lunes 4 de agosto de 2025

LOCALES | 15 ago. 2020

Preocupación en Junín

Por un caso positivo, hisopan a los abuelos de un geriátrico

El origen fue una mujer de 43 años que trabaja en el lugar y tiene coronavirus. Ahora controlan a los 18 internados que tiene la institución, además de los trabajadores.


TAGS: HISOPADO, ABUELOS

El resultado positivo en coronavirus de una mujer de 43 años originó una gran preocupación en el geriátrico donde trabaja, ubicado en calle Pedro Aparicio al 300. En las últimas horas de ayer y hoy, se están realizando hisopados a los abuelos que viven en el lugar, que serían alrededor de 18, además de los otros trabajadores.

La mujer que dio positivo sería uno de los casos conocidos ayer, a través del parte municipal, que arroja un total de 17 en esa situación en Junín hasta el momento, porque en el transcurso de la jornada se sumaron cuatro personas.

La noticia de esta mujer trabajadora la residencia para abuelos originó el inicio de una serie de medidas a adoptar, a los efectos de resguardar a los 18 internados en el lugar y al resto del personal que cumple funciones.

Sin embargo, no se brindó información oficial al respecto. Se aguarda que en el transcurso de la jornada las autoridades municipales brinden un panorama sobre la situación.

Según el comunicado emitido ayer por la Mesa de Salud, “hoy en Junín estamos atravesando el período más crítico desde el inicio de la pandemia, con trece (13) casos positivos de COVID 19, veintisiete (27) casos sospechosos a la espera de resultados y más de ciento cincuenta (150) personas aisladas preventivamente”.

MESA DE SALUD

Además, el texto difundido apela a la responsabilidad social y dice lo siguiente:

“La emergencia sanitaria por la expansión acelerada del Coronavirus, ha puesto de manifiesto que la salud tiene carácter global y no reconoce fronteras. Este virus en particular ha demostrado una alta contagiosidad, sobre todo en grandes centros urbanos y zonas de conglomerado o hacinamiento de personas.

Al principio, vimos la patología como una anécdota, propia de tierras lejanas con costumbres exóticas ajenas a nuestra realidad. Sin embargo, los primeros casos aparecieron y con ellos, la necesidad de apurar la implementación de una serie de medidas para contener la pandemia.

Además, cada persona ha debido considerar la posibilidad de ser un agente de contagio y someter sus intereses personales al bien común, limitando sus libertades y soportando el impacto económico y emocional que de ello se deriva.

Sin embargo, avanzados los días desde el primer caso confirmado, no dejamos de ver transitar personas como si nada pasara. Esta actitud displicente tendrá efectos en la comunidad, ahora más expuesta a la enfermedad, impulsando una mayor demanda a los centros de salud, los que gestionarán con dificultad una capacidad que en algún momento se verá sobrepasada.

Desde el primer momento, hemos aunado esfuerzos y  articulado el trabajo de distintas instituciones. En  materia de salud, las instituciones públicas y privadas trabajamos mancomunadamente, poniendo a disposición todos nuestros recursos. Pero ello no es suficiente sin responsabilidad social.

La responsabilidad social es un concepto amplio que refiere al impacto que cada uno tiene en la comunidad. Algunos de sus principios son: comportamiento ético, respeto a los grupos de interés, respeto a la legalidad, respeto a las normas internacionales de comportamiento y sobre todo respeto a los derechos humanos.

Las acciones del Estado no limitan estos principios, sino que ordenan los escenarios para que estos principios se cumplan, luego depende del compromiso de cada uno de nosotros. Por ejemplo, el Estado organiza el tránsito para que fluya y coloca semáforos para ordenarlo, pero luego está en nosotros detenernos si la luz es roja o avanzar si es verde, respetando el derecho de los demás.

En esta pandemia el Estado Municipal, en concordancia con los lineamientos provenientes del Estado Provincial y Nacional, asumió el desafío de organizar los sistemas sanitarios, las relaciones económicas, sociales y ambientales en un entorno local que permita un desarrollo sostenido, adecuado a la situación epidemiológica actual que planteó la necesidad de orientar esos esfuerzos hacia la atención de las situaciones que demanda la pandemia.

Sin duda, estamos viviendo un momento sumamente complejo, pero también es la oportunidad de reformular nuestra civilidad desde una nueva perspectiva, en que libertades y acciones se inspiren en valores tan nobles como la solidaridad y la responsabilidad social.

Debemos reflexionar sobre una nueva concepción de la salud y la vida en sociedad, donde dejemos de lado nuestras mezquinas individualidades. Resaltemos la responsabilidad de cada uno para producir comportamientos socialmente responsables.

Como acompañamiento al relato inicial cuando esto recién empezaba, los trabajadores de la salud eran considerados una especie de “héroes”, y recibían a diario un aplauso cálido y motivador de parte de la sociedad. A ello también hay que sumar las fuerzas de seguridad, los trabajadores de las industrias alimentarias, farmacéuticas, etc, todos considerados esenciales. Pero ese “heroísmo” no terminó, aún continúa y con muchísimo más trabajo.

Es hora de sumarnos a su accionar y facilitar su tarea, siendo responsables, solidarios y cumpliendo indefectiblemente todas las medidas preventivas. Siendo responsables no sólo nos cuidamos a nosotros mismos, sino también a nuestros padres, nuestros abuelos y nuestras familias. No seamos displicentes, ni tampoco nos dejemos avasallar por el miedo. Juntos podemos”.

 

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