

Por: JOSE DI PRINZIO
Una fantasía no es más que una representación imaginaria de los deseos conscientes o inconscientes de un individuo. El término (que proviene del alemán “phantasie”), abordado por Sigmund Freud para designar a la imaginación, da cuenta de las imágenes, ideas o sentimientos que la mente produce generando emociones y excitaciones de índole sexual. Claro que las fantasías no son únicamente sexuales sino que pueden estar relacionadas, además, con diferentes aspectos del deseo y el placer. Y es justamente a través de ellas que la imaginación se dispara creando situaciones más o menos reales que no muchos se atreverían a materializar de no ser por ese componente de irrealidad y ficción que la vuelve atractiva.
Ni siquiera el arraigo de los tabúes que trabajan sobre la conducta social, y sus valores predominantemente morales y religiosos, han podido frenar el avance de las libertades individuales en términos de sexualidad, donde la idea de perversión ha quedado relegada a otras cuestiones.
La posibilidad de experimentar un "ménage a trois", como la utilización de disfraces y juguetes eróticos o el intercambio de parejas, ha dejado de ser una “chanchada” a los ojos de muchos tal como lo expresan los propios especialistas en la materia.
Si bien la concreción de una fantasía es normalmente asociada y de manera inmediata con la infidelidad, la exploración de lo no rutinario suele llevarse a cabo en su gran mayoría dentro del ámbito de la pareja, ya sea formal u ocasional.
Con el objetivo de sacar de la clandestinidad el oscuro mundo de los deseos y abrir la puerta de la sexualidad imaginada, Semanario dialogó de manera exclusiva con Sebastián Núñez, propietario de Sexy Sex Shop, local ubicado en el paseo Sáenz Peña de nuestra ciudad que maneja junto a su mujer (Pamela Colman) desde hace cuatro años. Un paseo por el jardín secreto del deseo humano.
SEX SHOP
Dicen los conocedores del asunto en cuestión que cumplir una fantasía suele fortalecer como pocas cosas a la pareja que la concreta porque se logra compartir un área secreta no abordada con anterioridad. De esta manera, se derriban barreras, se vencen tabúes y se superan miedos y prejuicios preestablecidos. Sin fantasías, el sexo pareciera quedar relegado al plano puramente genital desterrando a la imaginación y su motor incansable a las más oscuras sombras.
“Nací en Misiones pero terminé viviendo en Florencio Varela por un tema familiar. Las opciones que tenía eran quedarme y aguantar lo que pudiera pasar o vender todo y buscar un nuevo horizonte. Y ese horizonte siempre fue Buenos Aires. Terminé la secundaria y empecé la facultad pero se me hizo difícil trabajar y estudiar medicina así que dejé la carrera. Allá conocí a Pamela, mi pareja con quien estoy desde los quince años. Luego de un tiempo me salió la posibilidad de concursar para entrar a la cárcel de Junín y cuando se me dio el trabajo nos vinimos para acá. Con el sex shop arrancamos hace cuatro años y de casualidad. Estábamos una noche charlando con amigos y uno de ellos contó que, en 9 de Julio, lo habían levantado en la calle para llevarlo a un allanamiento policial. Casualmente es esa casa allanada se encontraron con una cantidad importante de consoladores, geles y otros juguetes. Nos miramos y dijimos ‘no es mala idea’. Al poco tiempo arrancamos con ‘tapersex’ (reuniones) de asesoramientos sobre los productos y seis meses después encaramos lo del local. Encontrar un lugar para alquilar fue una tarea difícil más que nada por un tema de tabúes sociales aunque finalmente terminamos dando con el que hoy tenemos en el paseo Sáenz Peña. No dábamos pie con la inmobiliaria pero terminamos convenciéndolos. Pensábamos que era una cuestión municipal así que fuimos a averiguar y nos encontramos que la habilitación figuraba como sex shop. En Junín, además del nuestro están los chicos del video Charles que son de alguna manera nuestra competencia porque saben del tema y están en el ambiente, de hecho han ido a congresos que se dan en Capital Federal. Después hay más gente pero no tienen idea lo que están vendiendo”.
CUESTIÓN DE CAMA
Juguetes, lencería, estimuladores, accesorios, preservativos, aceites, cremas y lubricantes de todos los gustos y colores son algunos de los productos que se pueden encontrar al momento de poner un pie en Sexy Sex Shop. Habilitar la diversión y darle rienda suelta al placer de todos los sentidos es la idea esencial de cualquier negocio del rubro donde expertos en el tema aguardan al cliente con el objetivo de mejorar su vida sexual. El sex shop es, cuanto menos, una buena excusa para comenzar a ayudar (o al menos intentarlo) a parejas que han ido perdiendo, por variados motivos, la pasión y el deseo sexual.
“Acá vas a encontrar un asesoramiento real de acuerdo a tus necesidades. Mi mujer es psicóloga social y se especializó en terapia sexual estratégica. Eso es algo que ayuda mucho al momento de aconsejar al cliente. Además, tiene muchos cursos hechos que de alguna manera te van involucrando en el ambiente. Si vos venís a mi local no te vas a llevar cualquier cosa sino lo que realmente vaya con tu búsqueda. No es para nada recomendable ir a un sex shop en pareja. Los que lo hacen casi siempre terminan yéndose medios peleados y sin comprar nada. Capaz que a los días vuelven pero cada uno por su cuenta. Quizás se deba a que vienen con fantasías diferentes y eso los complica al momento de decidir. Lamentablemente vemos que no hay mucha comunicación en las parejas. Siempre lo mejor es venir solo, llevarse lo que uno quiere y sorprender al otro. De todos modos, el cliente es de pedir consejos sobre todo en lo que hace a relaciones no convencionales. Hay muchas parejas medianamente grandes que siempre vivieron como un tabú ese tema como también tenemos parejas que vienen rotas y se acercan en busca de ayuda. Por lo general todo termina siendo una cuestión de cama. O no saben cómo desenvolverse o ya están aburridos de hacer siempre lo mismo. Cuando todo se vuelve una costumbre es cuando empiezan los problemas. Cama tiene todo el mundo pero cuanto mejor te desenvuelvas sexualmente mejor va a ser tu vida en cuanto a satisfacciones. No todo pasa por el sexo, es verdad, pero se arranca el día de otra manera. Te cambia el humor, te cambia todo. En una hora de sexo que tengas se te van de la cabeza las preocupaciones, los problemas y todo lo que te molesta. Es como poner una cinta nueva y salir otra vez. Hay gente que no lo tiene y le cuesta volver a tener buena cama”.
PREFERENCIAS Y TABÚES
A pesar de las inhibiciones de muchos de los habitués del lugar, están quienes, después de haber explorado los artículos a través de las redes sociales, hacen sus pedidos de manera virtual empujados por la vergüenza o el temor a ser advertidos por algún conocido. Otros, inmersos en una crisis, se vuelcan de lleno a la terapia de pareja donde las problemáticas más comunes suelen estar ligadas a la falta de comunicación y su consecuente pérdida de la intimidad.
“Al momento de comprar, el hombre suele pensar primero en él y la mujer piensa también en él (risas). La mujer viene a comprarse el disfraz para que lo termine disfrutando el hombre porque en definitiva no lo hace para ella. Al menos en un primer momento se da así porque la mujer suele pensar que si no lo hace puede llegar a perder a su pareja o se puede ir con otra. Una vez que van entrando en el tema, la cosa se relaja. De todos modos, la mayoría de los hombres son bastante egoístas en ese sentido. Las parejas grandes son las mejores porque ya vienen buscando algo puntual y te preguntan por eso, a diferencia de los más nuevitos que vienen, cuchichean entre ellos, pero son más cerrados. La gente que llega a entrar a un lugar como este es, de movida, más desinhibida. Son personas que están en busca de algo real, de una fantasía que ya está establecida. El hecho de cruzar la puerta y no contactarte por Facebook, marca una diferencia con el resto. Nos pasa con personas que nos escriben a las dos de la mañana pidiéndonos juguetes o productos que son, mayormente, los que no se animan a venir al local por miedo o por vergüenza. Está muy presente esto de ‘que no me vea mi vecino’. Se olvidan que todo el mundo tiene una cama, todo el mundo tiene relaciones. En Junín está muy instalado eso en la cabeza de la gente, la cuestión religiosa está muy presente. Se trata de romper con eso. Una vez me cayó una señora a predicar a la puerta del local. Empezó a decirme ‘vos sos el hijo del demonio y traés la maldición y la perversión a esta tierra’ con una virgen en la mano. Me acuerdo que le dije ‘señora este hijo del demonio la va a echar a patadas en el culo, por favor retiresé’ (risas)… eso fue mortal. Nos ha pasado eso como también que parejas que conocemos y sabemos que son swingers o que practican gangbang nos encaren en nuestro local. Es muchísima la gente que está en ese ambiente en Junín. Hace poco vino una mujer a pedirme pilas pensando que había entrado al local de Carrillo (risas). Lo bueno es que viene gente de todas las edades. Están los más jóvenes que no hablan del tema con sus padres o no saben cómo hacerlo y terminan consultándonos. Es básico, ¿cuál es la primera regla?, saber usar un preservativo para evitar el contagio de cualquier clase de enfermedad de transmisión sexual. La fantasía más común hoy, tanto en hombres como en mujeres, son los tríos. La mayoría de los hombres que vienen mueren por tener dos chicas en la cama y lo mismo las mujeres. Tenés a la mujer que no tiene inhibiciones y se acuesta con otra flaca o el flaco que es Gardel porque se acuesta con dos chicas. Los juegos sexuales llevan la delantera, la ropa y los disfraces están más asociadas a personas de más edad. Hoy es más lencería y juegos o tríos. La apertura sexual para mí tiene que ver más con una cuestión de avance tecnológico y comunicacional. Quizás antes para poder acceder a estas cuestiones no te quedaba más opción que ir a un cyber a escondidas o comprar la revista Playboy. Ahora a través de un celular, una pc o una Tablet se accede a todo tipo de pornografía y eso hace que las fantasías vuelen mucho más. Hoy por hoy está todo mucho más libre en ese sentido”.