martes 23 de abril de 2024

LOCALES | 28 nov 2019

MEDIO AMBIENTE EN PELIGRO

Informe Basura

Mientras desde la municipalidad de Junín continúan con el “autobombo” respecto al manejo de los residuos urbanos, la realidad pasa por otro lado e indica la preocupante situación ambiental que padece el distrito y la forma indiscriminada en el tratamiento de los desechos domiciliarios. Nuevos paradigmas para generar trabajo y evitar problemas ambientales.


Por: Semanario

En su página web, la municipalidad anuncia que “los residuos domiciliarios de todos los ciudadanos del partido de Junín ingresan al Relleno Sanitarios para su correcta disposición final. Aproximadamente se calculan en un total de 100 toneladas diarias, lo que conlleva una responsabilidad tanto en su recolección como en su tratamiento final”.

Agregan luego que “tener un Relleno Sanitario en condiciones apropiadas es cuidar la salud y calidad de vida de todos los habitantes de nuestra ciudad”, lo cual se contradice con las especificaciones científicas respecto a este tipo de “basural alfombrado”.

Si bien no hay datos oficiales acerca de la producción de residuos, la Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climática (RAMCC) estima que cada juninenses produce algo más de un kilo y medio de basura cada 24 horas, por lo que nuestra producción de desechos está en el orden de los 160 mil kilos diarios.

Según esta misma red, numerosas comunas de todo el país implementan programas, investigaciones y capacitaciones para llevar adelante políticas que mitiguen la problemática ambiental, mientras que en Junín la situación se torna sombría y el informe provincial sobre medio ambiente en nuestro distrito realizado por la provincia de Buenos Aires dio números preocupantes que por alguna cuestión de similitud partidaria no se hicieron públicos.

No sólo se trata del tratamiento de residuos, sino además de calidad del agua, contaminación de lagunas, disposición de líquidos cloacales y otros descontroles municipales, que ahora movilizan a las autoridades locales que ante un nuevo escenario político podrían ser conminadas a cumplir con los requerimientos básicos en favor de la salud poblacional.

HABLEMOS DE BASURA

Más allá del relleno sanitario promocionado por el municipio, lo cual sólo aporta una solución parcial, se debe considerar la falta de control de mini basurales, el cual es inexistente en los barrios. Un relevamiento por sectores suburbanos permitió detectar 16 basurales en distintas zonas de Junín, los cuales ya han sido “naturalizados” por los vecinos de esas zonas con la anuencia del municipio que en algunos casos se “ahorra” la recolección.

Mientras tanto, los ciudadanos de segunda -que no faltan en este distrito- padecen la problemática que nadie les soluciona.

La composición de los desechos generados por el hombre impide su asimilación, a diferencia de los de las demás especies, que son reciclados por la naturaleza.

Hoy existe una cantidad innumerable de residuos químicos que no son clasificados en la disposición y que permiten la contaminación de cielo, agua y tierra, literalmente.

Mientras que en la media del país la producción de basura está en el orden de un kilo por persona, en Junín excedemos más de 50% el promedio.

Según la reglamentación, la recolección de residuos es de responsabilidad municipal, por lo que cada distrito decide cómo abordar la cuestión, en base a sus capacidades y recursos económicos.

La basura doméstica, también denominada “residuo sólido urbano” o por su sigla RSU, es la más problemática y se estima que la tercera parte está formada por papel y derivados, mientras que el resto se compone por plásticos (cada vez en mayor proporción), vidrio, metales y pilas.

En base a estos datos, es dable entender que el relleno sanitario no es más que un enmascaramiento del basural a cielo abierto y resulta imprescindible iniciar el reciclado, una promesa más de la actual gestión que pareciera aún no encontrar la propuesta de negocio adecuada a sus intereses.

La ciudad de Buenos Aires ya recicla el 50 por ciento de su basura promoviendo con ello un mejor estándar ambiental y lo que es más importante aún: la generación de oportunidades laborales para sectores  desempleados y postergados.

Y mientras otros municipios adhieren a programas, capacitan a su personal, indagan sobre soluciones y promueven campañas, por estos lares sólo se escuchan promesas de planes que, además de incumplirse, atrasan más de una década.

A eso se le debe sumar la falta de diálogo con las instituciones a partir del individualismo de una gestión a la que no le gustan las propuestas locales, prefiriendo los negocios foráneos como ha demostrado en las veces que le tocó tomar decisiones.

Estaría faltando además una logística de recolección aceitada a nivel nacional y una política pública que determine, por ejemplo, que todas las concesiones deben obligatoriamente ofrecer una recolección diferenciada y especificar dicha condición en los pliegos de licitación.

Los especialistas aducen que no existe tampoco una ley nacional que impulse la práctica de separar en origen: basura (no reciclables, residuos sanitarios, pañales y pilas), reciclables (papel, cartón, vidrio, latas y envases plásticos) y orgánicos (restos de comida, hojas y ramas).

La recomposición del daño producido por los basurales y la mejora de la logística, donde no existen sistemas formales de recuperación como en Junín, son las urgencias que hay que atender inmediatamente, según se advierte desde los organismos oficiales.

Para cualquier municipio, la basura significa un gasto alto y la inversión no se recupera, además de estar plagada de sospechas que no hacen más que complicar la situación. Sin contar, además, la falta de compromiso político de funcionarios y ciudadanos.

De hecho, un sondeo realizado en 2016 por el Centro de Estudios Nuevo Milenio en la CABA, concluye que solo el 23 por ciento de los encuestados separa la basura domiciliaria. Las razones que argumenta la gente sobre por qué no lo hace demuestran su poco compromiso: el 63 por ciento dice que “no tiene la costumbre” y el 27 por ciento con esa que no separa por “falta de ganas o tiempo”. En tanto, un 10 por ciento admite que no lo hace por desconocimiento.

Es indudable que si la escuela no comienza ya con una asignatura ligada al ambiente y las buenas costumbres, en ese sentido, seguirán pasando generaciones en su mayoría desconsideradas.

ECONOMÍA CIRCULAR

Desde la Asociación Sindical de Empleados, Obreros, Técnicos y Profesionales de Ecología y Saneamiento Ambiental de la Argentina (ASEOTPESARA), plantean a nivel nacional un proyecto que involucra a la “economía circular” un modelo que pretende imitar a la naturaleza y cerrar el ciclo de la materia, para evitar la generación de residuos y el agotamiento de recursos.

La iniciativa implica inversión privada y no pone la mira sobre la recolección sino en el reciclado.

Se inicia con la inversión privada en el sistema de recuperación  y según explicaron a SEMANARIO “en esto se busca un predio privado o estatal concedido por concurso público o licitación para tal fin, articulando con el estado municipal, provincial o nacional, para la creación de un polo ambiental productivo, que tendrá como inicio una planta de tratamiento para la recuperación de materia prima, finalizando con las líneas de producción de cada materia extraída”, aclarando que “el financiamiento es totalmente privado”.

Tanto los basurales a cielo abierto, como el relleno sanitario al cual el municipio local le otorga un viso de solución, generan pasivos ambientales muy nocivos, algunos en forma directa y otros en forma progresiva por su estacionamiento, que de acuerdo a su zona producen degradaciones y contaminaciones de alto impacto.

La razón, dictaría al entender esto, que el poder político debería inmediatamente declarar la emergencia sanitaria y ambiental, pero es de comprender que dada la actual situación general de la Argentina, esto hoy no es viable, por eso la alternativa es plantear una agenda a llevar a cabo en etapas, en base a resultados progresivos pero firmes.

Por ese motivo desde la asociación de saneamiento ambiental proponen erradicar el concepto de “basura” por el de “residuo de valor económico (RVE)”, ya que consideran que se trata de materia prima para la industria.

Los especialistas consideran que “el sistema de recolección es el adecuado, para ese proceso, y eficiente en el sector urbano, ya que la compactación hace rendir los viajes, con menor cantidad de camiones en la vía pública, pero sólo debemos adecuar a ese servicio una diferenciación que hace más rendidor el recupero en origen de los residuos con valor económico”.

Si se considera al residuo sin valor económico genera un gasto a los gobiernos locales por una contraprestación al sector urbano (recolección); ahora bien, si lo tomamos como una materia prima, dicen: “estamos cambiando el eje del problema, ya que discutiríamos que hacemos con esa materia prima producida por el sistema local, le ponemos valor agregado y la seguimos haciendo circular o la vendemos como tal, ahí estaríamos hablando de economía circular”

La propuesta –que fue elevada a los asesores del Presidente electo Alberto Fernández- señala además que “si bien el servicio de recolección claramente es indispensable, no lo es de la manera que se hace hoy, sino que debiera haber una pre-recolección por personal capacitado para hacer una recuperación diferenciada en origen de los residuos y convertirlos en RVE”.

De este modo, el sector de la gestión de servicio de los residuos representa en Argentina miles de puestos de trabajo y “si a esto le sumamos un tratamiento de los mismos, multiplicaremos ampliamente esa fuente laboral”.

Esta iniciativa, llevada al sector privado, pretende crear un marco político destinado a apoyar el cambio a una economía eficiente en el uso de los recursos y de baja emisión de carbono, identificando y creando nuevas oportunidades de crecimiento económico.

Desde la asociación plantean finalmente que “la iniciativa, llevada a cabo aportando nuestros trabajadores el capital de trabajo, la mano de obra por un lado, y el sector privado aportando sus capitales por otro, ofrece un marco de medidas reales y coherentes a corto plazo, y otras a mediano y largo plazo, entre las cuales ya están identificadas estrategias destinadas a convertir a la Argentina en una «economía circular» basada en una sociedad del reciclado a fin de reducir la producción de residuos sin valor y utilizarlos como recursos residuales con valor (RVE)”.

 

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