La desesperación por desmentir y ocultar “malas” noticias es a veces tan evidente, que deja al descubierto las torpes maniobras que se pergeñan para que la realidad no manche a las autoridades municipales.

Este fue el caso que tuvo lugar tras el cierre de la esquina céntrica de Cognigni, ubicada en Roque Sáenz Peña y Pellegrini, que amaneció esta semana con papeles en los vidrios en clara señal de cierre.

Tras el fracaso de los trolls por las redes sociales tratando de revertir esta innegable realidad, lo mandaron al nuevo vocero municipal –casualmente también presidente de Comercio e Industria- a desmentir que Cognigni haya bajado la persiana.

Por supuesto a través de radios amigas, Raúl Parejas se apuró a explicar que “apenas” se trataba de la venta de fondo de comercio, a partir de problemas de “índole personal y no comerciales”.

Sin embargo, tras cartón luego de la categórica desmentida, tuvo que admitir que la marca Cognigni “va a desaparecer del centro” y que ese espacio físico que ocupaba lo iba a tomar otro emprendimiento en un “rubro similar”.

¡Vaya! Lo que sucede habitualmente cuando un negocio cierra y el dueño del local se lo alquila a otro comerciante.

Para rematar el intríngulis, Parejas dijo que en unos días ya se podría saber bien “a qué rubro se van a dedicar” los nuevos ocupantes del local de Roque Sáenz Peña y Pellegrini.

Pues bien: toda esta cháchara para evitar decir que Cognigni efectivamente cerró. Tal como la propia familia lo comunicó: que tras tres años de actividad, habían decidido “continuar solamente” con el negocio ubicado en calle Coronel Suárez. Y sí. Más allá de los detalles comerciales, cerró el lugar tan atractivo en pleno centro para tomar helados o compartir un café.

A esto se sumó la noticia que el próximo 15 de octubre dejará de abrir sus puertas el tradicional cotillón de Nancy Pomar, ubicado en Gandini 35. Dos casos emblemáticos.