

Cumplir 200 ediciones con este nuevo SEMANARIO, tiene un gusto especial y poder usar este medio para contarlo, resulta aún más placentero.
Pasé por distintos medios de comunicación. Los “diarios” fueron mi pasión desde los 13 años cuando empecé a repartirlos y esas monedas ayudaban a que en casa hubiera un plato de comida diaria.
El mismísimo “Semanario” en su etapa anterior, la vieja versión del “tapa naranja”; “El Tribuno” de Alberdi, “La Voz” de Rojas (luego “La Voz” de Vedia) y el diario “La Verdad”, fueron parte memorable de mi historia entintada, porque si bien empecé vendiéndolos, llegué a escribir algunos "parroquiales" de mi amado pueblo de Alem.
Con 18 años y luego de terminar el colegio secundario, el presbítero Raúl Diez, por entonces Director del diario “La Verdad”, me propuso venir a Junín para cumplir la labor en las instalaciones de la calle Saénz Peña, y al mismo tiempo lo hacía en el viejo “Semanario” de calle Alem.
Realicé diversas tareas y perfeccionamientos a través de variados cursos. Todo estuvo encaminado hacia los medios de comunicación y a la necesidad de contar las noticias desde otro lado, dándole una mirada distinta a la que elige la mayoría. Porque estoy convencido de que “la noticia es una sola, pero dependerá de quien la cuente para que pase a tener un valor agregado que el lector sabrá diferenciar”.
En “La Verdad”, después de la etapa dirigida por el Padre Diez y tras un corto alejamiento, volví a ser convocado, esta vez por quien fuera mi profesor en la Fundación Perfil, el filósofo Omar Bello, quien se hizo cargo del liderazgo del tradicional diario juninense y con quien empezamos a trabajar juntos el 14 de abril del 2011, acompañando y apuntalando el desarrollo del grupo hasta final de septiembre de 2015.
En ese lapso, junto a la dirección generamos negocios a partir de la creación de varios semanarios zonales, de ese modo pusimos en marcha nuestra marca “La Verdad” en las ciudades 9 de Julio, General Pinto, Lincoln, Colón y “La Verdad” de Salto, por lo que de martes a viernes, a cada localidad llegaban individualmente estos medios gráficos.
La idea central era llegar con el diario La Verdad y los semanarios todos los días, hasta poder transitar hacia una sola edición general y empoderar el medio juninense en la Segunda y Cuarta secciones electorales, una situación que se vio truncada con la trágica desaparición física de quién dirigía el grupo.
Ante el despido de varias personas, la empresa achicó personal y justamente con el jefe de Redacción de por aquel entonces, Luciano Canaparo, nos integramos a la lista de desocupados, cuando menos lo esperábamos.
Luego de haber pertenecido por 17 años al holding empresarial de la “Editorial Semanario S.R.L”, sentí que debía revivir la marca registrada de "Semanario" y su isotipo, ese canillita que caracterizó y caracteriza cada edición.
Por ese motivo, en enero 2016, invité a participar en este proyecto a “Lucho”, quien hoy sigue dirigiendo la redacción de todo el grupo de medios de Semanario y entre los dos, y algunos profesionales allegados, le dimos forma y vida a lo que había sido una simple idea.
El 15 de marzo de 2016, salimos a la calle con nuestro número "0" y quince días después editamos el primer número, siendo (vaya fecha simbólica) el sábado 2 de abril de ese año y justo cuando se cumplía un nuevo aniversario de la gesta de Malvinas, cuando nosotros levantábamos una nueva bandera pensando en una comunicación distinta y soberana, iniciando un derrotero sin prisa, pero también sin pausa y que hoy cumple 200 números, 200 tapas, 200 sábados.
Sabíamos que nacíamos como una necesidad y que lo hacíamos para quedarnos. Los tiempos han sido y son difíciles, pero hemos logrado el cometido inicial y cada número renovamos nuestro compromiso, poniendo en manos (y aparatos tecnológicos) de los lectores toda nuestra pasión por comunicar, pensar y reflexionar.
No nos importa ser simpáticos, nos moviliza la crítica y más aún cuando otros intentan acallarla asumiendo una responsabilidad que el periodismo, tal como se entiende, induce sólo a quienes son verdaderos profesionales, dejando fuera a quienes lo recepcionan como un mero fin publicitario.
Hemos llegado hasta acá con el esfuerzo de muchos, todos ellos profesionales que en cada caso han asumido el rol de comunicadores a favor de una comunidad y no de su negocio personal.
A partir de un objetivo y una dirección, que ha mantenido la línea editorial sin torceduras, por más zancadillas que hubo que sortear en el camino.
Con una infraestructura austera, pero con valor humano y calidad integral, Semanario ha sabido hacer frente a cada desafío. Desde la administración, a la agencia de publicidad, desde la dirección a la redacción, pasando por las diferentes facetas tecnológicas en las que, como si fuera un abanico, hoy nos abre la tecnología.
Papel, formato electrónico, página online, redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, Whatsapp y Youtube), equipo de diseño de noticias y avisos, la tercerización de la distribución a través de ATXA (distribuidora de diarios y revistas de calle Levalle, en Junín) y por último la impresión, que se hace fuera de la ciudad, más la logística para que pueda estar en todos los lugares necesarios, además de llegar a los suscriptores que son muchos y variados, los kioscos de diarios y revistas, más de la distribución en todos los bares, estaciones de servicios, hoteles, restaurantes, clientes e instituciones oficiales tanto de Junín y la zona, así como en la ciudad de La Plata y CABA.
Hemos llegado hasta acá gracias a los que están y han estado y seguiremos también con los que vendrán.
Agradecido del equipo que me acompaña, excelentes profesionales, mejores personas.
Por todo y por todos, queríamos compartir nuestra felicidad con ustedes al cumplir nuestras 200 ediciones.
Muchas gracias, los saludo desde el corazón.
(*) Director de Editorial SEMANARIO