“Junín se preparó para ser un verdadero destino turístico de calidad, obteniendo la certificación internacional denominada Safe Travel”, reza la gacetilla municipal de hace unos días, dando cuenta de esta “distinción” obtenida tras una capacitación realizada por agentes turísticos y que refiere el cumplimiento de la aplicación de los protocolos sanitarios exigidos a nivel nacional.

Sin embargo, tras la apertura de la Laguna de Gómez –el centro turístico por excelencia del distrito- el pasado 1 de diciembre y la llegada masiva de juninenses y turistas para este fin de semana largo, quedaron a la vista serias deficiencias en las prestaciones de servicios en el lugar.

Según los testimonios aportados por vecinos del Parque Natural, las tareas de espacios públicos solo se realizan en lugares “donde se ve”. En esto, apuntan al pasto alto en muchos sectores interiores menos frecuentados por los visitantes.
Los baños públicos siguen siendo el problema de siempre: no están correctamente higienizados, no hay alcohol ni sanitizantes a disposición, y mucho menos una cartelería correcta.

Por otra parte, hay contenedores de residuos totalmente rebalsados, con los peligros para la higiene que esto representa; y los juegos para niños no contemplan cartelería ni protocolos.
“No te dejan pescar en el murallón, pero no hay carteles que lo indiquen”, reclaman los vecinos.

Además, en este fin de semana largo que se inició el sábado, el cuadro más común en la Laguna son personas caminando sin tapabocas.
Sería muy interesante que las dependencias municipales a cargo de Luis Bortolato escucharan alguna vez los reclamos, y dejaran de hacer mero hincapié en “sellos” que no aportan a los servicios cotidianos que debe recibir la gente. Bastantes meses de inactividad tuvo como para lograrlo.
