

Los Corredores Productivos son un instrumento de gestión territorial que se impulsan desde los Centros de la Economía Popular (CEP), para enfrentar las distintas situaciones que atraviesan las regiones y localidades.
Esta herramienta permite trabajar mancomunadamente desde el Estado nacional y los organismos locales, potenciando el desarrollo local y regional, procurando dar respuesta a una demanda social y económica en el plano de la producción de alimentos y así fortalecer las unidades productivas de cada territorio.
El proyecto, presentado por video conferencia, contó con la presencia de los intendentes de los municipios que forman parte de estos corredores. Nuclea a 10 municipios y comisiones municipales de la región Puna y Quebrada (La Quiaca, Barrios, Yavi, El Cóndor, Cangrejillos, Pumahuasi, Huacalera, Abra Pampa, Purmamarca y Susques). “Sentimos la necesidad histórica de dar respuestas efectivas a las necesidades de cada región del país. De ser certeros y eficientes en la aplicación de las políticas públicas y de ayudar a los estados municipales a potenciar sus proyectos para aumentar los puestos de trabajo y los ingresos de los sectores populares”, sostuvo el ministro Arroyo.
Los Corredores Productivos son la herramienta de construcción solidaria, política y social, entre los distintos actores del territorio, institucionales y organizaciones de la comunidad, para fortalecer las producciones locales de alimentos, generar trabajo digno, impulsar la comercialización regional y mejorar el consumo saludable.
EXPERIENCIA EN JUNÍN
Esta iniciativa, similar al menos en el espíritu, vio la luz en nuestra región muchos años antes y luego, por el clásico cortoplacismo y egoísmo argentino, entró primero en una letanía, y luego, quedó en algún cajón, durmiendo tal vez un sueño oportunista. El Co.Pro.No.BA (Consorcio Productivo del Noroeste Bonaerense) fue creado el 4 de marzo de 1994 y entre sus objetivos estaban la integración para el desarrollo económico – productivo de toda la región.
Fue presidido en 1996 por el ex intendente de Junín, Abel Paulino Miguel, y entre los miembros figuraban en distintos cargos, los intendentes de las localidades de la zona. Luis Bruni de Gral. Pinto, era el vicepresidente y el secretario, un funcionario hoy al frente del Ministerio de Agricultura, el chacabuquense Julián Domínguez. El coordinador, y un actor central del Consorcio, el Licenciado Sergio Pérez Rozzi.
La Ley N° 13.580 De Consorcios de Gestión y Desarrollo, en su artículo 1° los define a “los constituidos por varios municipios entre sí, o entre uno o más municipios con la Nación, la provincia de Buenos Aires, una o varias personas de existencia ideal de carácter privado o público que se encuentren ubicados dentro del ámbito territorial de la provincia de Buenos Aires, o con personas físicas o entes estatales descentralizados”.
Los consorcios intermunicipales fueron originados por los propios municipios: el primero de ellos fue el Consorcio del Corredor Productivo del Sudoeste Bonaerense, en 1993. Luego otros niveles dieron cuenta del fenómeno y decidieron sumarse. La Nación apoyó financieramente a los entes intermunicipales, a través de fondos del Programa Solidario PROSOL ($ 5,3M para cinco consorcios) y la Provincia, a través del Programa de Productividad Asociativa del IPAC, desde 1998 comenzó a financiar el funcionamiento institucional de los entes ($ 20 a 50 mil pesos por consorcio, de acuerdo al número de municipios involucrados) y, en 1999, $ 1M para proyectos productivos. A fines de 1999 existían 13 consorcios que agrupaban a 92 municipios del interior provincial.
Los Consorcios contaban con personería propia y plena capacidad jurídica y entre sus iniciativas estaba la búsqueda de escalas para la resolución de problemas comunes y cada vez más complejos en un contexto de municipalización de las políticas públicas y la necesidad de los gobiernos locales de negociar desde posiciones de mayor firmeza frente a los gobiernos de otro nivel.
El Co.Pro.No.BA funcionó como un ente público, enmarcado legalmente dentro de la Ley Orgánica Municipal, con un potencial que quedó en camino. De acuerdo al Censo Económico de 1994, los partidos del Co.Pro.No.BA reunían 655 locales industriales de los cuales 662 (95%) eran unidades productivas y el resto unidades auxiliares. Los 662 locales industriales productivos representaban el 1.7% del total provincial.
La distribución por partido tenía a Junín con 207, locales industriales productivos, Chacabuco con 135, Lincoln 129, Rojas 66, General Arenales 51 y General Pinto con 34.
Entre los proyectos que vieron la luz hubo dos que del Consorcio desarrolló: uno fue el agrícola Porcino, orientado a maximizar los esfuerzos de pequeños productores, mejorar los costos, la comercialización y contar con asistencia técnica específica y constante en manejo y sanidad. Cincuenta y tres productores reunidos en 5 grupos trabajaron en conjunto en febrero de 1998 donde se conformó el Consejo de Productores. En su faz técnica, el Programa trabajó en la obtención de carne de cerdo para consumo fresco. Para esto, se puso especial énfasis en la sanidad del establecimiento y en la alimentación, siendo el sistema de producción de tipo al aire libre y sobre pasturas para todas las categorías.
Y el otro, fue el apícola. La región fue una de las primeras en comenzar la actividad apícola en la Provincia de Buenos Aires, con una productividad, de aproximadamente 80 Kg./colmena/año.
Luego con el advenimiento de tecnologías agropecuarias que hicieron más rentable la producción agrícola, con la incorporación del cultivo de soja y el consecuente desplazamiento de la ganadería aparejada a la disminución de la superficie destinada a pasturas, la apicultura se fue corriendo siguiendo el derrotero de la hacienda.
Por entonces la región contaba con aproximadamente 700 apicultores, en su mayoría pequeños que sufrieron una gran desprotección tanto en lo técnico como en lo comercial.
APORTE REGIONAL
¿Cuántos millones podrían aportar el polo agrícola más importante de la región y gran parte de la Argentina? ¿Cuántas personas de cada localidad podrían trabajar en proyectos comunes, incorporándose al mercado formal? ¿Cuántas industrias, empresas de la zona podrían vincularse? ¿Cuántas nuevas ideas podrían generarse a partir del trabajo en conjunto? ¿Por qué desapareció una idea que prometía potenciar a cada localidad y la región?
Hoy todo cambió. Hay factores que antes no existían: universalidad de acceso a la tecnología y a la información, mejor conectividad; una universidad, que permite enlazar lo productivo con lo educativo, la investigación y el desarrollo.
También sectores con nuevas fuerzas y potencialidades: Turismo, residuos, industria, logística y tantos más podrían encontrar un espacio nuevo, y concretar un despegue desde la región. Existen leyes, hubo iniciativas, actores conocidos; es sólo cuestión de sacarle el polvo a las carpetas y aunar las voluntades.
Como quedó demostrado, somos unos campeones de ideas, y unos perdedores del final feliz. ¿Cuál hubiera sido hoy el valor, de iniciativas como aquellas, de haber seguido con la iniciativa? La asociatividad, la comunión de ideas y la puesta en valor de una región que comparte mucho más que el campo, podrían haber servido de envión a un amplio sector con ganadores en todos los sectores.
Quedó visto, en Junín no abundan las ideas. Apenas si se promocionan como un hit y grandes obras unas pocas cuadras de cordón cuneta, una plaza y columnas de alumbrado LED. Hace tiempo son noticias destacadas las inauguraciones de un playón y las visitas a los comercios, ‘acompañando’ el esfuerzo de terceros.
Lejos quedaron los días que las ideas prometían un cambio, que quedó en el olvido, reemplazado por el marketing, la oferta de los big sale, la compra en cuotas de una vida inalcanzable y un trabajo que escasea. Empresarios que reclaman oportunidades que se van y jóvenes que buscan otros horizontes, ante la quimera de un futuro cada día más oscuro. Lo que pasó en Calamuchita, Córdoba, la Puna y Quebrada, Jujuy es una brisa de aire fresco que podría servir para abrir una puerta que se cerró a poco de nacer y que prometía vincular el trabajo, la asociación y la cooperación.
Qué mejor que impulsar ideas sostenibles en el tiempo, para encontrar de una buena vez, una vida mejor.