El bajo perfil, el trabajo solidario y el anonimato no se llevan muy bien con la gestión Petrecca, que de todo debe sacar fotos y selfies y hacer un aprovechamiento político.

Es en este marco que los momentos de pandemia no puede ser la excepción. Ni el coronavirus puede detener el aparato propagandístico del señor Intendente, que es el aspecto esencial de su administración.

Por eso, los barbijos de uso obligatorio fueron transformados en un excelente pizarrón exhibidor. Así es que cuando los empleados municipales y “voluntarios” que son militantes políticos salen a repartir mercadería, usan los tapabocas que dicen bien grande “Gobierno de Junín”.

El municipio no tiene plata para nada: convocó a instituciones intermedias y hasta abrió un cuenta en el banco para recibir plata, le mandan de la Provincia todos los insumos y el resto lo aporta la solidaridad de la gente: pero a la hora de mostrar, hay que hacer notar que el “bueno” de la película es Pablo.

De todos modos, hay algo bueno en esta historia: uno se ocupa de leer la inscripción y algunas caras quedan casi totalmente ocultas.