

Alberto Canapino, preparador, genio apasionado de la ingeniería. Disfrutó mucho su último tiempo, porque trabajaba con sus hijos. Un hombre extremadamente emocional, que no podía contener las lágrimas cuando uno de ellos le daba una alegría. Hoy el automovilismo lo llora a él.
La ACTC lo despidió en sus redes sociales. Todos los sitios de automovilsmo, amigos, colegas, pilotos, periodistas lo saludaron y lamentaron la pérdida irreparable.