martes 24 de junio de 2025

LOCALES | 3 mar. 2020

SALUD PUBLICA

A no dormirse: el ‘Aedes aegypti’ avanza

Se requiere volver a una campaña efectiva contra el dengue luego que se detectaran alarmas que permiten suponer la aparición de casos como en 2016. Un llamado de atención al municipio para poner el tema nuevamente en la agenda cotidiana y para entender que el envenenamiento por fumigación no es solución para el problema, sino todo lo contrario.


Por: Semanario

En anteriores ediciones de SEMANARIO, primero fue el director de la Región Sanitaria III, Jorge Herce y luego el médico especialista en infectología, Mario Cuitiño, quienes apuntaron al dengue como un tema para comenzar a ocuparse, mientras las miradas están centradas en China y el coronavirus y los medios de comunicación parecen extasiarse con la “paja ajena”.

El “Aedes aegypti” es el nombre y apellido (género y especie) del mosquito transmisor del dengue, Chikungunya y Zica, tres virus que causan sendas enfermedades un tanto similares y potencialmente peligrosas.

Si el mosquito sano pica a una persona con el virus, lo lleva consigo y cuando vuelva a picar a un portador sano lo contagiará.

Así de fácil y así de complejo es el traspaso de la enfermedad y por lo tanto las autoridades sanitarias deben estar atentas.

El Aedes recorre trechos cortos por lo cual si pica a un enfermo no recorrerá más de 50 metros a la redonda.

En la ciudad de Buenos Aires, no hay alarma, pero ya hay alertas variadas.

“Hoy la Ciudad entera está pintada de Aedes aegypti, ves el mapa y hay sensores positivos prácticamente en todos los barrios. Tranquilamente un infectado puede llegar hoy a una manzana donde está el mosquito y generar un brote. Por lo tanto, si bien no podemos decir que vaya a haber una epidemia de dengue, está todo dado para que tengamos un cuadro parecido al de 2016”, sostiene Nicolás Schweigmann, director del Grupo de Estudios de Mosquitos (GEM) que funciona en el Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, y traza un panorama desalentador: “Es tarde para la prevención, claro. Estamos a mitad de febrero, en el pico del proceso. Ya hay mosquitos y ya están infectados. Si yo descacharro ahora, si le saco el cacharro que acumula agua estancada -el objeto donde pone sus huevos-, se van a buscar otro, es decir, estaría favoreciendo la dispersión”.

Hasta el 8 de febrero pasado (semana 6), en la Ciudad de Buenos Aires se detectaron 70 casos de dengue (62 con antecedentes de viaje, la mayoría a Paraguay).

En Paraguay, efectivamente, hay una epidemia que pone en jaque a toda Latinoamérica, si a eso le sumamos la falta de prevención en años anteriores, el problema se agrava.

Si bien las epidemias anteriores tuvieron un recorrido distinto (la de 2009 empezó tarde, casi en otoño; la de 2016, en diciembre y se mantuvo a lo largo de todo el verano, generando mayor cantidad de casos), el pico habitual en la Argentina se da a mediados de febrero, y hasta la curva de casos y muertes de porteños por la fiebre amarilla de 1871, producida por el mismo vector, repite esa cronología.

Con cifras históricas para la región América Latina y Caribe (más de tres millones de casos confirmados entre 2019 y 2020 y más de 1.500 decesos), es esperable un pico de dengue en el país.

Además, y al igual que pasa con la gripe que va cambiando la cepa, en este caso varía el serotipo “Está entrando DEN-4. La epidemia anterior fue con el 1 y el 2. Y cuando cambia el serotipo, hay mayor posibilidad de enfermedad grave y muerte”, destaca el especialista.

Para el investigador, alrededor del dengue hay un error de lenguaje. “Ejemplo: ‘el mosquito es un enemigo al que hay que combatir’. No, el mosquito es un ser que quiere vivir. Ahora bien, la asociación entre los seres humanos y los perros es un proceso de beneficios mutuos y se define como domesticación. La asociación con los mosquitos domésticos, por el contrario, produce beneficios sólo a favor de los insectos y se conoce como domiciliación, pues el hombre les provee los microambientes que les sirven de refugio, les deja recursos que favorecen su éxito reproductivo. El error, entonces, es seguir creyendo que le ‘echamos flit’ y arreglamos todo. Es decir, el paradigma químico está vigente, cuando lo que necesitamos es reforzar el paradigma ambiental: si mantenemos un ambiente saludable, nos enfermaremos menos”.

CAMPAÑA MUNICIPAL

Por eso es importante tomar nota y no salir a fumigar sin ton ni son como ha venido llevando a cabo la municipalidad de Junín (bastante tenemos con los agroquímicos), sino que lo importa es promover una buena campaña de toma de conciencia para que quede instalada en la comunidad.

Schweigman enarbola el concepto de manzana saludable. “Aedes aegypti se mueve en un radio de 40 ó 50 metros, es raro que cruce la calle: si en la manzana está todo lo que necesita, se queda ahí. Esa es la unidad epidemiológica que hay que cuidar”.

Esa herramienta de prevención está en un plan maestro que diseñó para la Ciudad de Buenos Aires en 2016.

“Está escrito, quedó muy bonito, pero no se está tomando en cuenta. Por ejemplo, la prevención contra Aedes aegypti no se incluyó en los planes de estudio de las escuelas, algo tan sencillo como que los chicos puedan identificar cómo son las larvas y cuál es el mosquito de las rayitas blancas. Y lo central: que la prevención hay que hacerla en invierno, cuando los huevos que quedaron en estado de latencia aún no eclosionaron, es decir, un programa que dure todo el año y no una campaña en febrero. Porque ya sabemos que la fumigación no sirve para nada. No sirve para los huevos, no sirve para las larvas, no cumple ningún rol”.

Caldo de cultivo

Los tachos de 200 litros y las mezcladoras de las obras en construcción, que acumulan agua de lluvia, favoreciendo el ciclo del insecto, son un foco evidente de propagación del mosquito y, consecuentemente, de la posibilidad de que transmita el virus del dengue de una persona infectada a otra, porque además son elementos que se trasladan de una obra a otra. Para Schweigman, es vital una campaña de concientización para arquitectos, ingenieros y trabajadores de la construcción, para establecer un protocolo y que esos posibles reservorios se tapen y/o vacíen periódicamente.

También se controlan los cementerios y sus floreros, las chacaritas y los depósitos municipales de chatarra. La recomendación y el compromiso caben también para los privados y los domicilios particulares. Cada quien debe asumir su propia responsabilidad.

A la carga

El avance del mosquito transmisor parece cada vez más potente.

En las estadísticas de capturas de la facultad destacan que en 1998, durante el pico máximo de mosquitos, el 40% de las ovitrampas fueron positivas y en 2014 ese número creció al 80%”.

Cierto aumento de la temperatura y las lluvias puede favorecer la velocidad de desarrollo del Aedes aegypti pero, según los resultados del trabajo, la causa de este problema creciente no sería un cambio de las condiciones climáticas.

Los investigadores plantean una hipótesis preocupante y es que el mosquito transmisor esté empezando a adaptarse para poder completar su ciclo de desarrollo a temperaturas más bajas, es decir, estaría pudiendo sobrevivir en condiciones que en otras partes del mundo no lo está haciendo. Eso lo están viendo a partir de una línea de investigación que iniciaron hace un par de años, ya que lo han encontrado en San Bernardo, en Villa Gesell y en Dolores, lugares cuya temperatura media anual está varios grados por debajo de la de Buenos Aires, motivo por el cual nada hace prever que los fríos de Junín hagan mella en el Aedes.

Sea cual fuere la causa biológica del crecimiento y expansión de la población de este mosquito, lo que queda en evidencia es que las medidas de control implementadas a lo largo de los años no están funcionando.

 

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Notas Relacionadas
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias