

De los 60 pesos que abonaron hasta el lunes, desde ayer la entrada por automóvil a la Laguna de Gómez tiene un valor de 100 pesos. Con el cambio de almanaque, el municipio decidió variar las tarifas vigentes, a pesar que aún no está sancionada la Ordenanza Fiscal e Impositiva 2020, que recién el último día laboral del año ingresó al Concejo Deliberante para su tratamiento.
A pesar de esto, ayer hubo mucha concurrencia al espacio natural turístico de Junín. Las familias pasaron la tarde compartiendo mates y muchos jóvenes se animaron a deportes acuáticos. No más que eso, porque como es habitual, desde hace muchos años, no hay propuestas extras para que el juninense o el habitante de cualquier pueblo vecino elijan la Laguna de Gómez para pasar un fin de semana largo o sus vacaciones.
Ya quedó ampliamente demostrado que al director de Turismo Luis Bortolato (ratificado en su cargo en el nuevo gabinete) le falta capacidad, imaginación, capacidad de consenso, diálogo con los empleados del área, astucia para generar atractivos y todo esto se completa con una absoluta ausencia de negociaciones con empresarios e inversores que puedan aportar, mediante un negocio privado, lo que el Estado municipal es incapaz de brindar.
La escasez de baños y la ausencia notoria del principal convocante: el pejerrey, son factores recurridos en la gestión Petrecca y en esta temporada no son la excepción.
Ahora, ante el inicio del verano, también el panorama se complementa con columnas de luces oxidadas, pastos en el agua, piedras, juegos infantiles sin pintura… parece que la Laguna de Gómez deberá valerse una vez más de sus encantos naturales para atraer gente.