

La empresa encargada de convertir la ruta 7 en una autopista, lleva a cabo las tareas de modo lento, luego de los apuros eleccionarios que hicieron que Mauricio Macri y María Eugenia Vidal acompañados del intendente Pablo Petrecca, inauguraran 10 kilómetros (del 255 al 245) y un derivador faraónico para ir hacia el paraje La Agraria y un camino de tierra a Morse.
Si bien falta la iluminación del derivador y corregir la confusa cartelería vial, además de la consolidación de las colectoras en todo el tramo (que según la obra eran asfaltadas), es muy poco lo que se avanza.
Sólo están abocados al movimiento de tierra en un sector cercano al puente del Salado que estaba paralizado por el conflicto con un frentista.
Y ahora están construyendo un puente peatonal que uniría a los habitantes del paraje La Agraria con la estación de servicio ubicada del otro lado de la carretera y viceversa.
Del mismo modo, la actividad de dicho comercio (y otros del paraje) se ha visto afectada por la imposibilidad de los automovilistas y camioneros de acceder a la misma de modo directo desde uno de sus lados, lo cual ha sido solicitado que sea corregido por parte de la empresa YPF.
También se ha reclamado de la cooperativa eléctrica y los vecinos de la localidad, la obra de un mejorado, en el nuevo ingreso a la salida del puente, ya que fue hecho de modo precario sobre una traza que no era la planificada.
Según trascendió, en enero o febrero, se haría la demolición parcial, aunque prevista, del Club Comandante Escribano, que deberá tener un resarcimiento al respecto que de no corregirse en virtud de las devaluaciones pasadas también podría resultar lapidario para este icónico lugar del pequeño pueblo.
Lo cierto es que en el apuro por mostrar resultados en la campaña electoral, el gobierno anterior dejó más problemas que beneficios en el lugar, lo que cual se espera sea tenido en cuenta cuando la obra se reanude en el ritmo correspondiente.