martes 25 de junio de 2024

LOCALES | 6 jun 2020

Editorial

Poco pique

Hay concejales que se han transformado en aquel personaje de “planero” que inventaron para denostar a quienes nunca pudieron salir de la vulnerabilidad.


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Por: Semanario

Utilizando el voto “doble” de la presidencia del cuerpo deliberativo, el intendente Pablo Petrecca obtuvo los “superpoderes” que le otorga la ordenanza que promueve la emergencia económica para el distrito.

Para quien considere que se trata de una cuestión formal, sólo le alcanzaría con leer el artículo 25 de la iniciativa que se pondrá en marcha, para darse cuenta de la irresponsabilidad que le cabe a los ediles oficialistas, quienes suelen arrogarse ser defensores de la República cuando siquiera parecen conocer el término que eso representa.

No cabe para ninguno la justificación por la desidia política, pero menos aún para algunos profesionales del Derecho que se formaron precisamente para defender la justicia y las normas de la democracia en su plenitud.

No hay ilegalidad en lo votado, pero sí una falta de ética por las instituciones y la división de poderes que resulta chocante para toda una comunidad.

Se denota una “vagancia dirigencial”, a la que en Junín consideraríamos como de “poco pique” a la hora de defender la representatividad que les dieron los vecinos que confiaron en ellos, entregándoles el voto que ahora lo pusieron a disposición del Ejecutivo para que siga haciendo lo que mejor sabe hacer: “mirarse el ombligo”. Mientras, Junín desciende en calidad de vida, no por efectos de la pandemia sino de la inacción y la falta de liderazgo e ideas.

Ese artículo 25 al que hacemos referencia y que estará vigente durante un año con la posibilidad de elevarlo a dos, señala que “durante la emergencia queda suspendida la vigencia y aplicación de cada norma, ordenanza, decreto o disposición municipal que se oponga o contradiga lo expresamente dispuesto en la presente ordenanza”.

De este modo, cada uno de los 10 concejales de Juntos por el Cambio se asegura una renta mensual de casi 60 mil pesos (que seguramente votarán con aumento próximamente) por no hacer nada de nada, dejando colgada del perchero la responsabilidad que le dieron los habitantes de Junín en las elecciones.

Ni siquiera si alguno se dignara a anunciar que dona su dieta a obras de caridad, podría dejar de lado su afinidad al “poco pique” que significa ocupar un cargo político en representación de la comunidad toda y no cumplir con la labor de modo ético.

Peor aún, en momentos en que más se necesitará del debate de ideas, la generación de proyectos y la concreción de acciones para evitar el tembladeral económico que se avecina, la dirigencia juninense enrolada en Juntos por el Cambio asume que es tiempo de “lavarse las manos y quedarse en casa”, cuando esas recomendaciones eran para evitar el virus y no la decadencia de un distrito cuyo municipio gusta de manejarse en solitario.

Una soledad que intenta maquillarla de participativa pero que deja afuera no sólo a la oposición política, sino a las diversas instituciones ya sean de fomento, educativas, seguridad, comercio, industria, rurales, deportivas. A todas.

Un desprecio hacia lo institucional que termina sojuzgando particularmente a los pobres y alimenta el juego perverso de muchos insensibles que creen que a ellos no les tocará.

Inacciones de la vagancia dirigencial que debieran despertar a una comunidad dormida. Un poco por el aislamiento, otro poco por el desinterés, pero con una espada sobre la cabeza a sabiendas que quienes deben representarlos terminan representándose a sí mismos, mantenidos por el erario.

Eso que criticaban hoy lo toman para sí. Hay concejales que se han transformado en aquel personaje de “planero” que inventaron para denostar a quienes nunca pudieron salir de la vulnerabilidad precisamente por la irresponsabilidad de quienes debieron darle una ayuda, pero esa ayuda, se la quedaron.

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