Por: Semanario

Pareciera que es la misma naturaleza la que nos alerta de las tropelías que cometemos contra ella, y termina dándonos el sopapo a la soberbia.

Bastaron entre 120 y 150 milímetros de precipitación en el distrito para que toda la estrategia de falacias quedara al desnudo.

Por más que el intendente candidato Pablo Petrecca se ponga las botas como lo hacía María Eugenia Vidal cuando era candidata a gobernadora en 2015, no se puede borrar con una foto la falta de trabajo y previsión para hacer las cosas por parte de esta administración local, pero también la provincial y nacional.

No hace más de unas horas atrás, cuando el jefe comunal, que va por la reelección, se pavoneaba en el “debate” con el resto de las fuerzas políticas, hacía alarde de una gestión que trabajó al “cien por ciento” para dar soluciones a los vecinos y hoy, la postal es la misma que antes de 2015 y en algunos casos, aún peor.

A pesar de tener los recursos a mano y agradecer permanentemente a “A (Mauricio) Macri y  a Vidal”, el agua se llevó las palabras y las promesas y mostró al distrito tal como es: conjunto de parches en distintos lados, pero sin una estrategia de trabajo en común, un plan integral con gente capacitada.

Una lluvia de primavera, que venía aguantándose en modo sequía, alcanzó para sacar el maquillaje en los barrios donde se acomodaron calles con algunas camionadas de tierra, caminos rurales donde se los emprolijó pero no se los niveló, zanjones que se derrumbaron y falta de mantenimiento para el escurrimiento del agua.

Inconvenientes en los barrios de las afueras y en los pueblos de Junín.

Incluso, el trabajo que se hizo a los apurones para que Macri, Vidal y Petrecca cortaran la cinta inaugural en un tramo de la ruta 7, dejó sin acceso a los vecinos de La Agraria, casi justo enfrente de donde se llevó a cabo el festejo trunco.

Obras de infraestructura en el hospital interzonal, colegios y dependencias municipales llenas de agua, terminaron de cerrar un escenario preocupante, como si todo se tratara de papel pintado que ante el primer aguacero termina por el piso.