

La cuestión es técnica. Para la aprobación de un proyecto en el Concejo Deliberante, hay un camino que se sigue. Ingresa la iniciativa, se trata en las comisiones internas correspondientes y se dicta un despacho, a favor o en contra. Luego, el tema se introduce en el orden del día de la sesión del cuerpo: necesita mayoría simple para ser aprobado. En general esto sucede porque hay diez concejales por sector político, entonces define el voto doble del presidente del Concejo, que responde al oficialismo local.
Pero no fue así el proceso que se siguió en el remanido tema de la flexibilización de la Fase 2 en Junín. El viernes 11 el mismo intendente Pablo Petrecca tuiteó que se presentaría un proyecto de ordenanza para autorizar más actividades que las permitidas, sobre todo en lo relacionado con el sector gastronómico que solo puede recibir clientes en la vía pública y hasta las 19.
¿Pero cuál es la jugada? Esta iniciativa recién fue elevada esta mañana al Concejo Deliberante, o sea que casi no hay tiempo para que el Frente de Todos pueda analizarla.
Por eso, el oficialismo planteará tratarla sobre tablas. Y como no tiene un despacho de comisión, requiere los dos tercios de votos positivos para que sea aprobada. Y esto no sucederá, porque el bloque opositor ya adelantó su posición de respetar las fases tal como son concebidas desde la Provincia.
Así dadas las cosas, el Intendente pondrá cara de víctima y les dirá a comerciantes y gastronómicos que “hizo el intento”, pero los “demonios” opositores no lo permitieron, no lo acompañaron. Y así, quedar bien con Dios y con el diablo: verse bien frente a este sector de la sociedad por su “comprensión” pero sin asumir el costo político que significaría flexibilizar la fase.
Porque tenía los medios, los votos propios para hacerlo. Pero Petrecca no se animó en esta ocasión.