viernes 6 de junio de 2025

CULTURA | 13 dic. 2020

SALVADOR WALTER BAREA

Batato, quijote de la libertad

El Concejo Deliberante de Junín lo declaró Personalidad Destacada de la Cultura “Post Mortem”. Pocos cuerpos pudieron contener y desbordar la alegría y el dolor de la primavera democrática de los ‘80, de esa salida de la dictadura militar argentina para buscar un camino nuevo sin anular la memoria.


La vaca no da la leche: se la sacan". "El que quiera celeste, que mezcle azul y blanco”. Son dos de las inolvidables frases que nos regaló en vida el juninense Salvador Walter Barea (nació el 30 abril de 1961 y murió en 1991), más conocido como Batato Barea, quien se rebautizó así porque no le gustaba que alguien haya elegido por él su nombre de pila.

En la última sesión del Concejo Deliberante de Junín se aprobó un reconocimiento con el título de Personalidad Destacada de la Cultura “Post Mortem” a “Batato”. El autor del proyecto, el concejal José Luis Bruzzone (Frente de Todos), destacó que Barea “es reconocido como uno de los puntales generacionales del movimiento underground argentino de la década del ochenta, movimiento intrínsecamente ligado a la recuperación de las libertades democráticas”.

En rigor, Batato fue un “clown literario travesti” (así le gustaba autodefinirse), miembro del Clú del Claun y de Los Peinados Yoli (junto con Ronnie Arias) e integrante de un trío junto con Alejandro Urdapilleta –fallecido- y Humberto Tortonese que revolucionó la escena teatral underground de los 80, primero desde el Centro Parakultural y luego desde el Centro Cultural Ricardo Rojas (su sala principal hoy lleva su nombre), de la mano de actuaciones extremas, recitales de poesía (Barea era un fan incondicional de Alejandra Pizarnik) y obras como Tres mujeres descontroladas y María Julia La Carancha, en la que se burlaban de la Alsogaray en pleno menemismo.

En cada testimonio de quienes presenciaron, estimularon, secundaron a Batato, pero también en los tapes oscuros de la escena under, los directores encuentran una luz que refleja y encandila los distintos lados de una vida libertaria que ayudó a tirar los muros que intentan separar al teatro de la vida, a la poesía de lo cotidiano, a lo masculino de lo femenino, a la rutina de la excepcionalidad.

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El Concejo Deliberante

de Junín declaró a Salvador

Walter Barea “Personalidad

Destacada de la

Cultura post mortem”

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Suele decirse que a períodos de gran represión se suceden períodos de libertad, destape o renacimiento artístico. Y Barea transitó todos esos nuevos cánones que incluso inventó para que el arte encontrara un camino nuevo en una explosión de esteticismo puro, instalando una noción de underground indubitable, pero recalando también en otros segmentos no tan off.

Poco antes de su muerte, Batato accedió a que Peter Pank, un joven admirador suyo, filmara dos documentales sobre su persona que le sirvieron como tesis para recibirse como director de cine en la escuela de Avellaneda. Batato ya se había puesto tetas, para reafirmar que no había distinciones entre su vida personal y su obra: todo en él era una performance que no distinguía estar arriba o abajo del escenario. Tuvieron que pasar décadas para que Pank, junto con Goyo Anchou, revisaran el material para armar La peli de Batato, un documental de dos horas y media que se estrenó en 2011 en el BAFICI a sala llena en sus tres proyecciones, y que es el testamento definitivo de alguien que, parafraseando a Miguel Abuelo, fue el verdadero paladín de la libertad.


 

 

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