

Si el viento cambia de dirección, las tormentas suelen dispersarse. Por el triunfo de Joe Biden, por la vacuna de Pfizer, por la suba de la soja, o por la lira turca, las acciones argentinas escalaron a números siderales, el riesgo país bajó, el dólar blue se desplomó y la sensación que dejó este lunes de buenas noticias es que hoy fue el mejor día económico desde que asumió Alberto Fernández.
La negociación con el FMI parece encaminarse bien y eso tranquiliza a "los mercados" como ya lo hizo hace unos meses el logro de Martín Guzmán de acordar con los bonistas de la deuda.
Frente a estos indicadores ya algunos analistas y observadores de la realidad se preguntan: ¿el peronismo gobierna bien o tiene suerte?
En medios habitualmente opositores hoy debieron dar cuenta a regañadientes y con medias palabras del día "peronista" que en materia económica vivió la administración de los "Fernández esos" (como alguna vez Víctor Hugo Morales mencionó a Fabián "El Pícaro" Fernández y a Favio "el Yagui" Fernández, cuando juntos hacían daño a las defensas de equipos importantes jugando para Gimnasia).
Pero por supuesto que todas no iban a ser reflexiones positivas, por eso las destacadas plumas nacionales apelaron a la metáfora con la cual martillaban en los años de la bonanza económica de Néstor Kirchner. Sí, sí, señores: volvió "El Viento de cola".
En la presidencia del santacruceño era habitual que esa frase copara los titulares de los diarios para aquella época, aún mayoritariamente en papel.
También era normal que los economistas invitados permanentemente a la TV usaran la comparación con un avión cuyo viento de cola, del cual no son responsables, era el que impulsaba "de manera casi mágica" la buena performance que permitió cancelar la deuda con el FMI, duplicar el presupuesto educativo y llegar a enviar satélites de comunicación al espacio.
La única explicación siempre era atribuida a la suerte de ser contemporáneo de buenas noticias externas que por "influjo metafísico" soplaban en la dirección que le convenía al gobierno de ese momento.
Al parecer los recursos literarios no han variado demasiado en una década y media y "el viento de cola" vuelve a ser el responsable de la jornada favorable de hoy.
Si estas buenas nuevas se sostienen en el tiempo será el turno de apelar a la metáfora que está esperando aún en el banco de suplentes: el relato.