

Por: Redacción Semanario
El uso político partidario que quiere darle a la pandemia la gestión del intendente Pablo Petrecca en Junín resulta para muchos vecinos una burla, mientras que sus propios socios políticos guardan un vergonzoso silencio.
Esta semana se superaron todos los records de contagios de Covid/19 en el distrito, dando sobradas muestras que el relajamiento no sólo fue social sino también de las autoridades municipales que promovieron la rebeldía ante la gobernación y el “siga, siga” para con algunos sectores amigos del poder.
Más allá de desbaratar algunas fiestas clandestinas generadas por los descerebrados de siempre, la administración comunal –como es costumbre- hizo más de marketing que de acciones y los espacios verdes del distrito se vieron plenos de encuentros fuera de las restricciones.
Nunca más como lo hiciera el año pasado, la municipalidad marcó las zonas de distanciamiento con círculos en el parque Borchex ni en el Parque Natural y tampoco promovió las medidas de prevención a través del personal de calle, más ocupado por cobrar multas de estacionamiento que llamar la atención de los descuidados frente al virus.
Funcionarios y concejales, en lugar de abocarse a dar respuesta a las cuestiones locales, la emprendieron, como lo hacen desde hace más de cinco años, a buscar una lista de culpables que les permitan expiar sus propias responsabilidades. Sin embargo, fiel a su particular cinismo, luego del discurso presidencial del jueves, el intendente emitió un comunicado titulado “En el peor momento de la pandemia, debemos estar unidos”, unión que mostró sólo en el título ya que en su desarrollo no hizo más que dar opiniones vacías de fundamentos acerca de sanitarismo, educación y empatía, tres elementos de cuyo conocimiento carece.
Pero tampoco desde su gestión han sabido hacerse cargo de sus errores, dejando en el cajón del olvido el pedido de informes sobre la mercadería tirada en las calles que debía ser destinada a escolares, las ayudas provinciales subejecutadas o las “fases flexibilizadas” que terminaron poniendo al distrito en grave situación, con una réplica de muertes por la cantidad explosiva de contagios.
De ese modo y en consonancia con la gestión municipal que vive una “política de fantasía”, los concejales oficialistas presentaron un proyecto de comunicación, con críticas al gobernador Axel Kicillof, por no haber contratado más terapistas y personal especializado para la UTI del hospital que se halla en condición crítica; cuando con haber leído un poco acerca de la situación, habrían entendido que en primer lugar ese personal especializado está en muchos casos agotado y de licencia y que frente a la demanda que exigió la pandemia, muchos profesionales del área dejaron la labor pública seducidos por los centros privados que se vieron desbordados de reclamos en la atención y “rompieron” un mercado que estaba acotado.
De todas maneras, hay algo positivo y es que –irónicamente hablando- concejales e intendente comiencen a “enterarse” que Junín es sede de un hospital interzonal, aunque no sepan cuál es el sufrimiento y dolor que se vive adentro desde que el coronavirus tomó por asalto a Junín, allá en los inicios de la primavera pasada.
Tal como advirtió Sebastián Meneses, el director ejecutivo del HIGA, “desde el inicio de la pandemia, el Intendente nunca se acercó a nuestro hospital para conocer cómo estaba funcionado o si se necesitaba algo”.
Los ediles petrequistas como Manuel Llovet o Melina Fiel y el resto del oficialismo que firmó el crítico proyecto, “descubrieron” esta semana las necesidades de un hospital para enfrentar una pandemia, pero a través de su silencio respaldaron otrora el virtual genocidio de jubilados locales que en 2019 fue denunciado desde la Multisectorial de Jubilados y Pensionados de Junín cuando murieron alrededor de 20 pasivos esperando turno para la atención en el centro asistencial colapsado por la falta de acuerdos entre el PAMI y el Círculo Médico y la inoperancia de un triunvirato de directores irresponsables, que respondían a María Eugenia Vidal.
Ha de recordarse también que esta gestión administrativa municipal que hoy reclama mejor atención de la salud tras no cumplir con las restricciones emanadas desde el ministerio provincial, en 2019 presentó en instalaciones de la Unnoba el proyecto de un “clúster de la salud”, cuando faltaban pocos días para las elecciones primarias y que pretendía conformar un polo sanitario en el distrito.
La historia de esa iniciativa indica que el proyecto le fue presentado a Petrecca por parte de especialistas regionales en desarrollo a principios de 2018. El intendente debía viajar a CABA para apuntalarlo con alguno de sus padrinos políticos, pero prefirió mandarlo por un comisionista y dejarlo “durmiendo la siesta”.
Recién en el otoño de 2019 lo desempolvó, armó la escenografía y lo presentó al público con un fuerte contenido electoral, con promesas variadas, para luego, volverlo a dormir.
Ese modelo de gestión es el que le ha dado réditos para la reelección y por lo tanto sigue usufructuando.
En consonancia con estos dichos, esta semana el municipio -con Petrecca a la cabeza- acompañado por Luis Chami como mentor, preparó un acto de reinauguración tras pintar y destapar la alcantarilla de calle Chile, que el mismo secretario de Seguridad había ordenado taponar con tierra hace un año y desde hace seis meses había prometido recuperar para el paso peatonal de los vecinos del barrio que tenían que caminar 10 cuadras para poder pasar hacia el otro lado de la ciudad.
Quizás sea esta la obra “más importante” de una gestión que sigue adelante en base a promesas que no llegan críticas interesadas con fines lectorales, soluciones que no propician y un descrédito que se acumula.