En uno de sus nuevos panfletos publicitarios, el gobierno municipal indicó que se destinaron 89 millones de pesos en microcréditos durante cinco años destinados a 795 personas.
Agregaron que “el 95% se usó para la compra de materiales, maquinarias e insumos en comercios locales”.
Calculadora en mano, se trataría de una “ayuda” anual de 17,8 millones al año, mucho menos de lo que gasta la comuna en plantines para los canteros de flores en la ciudad y que podría dárselos a producir a estos microemprendedores.
Lo otro es que se trata de 112.355,63 pesos por persona, lo cual “a ojo” podrían alcanzar en materiales para unos 100 ladrillos comunes. O en su defecto utilizarse para un set de tijeras para peluquería o cinco pollas ponedoras para un emprendimiento de gallinas felices.
Aún si la ayuda alcanzara para iniciar algún negocio, a la hora de pagar tasas abusivas y sin contraprestación, seguramente el municipio se cobraría semejante generosidad para con los supuestamente “beneficiados”.
Al fin y al cabo otro cuento edulcorado de un intendente en retirada, que nunca nos deja sin entretenimiento.