jueves 19 de junio de 2025

DEPORTES | 27 jun. 2020

Regreso con gloria

River y el lado luminoso de la derrota: entre la Libertadores, el descenso y un presente soñado

Ayer no fue una fecha más para los hinchas millonarios. Mientras que 1996 volvía a conquistar América, en 2011 tocaba fondo para luego llevar adelante un resurgimiento glorioso. Aprender a perder para entender mejor el hecho de ganar.


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Hace 24 años el Monumental vivía una noche pletórica. Con un lleno total, aquel equipo comandado desde el banco por Ramón Díaz y en la cancha por los imparables Enzo Francescoli, Ariel Ortega y Hernán Crespo levantaba una nueva Copa Libertadores. La segunda en 10 años. El millonario le daba brillo a su histórico apodo y nada estaba más alejado de su horizonte que la posibilidad de vivir en carne propia un descenso.

En esos ´90 los de Nuñez dominaban el espectro local (6 títulos locales desde 1991) y parecía que se comenzaba a pagar la deuda internacional con la que cargo el equipo históricamente. El equipo de Ramón, se quedó con la final frente a América de Cali y también con la Recopa frente al poderoso Sao Pablo en 1997. Las partidas de Hernán Crespo y Ariel Ortega le daban paso a una nueva etapa con Marcelo Salas sumado a las filas millonarias y con Marcelo Gallardo, de 22 años, como titular indiscutido.

La llegada del 2000 encontró a la familia de River unida como nunca y tuvo un 25 de mayo inolvidable en 2001. River celebró su centenario con la llamada “Caravana Monumental” y a partir de aquel año se vivieron tiempos de felicidad. Ventas millonarias por Javier Saviola y Pablo Aimar, aparición de valores como Andrés D´Alessandro, Fernando Cavenaghi, Javier Mascherano y Martín Demichelis iban a acompñar los títulos de Ramón, Manuel Pellegrino y Leo Astrada, sin embargo en 2005 se produce el inesperado quiebre.

Lo que iba a pasar 15 años más tarde fue simplemente ilógico. Fuera de lugar, si se quiere, para uno de los clubes más grandes de Sudamericana y con el cruel peso de la derrota: Esa realidad que se intenta vestir de vergüenza desde los lugares más perversos de nuestro fútbol.

Pese a la explosión de nombres como el de Radamel Falcao García y Gonzalo Higuaín el equipo sumo torneo irrelevantes y prontas eliminaciones en Copa. También llegaron las internas, como la pronta salida de Reinaldo Merlo del cargo de técnico tras una interna con Marcelo Gallardo por el “estilo” defensivo del técnico. De aquella abrupta salida de un hombre de la casa como Mostaza (hizo toda su carrera como jugador en Nuñez desde 1969 a 1984) pasaron por el banco Daniel Passarella, Diego Simeone (fue campeón y salió último al otro torneo), Néstor Gorosito, Leo Astrada, Ángel Cappa y Juan José López en el medio Passarella ya era el presidente del club. Seis técnicos en cuatro años, una señal de alerta para cualquier institución.

El descenso tan temido llegó y la historia que le siguió es conocida. Matías Almeyda se hizo cargo de un equipo que contó con una base sólida de históricos encabezados por Fernando Cavenaghi, Alejandro “Chori” Domínguez y David Trezeguet para volver a ponerse de pie.

Aquella caída, dolorosa, inesperada, ilógica si se quiere para un gigante de estas dimensiones dejó una mancha si pero también dejó una huella por la que seguro no volverá a caminar. Al millonario se le cayeron los anillos y tuvo que vivir entre las necesidades del ascenso el tiempo suficiente para replantearse su destino. River pensó en lo que fue, vio en lo que se había convertido, tomó nota del daño que se había hecho y se transformó en algo más grande de lo que era.

Rodolfo D´Onofrio apostó a Gallardo técnico que en apenas un año en Nacional de Uruguay ya mostraba credenciales sólidas. Desde su llegada River no paro de conseguir títulos: Copa Sudamericana (2014), 3 Recopas Sudamericanas (2015, 2016 y 2019), 2 Copas Libertadores (2015 y 2018), 3 Copas Argentinas (2016, 2017 y 2019), la Suruga Bank 2015 y la Supercopa Argentina en 2018. Lo único que se le ha resistido ha sido la Superliga, donde no consigue encontrar la tecla.

La virtud de River fue superarse, acaparar el golpe y sanar. Lejos de hundirse se hizo más fuerte y encontró en Rodolfo D´Onofrio el presidente que necesitaba para recuperar la identidad y en Marcelo Gallardo un técnico colosal que en un abrir y cerrar de ojos se metió en la historia dorada de un club que no puede permitirse volver a caer y que carga con la obligación histórica de mostrarse, sentirse y ser ganador.

 

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