

Por: Semanario
Marta Breme es referente de “Maltrato Cero” una organización que trabaja precisamente para evitar situaciones de violencia de género que a diario acontecen en nuestra sociedad. La ONG que representa ha sido la que denunció días atrás al locutor Ricardo Avaca por haber criticado de modo solapado y cobarde, aunque públicamente, a una de sus compañeras de trabajo, utilizando para ello el medio radial tradicional “Radio Junín”, propiedad del arzobispado de Mercedes- Luján.
En una entrevista con SEMANARIO, Breme se refirió a las características del maltrato que busca justificarse y a una sociedad a la que le cuesta identificarlo y denunciarlo.
-Así como uno agudiza el oído para la música pareciera que necesitamos agudizarlo para el maltrato, principalmente a la hora de las palabras. ¿Tan naturalizado está?
-Sí, históricamente el maltrato a la mujer está naturalizado, podemos verificarlos en distintos ámbitos: hogar, laboral, político, institucional y mediático, entre otros.
-Parte de la comunidad de Junín suele tener una singular idiosincrasia en materia de clasismo y claramente eso es generador de distintos tipos de violencia. ¿Esto es así o simplemente nuestra ciudad no varía de otras similares del interior bonaerense?
-Podemos decir que es similar a otras ciudades pequeñas y medianas del interior, con una fuerte impronta conservadora que aún persiste en la mayoría de las sociedades. En Junín, agregaría la influencia de las iglesias a través de sus medios de comunicación y que en general, nuestra sociedad no se ha sentido fuertemente interpelada por los hechos de violencia hacia las mujeres como así también hacia otros sectores socialmente marginados.
-Los ejemplos se manifiestan en los hogares, pero también en la escuela. ¿Tenemos una escuela libre de maltrato o también debemos a empezar a romper los paradigmas que podrían estar enquistados en un lugar donde los niños, justamente, empiezan a “nutrirse” de la cultura?
-No tenemos una escuela libre de maltratos, y en esto vengo hablando con docentes que en general te dicen lo mismo, hay maltrato institucional desde el momento que hay un recorte en la ESI (Educación Sexual Integral), se suelen ignorar ciertos protocolos de actuación, el maltrato entre pares, la violencia verbal que existe naturalizada en les pibes es una constante. Pero la escuela es parte de la sociedad en la que estamos todes, la misma es para muches el lugar de encuentro con otres y su único referente afectivo a veces suele ser la maestra. Pero así como decimos esto, no podemos negar que lo poco que se habla de ESI, en los últimos años ha resultado efectivo, porque cuando un niñe habla de una situación de ESI, generalmente en la mayor parte de los casos fue porque alguien tocó el tema en la escuela, una charla, un video, siempre un disparador que con el tiempo le permitió poner en palabras dentro o fuera de la escuela con algún referente afectivo el hecho del cual estaba siendo víctima. Nuestros pibes no están exentos de nada: el mobbing, bulling, cyberbulling y todas las formas y modalidades en que se manifiesta la violencia. Escuela y familias es un gran desafío para todes, depende de nosotres en querer cambiarlo y dejar de sostener muchas veces entramados institucionales que no hacen más que perjudicar a todes en su conjunto.
-Médicos, psicólogos, abogados, funcionarios, legisladores... no parecen tener una misma concepción respecto a la naturalización del maltrato y por ese motivo es como que estamos sobrenadando en polémicas eternas. ¿Falta capacitación, incluso en los profesionales?
-Falta muchísima capacitación en todas las profesiones, y muy especialmente, en el Poder Judicial. Nos hemos cansado de denunciar, por ejemplo, el falso SAP (síndrome de alienación parental). No hay perspectiva de género prácticamente en ningún plan de estudios superiores, sea en Derecho, como en Psicología. Recién están apareciendo materias y seminarios en algunas universidades pero no masivamente.
-¿Cómo se puede romper con los distintos disfraces que tiene el maltrato para ocultarse como tal?
-Con la concientización, formación, desnaturalización de actitudes machistas, con especial énfasis en la violencia, psicológica y verbal, que es precisamente la más fácil de disfrazar, y las consecuencias provocadas en la psiquis de las víctimas son las más difíciles de poder sanar a futuro, dejan marcas invisibles.
-Recientemente, en LT20 Radio Junín, propiedad del Arzobispado de Mercedes-Luján, hubo un caso de maltrato laboral que vuestra organización “Maltrato Cero” repudió. Tanto la iglesia como el maltratador trataron de disimularlo a través de excusas poco sentidas. Ello lleva a dos preguntas: ¿Es la iglesia católica una usina de maltrato a partir de tener al “castigo” como parte de su doctrina? ¿Cuál es la responsabilidad de los comunicadores frente a la “epidemia” de maltrato?
-Sería larguísimo hablar del rol histórico de la iglesia en la dominación de las mujeres, partiendo desde su misma concepción androgénica: el pecado original.
Amartya Sen señala que “las desigualdades – como el trato diferencial hacia las mujeres o la discriminación contra otros grupos raciales – sobreviven debido a la aceptación incondicional de creencias heredadas del pasado y que no se replantearon”
Vemos claramente como las mujeres que osamos contrariar esos “mandatos históricos” somos condenadas -otrora literal y ahora metafóricamente- a la hoguera. Ejemplos actuales: las luchas por la aprobación de los proyectos de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y gratuito, y la efectiva aplicación de la ESI en todo el país.
El rol de los comunicadores es de una responsabilidad sustantiva. Lamentablemente muchos no están a la altura, ni profesional ni éticamente, y reproducen, legitiman y aplauden las violencias de género en los medios de comunicación. Señores, decimos: la violencia no es chiste.
La máxima expresión de la violencia de género es el femicidio, eso quedó demostrado en este contexto de pandemia, que el hogar no es seguro, que no importa dónde estaba, con quién estaba o cómo vestía. Son 37 femicidios, teniendo en cuenta el último que sucedió el miércoles pasado en Ascensión.
No quería dejar de celebrar la preocupación de la Diputada Laura Ricchini y la ex titular del INAM, Fabiana Tuñez, quienes en su paso fugaz por Junín el año pasado no tuvimos la oportunidad desde los movimientos de mujeres de charlar con ella, solo vimos la foto en la construcción del Hogar de Victimas que aún no se terminó, el cual había sido una promesa de la gestión anterior.
Dicho esto, el interés que manifiestan por la Ley Brisa sorprende ya que siempre hubo quejas sobre su implementación y cobro de la misma. Pero curiosamente, levantan la voz, y queremos recordar que el año pasado fue aprobada por el HCD local la “Ley municipal de abordaje integral sobre prevención y sensibilización en problemáticas y violencia de genero y diversidad”, que entre otras cosas contempla la creación de un Observatorio Municipal de violencia de género, por lo que esperamos su acompañamiento para que pronto sea implementada la misma.
Recuerdo también, cuando en 2013 un bloque de concejales presentó un proyecto para que en las facturas de CVP se incluyan los números de teléfonos para pedir ayuda en caso de ser víctima de violencia de género, la entonces concejala Cecilia Ávila fue la encargada del mismo, cosa que sí sucedió tiempo después y celebrado por el bloque del PRO como una iniciativa innovadora, pues entonces que suceda lo mismo con esa ordenanza de octubre de 2019.