Por: Semanario

No se trata de ir contra la juventud y sus planteos “antisistema”, se trata de –solamente- tener un poco de sentido común y reconocer que estamos frente a una situación inédita que en Junín ya ha causado casi 150 muertes.

La Nochebuena fue casi un atentado contra la salud de la población al igual que el fin de semana pasado en los boliches. Descontrol en el único lugar que habilitó el municipio para que los más jóvenes puedan “divertirse”.

Sin embargo a los derechos que se exigen por parte de esta población etaria, se anteponen obligaciones cuyo cumplimiento hacen al bienestar de todos.

Junín es uno de los distritos con mayor cantidad de muertos por Covid 19 por cada millar de habitantes, algo que no han comprendido los funcionarios municipales que se congratulan con la economía para contar tickets, pero se desentienden a la hora de enterrar muertos.

La pandemia no es broma ni es falsa noticia, la pandemia pega fuerte en el mundo y en nuestro distrito no tiene freno porque a pesar de la baja de contagios que se intenta mostrar, una o dos vecinos y vecinas mueren cada día engrosando la lista aunque su nombre termine en el anonimato.

Y en ese marco, buena parte de la juventud sale sin medidas de prevención, como muestran las fotos y videos de lo acontecido en la madrugada del 25 de diciembre en Malabar en el Parque Natural de la laguna, para luego llevar los contagios hacia el seno familiar y terminar siendo responsables de la muerte de algún familiar.

Cerebros chiquitos de una parte de Junín, que muestra una “rebeldía de cotillón” que pagan los adultos mayores. Cerebros chiquitos de una gestión municipal que en sus filas han cobijado desde e primer día intereses de la noche que terminan apañando a su propia tropa en desmedro del resto de la comunidad. Lobos cuidando a las gallinas.

El descontrol ya aparece como una marca registrada de la gestión Petrecca y las muertes por Covid 19 no dejan de reflejarlo.