); y Oscar Masotta y el psicoanálisis en castellano (2018). Publicó innumerables artículos de crítica y formó parte de la redacción de las revistas Los libros, Literal, Diwan, Sinthoma, Otium Diagonal. Mentor de otras, como Escrita (1980-1986) y Exordio. En 2003 recibió la Beca Guggenheim, otorgada por la Guggenheim Foundation (Nueva York). En 2014 recibió el título de Dr. Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba.

César Mazza

Miembro de la EOL-AMP, director de la Revista Exordio y de la página web sinthomaycultura. Publicó artículos en revistas especializadas y de crítica cultural, es autor de los libros Disciplina del comentario (ediciones de autor, Córdoba 1998) y La lectura y sus dobles (Ediciones El Espejo, Córdoba 2005), compilador de la edición facsimilar de la revista escrita (EDUVIM, 2013) y del libro Palabras de ocasión. Entrevistas a Germán García (Ed. Los Ríos 2018).

Para agendar

El viernes 6 de septiembre, a las 14, en el café “De vez en cuando la vida” (España 299), charla sobre "Investigar y escribir en psicoanálisis", a cargo del psicoanalista miembro de la EOL-AMP, César Mazza.

A las 18, en el MUMA (Roque Sáenz Peña 141), presentación del libro “Palabras de ocasión. Entrevistas a Germán García”, de César Mazza. (Ed. Los Ríos -2018)