martes 17 de junio de 2025

LOCALES | 4 nov. 2021

NOTA DE TAPA

Mentiras recicladas

Pablo Petrecca presentó una “planta de reciclado” en plena vigencia de las prohibiciones de la ley electoral, ignorando la normativa de realizar actos públicos, pero después los “recicladores” se movilizaron pidiendo una ley efectiva. Fiel a su estilo, el alcalde convirtió un galpón y un par de máquinas en otra “fábrica de humo”.


Fue una más de sus apariciones “estrella” en tiempos de elecciones. El intendente de Junín, que inauguró un aro de básquet como si hubiera construido un estadio y un par semáforos como si fueran una megaobra, se plantó ante el grupo de aduladores con la mejor sonrisa y “cortó las cintas” de “la nueva planta de reciclado” en el predio que ocupa en el relleno sanitario, a la vera de la ruta provincial 65.

“Este logro se suma a la transformación del basural en Relleno Sanitario, la creación del Centro de Acopio Transitorio, la instalación de Puntos Verdes, las mejoras en el servicio de recolección y las permanentes capacitaciones que el Municipio brinda para cuidar el Medio Ambiente”, dijo el alcalde.

En modo campaña, el contador Pablo Alexis Petrecca no dejó pasar la ocasión para recordar que en 2011 Junín tuvo una planta de reciclado “pero fue un galpón abandonado que nunca tuvo nada. Hoy, en cambio, tenemos una planta en funcionamiento que todos los vecinos pueden ver", dijo. "Son decisiones que se toman e inversiones que se realizan porque de verdad nos importa el cuidado del medio ambiente", agregó sin sonrojarse.

Lo cierto es que el jefe comunal contó sólo una parte de la historia y omitió la más importante: que el galpón que se presentó, luego de varios meses de espera y que motivó más de una protesta de los trabajadores de la Cooperativa Las Marías, por las deplorables condiciones de trabajo en el lugar, está lejos de ser una planta de reciclado y mucho menos, de ser una de tratamiento.

En rigor, tras la “inauguración” el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) convocó a una concentración en la Plaza 25 de Mayo, impulsada a nivel nacional por la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR), en apoyo a la ley de reciclado de envases, dejando sin argumentos el corte de cintas electoral.

Allí dijeron que “la ciudad de Junín genera más de 150 mil kilos de residuos por día, que van a parar al relleno sanitario. A nivel país, alrededor del 20% de los residuos sólidos urbanos generados son envases usados. Y por la falta de políticas de estado solo se recupera la mitad del material”.

Explicaron además que “en Junín hay más de 140 familias cartoneras que evitan que el sistema colapse y trabajan en precarias condiciones sociales y ambientales”. Punto final para otra mentira petrequista.

TODO A TIERRA

Lo cierto es que Junín sigue enterrando la basura y desperdiciando su potencial. Aunque si quisiera tampoco podría aprovechar las 150 toneladas diarias que los juninenses arrojamos a los cestos de basura, ya que la empresa recolectora los compacta y los vierte en la cava que espera recibirlos.

El resultado de esta práctica podría resumirse así: se entierra hasta que el hueco se llena, y  se tapa con tierra. Y después, todo comienza otra vez, en otro lugar. Ese es el destino final de los residuos en Junín.

Lo que se hace es justamente lo que hay que cambiar: hoy, todo mezclado es basura, pero separado son recursos. Ese es el paradigma que no entiende esta gestión y se debe modificar. Frente a la economía lineal de extracción, producción, consumo y desperdicio, la “economía circular” alienta un flujo constante, una solución virtuosa, en la que los residuos puedan ser utilizados como recursos para reingresar al sistema productivo. De esta manera, se reducen los desechos y se extraen menos bienes naturales del planeta.

LOS CAMBIOS

Uno de los temas más importantes para que la estrategia tenga éxito es que los mismos camiones que levantan los orgánicos no sean los mismos que los que levantan reciclables: la recolección diferenciada es clave para reducir la cantidad de residuos que se generan.

En verdad, para que la planta de reciclado cobre sentido, hay una acción fundamental que no se hace: la separación de los residuos orgánicos e inorgánicos en origen, en cada domicilio, para que al llegar a la planta, y con otra selección, se produzca la clasificación según su composición y cada desperdicio tenga un destino distinto.

Allí sí los orgánicos podrían destinarse a la generación de nueva tierra, y los reutilizables, algunos para la venta y otros para la generación de nuevos productos, que la misma Cooperativa podría producir en el lugar, en lugar de enfardarlos y venderlos, como ocurre hasta ahora como disposición final.

No hubo, desde que Petrecca llegó al gobierno local, una sola política pública de separación en origen, de creación de cordones verdes, de incentivo a la agroecología, ni de concientización en prácticas saludables.

No hubo una sola campaña educativa, ni en colegios, ni en la calle, ni a los vecinos en ese sentido. Las cien toneladas de basura que Junín arroja cada día al relleno sanitario (forma elegante si las hay para disimular el entierro de la mugre) podrían ser tratadas y trabajadas para minimizar su impacto ambiental. Pero al día de hoy, siguen siendo basura.

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