

A partir de la situación de pandemia de coronavirus, en el Hospital Interzonal Abraham Piñeyro se suspendieron las cirugías programadas y los estudios endoscópicos. En este marco, el doctor Diego Abdala, médico gastroenterólogo del centro asistencial, analizó el panorama actual, en el que se entremezclan aplausos y agradecimientos para el personal de la salud pública, como también agresiones físicas y verbales de mucha gente con temor a contagiarse, por estar los profesionales expuestos a pacientes probables portadores del virus.
Al respecto, el médico observó que “muchos profesionales y no profesionales ya estamos acostumbrados a las agresiones de la gente, porque se trata de un profundo problema cultural que nos viene azotando como sociedad desde hace décadas. A todo esto podemos agregarle que la salud pública siempre fue relegada y a que los ajustes siempre han sido y siguen siendo en este sector”.
“Los médicos nos hemos acostumbrado a trabajar como podemos dentro de este sistema arcaico, en donde nos hemos adaptado a hospitales en pésimas condiciones edilicias, con escasos insumos y a que el valor de la hora de trabajo altamente calificada, sea menor al valor de cualquier otra carrera profesional o a de cualquier otro trabajo no relacionado con la salud. Es así que el equipo público de salud se ha ido desalentando, desmotivando y callando, por no querer recurrir al paro general de actividades como reclamo y dejar a la población sin atención, como los hace otros sindicatos cuando dejan a la sociedad sin transporte, sin educación o sin limpieza”, agregó.
Abdala remarcó: “No somos héroes, ni dioses, ni mercenarios, ni asesinos, ni mercenarios, simplemente somos médicos con errores desde ya porque antes que médicos somos humanos. Pero hemos elegido nuestra profesión y trabajo con coraje desde ya pero también con la incertidumbre del temor a morir con las pocas armas que hoy contamos dentro de un sistema de salud pública no comparable a otros países de avanzada”.
LOS FALTANTES
“La sociedad se ha conformado en estos años a que en un Hospital escaseen los insumos, a que falte aparatología, a no tener camas o una habitación digna, a que una cirugía se reprograme 20 veces. A la gente le digo que algún día el sistema va a cambiar, que nos apoyen, que no tengan miedo, que nos los vamos a dejar solos, que el personal de salud siempre va a estar piloteando el barco en plena tormenta aun sabiendo que se puede perder la vida no solo la de uno mismo sino la de amigos y compañeros”, remarcó el doctor Abdala.
Además, analizó: “Yo siempre hago la distinción entre mis colegas de buena fe y buena gente con los que no los son. A estos antes los combatía ahora trato de alejarme por mis problemas de salud; porque han sido ellos los que han contribuido al deterioro de la salud pública sea desde la mala fe, omisión o desinterés”.
“Haciendo un informe de la realidad que estamos viviendo, considero entonces que el personal de salud hoy no posee equipamiento de protección e insumos adecuados y hay escasos centros de salud de alta complejidad”, apuntó.
Asimismo, Abdala resaltó que “para estos momentos sería adecuado solicitar un bono extraordinario de emergencia sanitaria digno y acorde al riesgo a la que en estos momentos estamos expuestos; un seguro de vida contundente, urgente y expeditivo por si nos contagiamos o en toda caso falleciéramos, provisión de equipamientos adecuados y vitales según reglas de la OMS. Pero también pedimos eximición de impuestos por estar al servicio de la comunidad nada más y nada menos que con la salud, enfermedad y muerte de los seres humanos, así como también transporte gratuito en el sistema público de pasajeros como peajes y estacionamientos libres”.
“Nunca abandonamos nuestro trabajo ni en los peores momentos o condiciones, y tampoco nunca hemos estado tan expuestos ante la muerte como ahora. Es hora entonces de que sean reconocidos algo de nuestros derechos. Y eso lo debe hacer el Estado ya que las instituciones colegiadas que dicen representarnos nunca lo hicieron”, concluyó Abdala.