Por: Semanario

El intendente Pablo Petrecca hizo una nueva y fuerte apuesta en consonancia con su espacio político, y como buen soldado de la tropa de Mauricio Macri, parece haber elegido que “mueran los que tengan que morir”, tal como afirmó Alberto Fernández refiriéndose a la anécdota con el líder de Cambiemos, luego desmentida por el expresidente.

No se trata solo del cansancio del jefe comunal a la hora de gestionar la cuarentena que reconoció que no debe ser “eterna”, sino de la falta de gestión a favor de una ciudad que en materia de trabajo municipal está paralizada.

Calles sucias, caminos intransitables para el agro, montículos de basura sin levantar, bolsones escolares cada vez más flacos, trabajadores municipales reclamando paritarias...

Ni siquiera se conoce una propuesta en medio de las medidas productivas que lanzó el gobierno nacional, ya sean en materia de construcción, producción pecuaria, microemprendimientos y obra pública, entre otras.

Ni una idea respecto a mejora del hábitat o propuestas a comerciantes e industriales que siguen jugando al viejo y fracasado Big Sale.

No hay buena nuevas para los barrios, reuniones de zoom con fomentistas, el futuro del transporte público, la inseguridad que no cesa, el estacionamiento medido.

Hasta la violencia de género parece fomentarse por parte de quien debiera trabajar para erradicarla.

Pero junto a los medios de difusión “tradicionales y confiables”, que en un dejo de monarquía resaltara hace unos días, el Jefe comunal busca el aplauso de los empresarios gráficos, radiales y televisivos que exponen a sus trabajadores al papelón, obligándoles a aplaudir el paso fracasado del disfrazado de exitoso.

Para Petrecca el 2020 ya es un año sabático, porque queda claro que tenía una sola consigna dada, una sola, exclusiva y necesaria para brindar a los vecinos y no lo hizo: el centro de aislamiento.

No se trata del control y descontrol que ejerció en tiempos equivocados, respectivamente, resultando obsesivo hasta la violencia cuando nada pasaba y permisivo en exceso cuando todo lo malo acontece. Ni siquiera eso podría achacársele a quien también ha elegido la vereda de la reposera.

Lo inadmisible es que no haya procurado terminar el complejo Pioneer, que hubiese permitido desde hace una semana al menos que quien estuviese contagiado pudiera aislarse para no poner en riesgo a su familia.

Queda claro que de haber hecho lo que dijo que había hecho y no hizo, como tantas otras promesas, hubiese permitido que los niños no se contagiaran y no tendríamos que ver en los comunicados diarios que emite el municipio, como aparecen criaturas que van desde uno a 15 años.

Millones de pesos recibió de la Provincia y los maneja en el mayor misterio y con una total falta de transparencia, tras haber puesto fuera de funcionamiento todas las páginas de control municipal y en medio de su paralizada gestión, los medios no tradicionales y desconfiados, criticamos una vez más la administración displicente del distrito, porque la política no la están poniendo del lado del pueblo.

Y cuando los funcionarios dicen estar dando “relevancia al trabajo de la gente” y lo que hacen en verdad es desoír las directivas en materia de aislamiento por parte del gobierno provincial correspondientes a la Fase 4, no se trata de un mero discurso politiquero, sino que encierra una verdadera contradicción por parte de una Municipalidad que pone en la primera fila de la batalla contra el virus a los trabajadores y vecinos, mientras se queda inactivo y de brazos cruzados observando con detalle a quién poder echarle la culpa y con eso seguir pateando la pelota hacia adelante.