

Por: Redacción Semanario de Junín
Cuando resuena fuerte en los corazones empáticos la absurda muerte de Ramona, la dirigente del barrio 31 en CABA, quien había denunciado la falta de agua para lavarse las manos y la terminó abatiendo el virus, la pandemia sigue mostrando su cara más oscura de los personajes que, aun siendo funcionarios del Estado, parecen relamerse de los padecimientos que se suman en los sectores de mayor vulnerabilidad.
El desprecio por la gente que demuestran día a día, tanto desde las fuerzas de seguridad como de la Justicia, es un síntoma preocupante y alerta sobre la actitud de los funcionarios.
En Junín se suman los casos de estigmatización y crueldad hacia los más humildes y es evidente que existe una marcada impunidad en quienes la ejercen, algo que se hace cada vez más evidente y peligroso. A punto tal que siguen promoviendo la violencia policial y de género, como el hecho de que se viralizara la foto de una mujer que fue aprehendida y esposada por no cumplir el aislamiento y se hallaba con su tres hijos menores de edad.
En un operativo realizado en la noche del lunes en Morse, se detuvo a una joven de 25 años con tres niños menores de edad, todos residentes en Pergamino (donde no se registran casos de Covid19) que se hallaban en un automóvil e iban a alojarse en la casa de un amigo.
Al constatarse el incumplimiento del aislamiento, la mujer fue aprehendida por orden del fiscal Tobías Ruedas, quien abrió una causa por infracción y secuestró el vehículo
Luego dispuso la liberación de la mujer junto a los menores coordinando el traslado de los mismos a Pergamino.
Lo llamativo es que desde la Secretaría de Seguridad del municipio de Junín enviaron la foto de la detenida, esposada y bajo vigilancia policial, para “viralizarla” a través de los medios de prensa y las redes sociales. Una acción desgraciada producto de una gestión que sigue dando muestras de exclusión hacia la comunidad y sus habitantes.