viernes 19 de abril de 2024

LOCALES | 22 may 2021

Editorial

Una visita al hospital

Una visita al hospital debiera ser obligatoria para aquellos que descreen y desprecian a quienes creen que sin salud nada se logra.


TAGS: HIGA, EDITORIAL

Por: Redacción Semanario

Cuántos padres que piden enviar a sus hijos a la escuela en forma presencial estarían dispuestos a entrar a un hospital por estos días y asistir a una visita por las distintas dependencias.

Cuántos funcionarios de oficina se animarían a cavar tumbas en el cementerio esperando la llegada de sus propios vecinos muertos por covid.

Cuántos de los exigentes “abran todo”, ven con lágrimas en los ojos la foto de un familiar que ni siquiera han podido despedir.

Asistimos a días horribles acompañados en algunos casos de gente horrible que no hace más que especular estúpidamente con argumentos baratos, acerca de la valoración de la salud, mientras la tiene.

Y en algunos casos, son los mismos que aprenden a rezar cuando los pulmones no logran captar el aire por los caprichos de un virus que los colapsó.

Cuántos críticos de la salud pública se animarían siquiera a pasar un lampazo en los pasillos que unen las salas donde yacen  en sus camas intubados quienes ya se han resignado a terminar tempranamente sus días, quedándole como excusa que no vale la pena seguir intercambiando pareceres en un mundo despiadado.

Se tratará de una rebeldía tratando de enfrentar al virus o la premeditación de un suicidio, generado por el miedo escondido en el placard.

“Armémonos y vayan” dicen al unísono desde el zoom políticos con barbijo que sólo esperan ser reelectos, por esclavos satisfechos.

Una visita al hospital debiera ser obligatoria para aquellos que descreen y desprecian a quienes creen que sin salud nada se logra y que una comunidad enferma no sirve para llevar adelante proyectos colectivos.

Una visita al hospital, hoy y siempre, debiera ser la cita obligada para quien asumió la responsabilidad de trabajar para el Estado, que no es más que trabajar para “los otros” y no precisamente sacar provecho para uno.

Ver de cerca el agotamiento y la desesperación en el personal de la salud podrían servir de ejemplo a tantos que siguen creyendo en la obsoleta teoría darwiniana.

O tal vez habría que hacer caso a las palabras de Voltaire y entender que el covid no sea lo peor que puede pasar, porque tal como creía el filósofo francés: “La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás”.

 

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