

El viernes pasado se llevó cabo la renovación de las bancas del “Honorable” Concejo Deliberante de Junín, motivo por el cual por el Frente de Todos la despedida llegó para Maximiliano Berestein (quien cumplía labores en reemplazo de Patricio Fay), Natalia Donati, Patricio Fay (de licencia), y Maia Leiva. Sin embargo, lograron renovar Victoria Muffarotto y José Luis Bruzzone. Se le sumarán Pablo Petraglia y Clara Bozzano.
El bloque de Juntos se despidió de Marcelo García, Manuel Llovet y Juan Carlos Tolosa Rossini. Renovaron Cristina Cavallo y Melina Fiel, incorporándose, además, Juan Fiorini, Emilse Marini, Juan Pablo Itoiz y Rodrigo Esponda.
El cuerpo deliberativo de Junín tiene una gran deuda para con los vecinos del distrito ya que pudiendo debatir sobre distintos ámbitos prefieren en muchos casos entrar en chicanas políticas o abarcar temas que no hacen particularmente a las cuestiones cotidianas.
Se abre en esta oportunidad una esperanza de que realmente la comunidad se vea representada en los temas de su interés y que los “honorables” concejales dejen de lado las mezquindades personales y le den el marco político que debe tener.
Las modernas teorías de derecho político hacen referencia al mandato, como un contrato político, donde el pueblo (ciudadanos) le encomienda una tarea, en base a las propuestas electorales, y estos deben cumplir. Por lo tanto deberán honrar la honorabilidad del cuerpo y la propia.
El Concejo Deliberante pertenece a la comunidad que como tal elige a sus representantes que (aunque parezcan no saberlo) deberán bregar por el bienestar de todos los juninenses.
Erróneamente los concejales en algunas sesiones del cuerpo creen estar en el parlamento nacional o provincial con el objetivo de abordar temas de ese tenor, olvidando que su función corresponde al aquí y ahora de las calles de la ciudad y sus poblaciones aledañas.
Hasta la consabida “disciplina partidaria” que algunos arguyen parece absurda frente a las necesidades de quien vive al lado nuestro o casa de por medio o en la otra cuadra.
La política en el Concejo debiera adquirir entonces esa “sintonía fina” con el convecino y de ese modo la sinergia estará puesta en la resolución de problemas y no en determinar el “sexo de los ángeles”, lo cual por cierto es un debate de nunca acabar.
¿HABRÁ ALGO NUEVO?
La presencia de Juan Pablo Itoiz y Pablo Petraglia, brindan una brisa de esperanza acerca de que el cuerpo pueda llegar a ser deliberativo y no un mero aparato “levantamanos” del Ejecutivo, que además cuenta con mayoría absoluta.
Itoiz confió sus expectativas a SEMANARIO indicando que espera “poder representar a los vecinos de Junín que nos acompañaron con su voto y ponerme a disposición de todos, por sobre las ideas políticas que cada uno tenga”.
El líder radical dijo además que “estamos en un momento bisagra donde todos debemos hacer el esfuerzo para superar las diferencias y trabajar por el bien de nuestra ciudad y por ofrecer una alternativa de progreso y desarrollo para nuestros jóvenes”.
Sostuvo que va a actuar “en nombre de los ideales de la UCR y de los principios del partido para continuar con la recuperación radical y el fortalecimiento de Juntos, entendiendo que nuestra identidad es parte fundamental de la construcción política” y se comprometió “a proponer ideas y debates que reflejen las necesidades de los vecinos pero que vean más allá de la coyuntura y nos permitan pensar el Junín del futuro” algo de lo que se ha carecido al menos en el último lustro. Itoiz puntualizó que llega para “jerarquizar el rol del Concejo Deliberante apostando a elevar el nivel de debate político y el rol del concejal como representante del pueblo”.
Por su parte, Petraglia señaló a este medio que tiene “expectativas que el Concejo sea la voz de los vecinos, que los temas que se debatan sean del interés genuino al bienestar de los juninenses y no para consumo único de la clase política. Espero que sea un Concejo transparente, respetuoso de la Constitución, de la ley y de los reglamentos y que el marco de entendimiento sea superador de la coyuntura”.
Puntualizó que “así como el Poder Judicial mira el pasado, el Ejecutivo es el presente y el Legislativo mira el futuro. Debemos ser lo suficientemente claros y esclarecidos para marcar rumbos”, remarcó.
DEUDORES MOROSOS
El Concejo Deliberante de Junín, debiera ser la caja de resonancia de los problemas distritales para, a partir de allí, comenzar a buscar las soluciones.
Tanto los actuales concejales, como los que pasaron desde el advenimiento de la democracia, deberán reconocer al menos que los temas de urbanismo, ambientales, hábitat, obras públicas, seguridad, entre tantos otros han sido soslayados, ya sea por la falta de capacidad como el desinterés que han mostrado ediles que han estado en el cuerpo deliberativo sólo por compromiso con el político de turno o como “premio” por su militancia y acompañamiento, cuando de verdad debían estar capacitados y mucho, en la tarea que debía cumplir. Por ese motivo es casi natural que la calidad del cuerpo cayera a los niveles actuales.
Del mismo modo ha quedado olvidada como responsabilidad central del Concejo, el control sobre las cuentas del Ejecutivo, dejando de lado la fidelidad partidaria o amical, para ponerse del lado del vecino que paga las tasas correspondientes para recibir el mejor servicio y no lo que quieren algunos amigos del poder para hacer negocios.
Si bien el concejal es un integrante del cuerpo denominado “Honorable Concejo Deliberante”, que tiene como función la de controlar las tareas administrativas del Ejecutivo Municipal, también debe ocuparse de dictar las ordenanzas que permitan actuar a dicho departamento, controlar y aprobar el Presupuesto Municipal, aprobar o no el aumento de impuestos, entre otras tareas.
Hay verdaderamente un sinnúmero de comisiones en las cuales los concejales debieran de participar con ahínco y voluntad de trabajo para poder zanjar esas dificultades que se le presentan a diario a cada uno de los juninenses que buscan aún esperanzados una mejor calidad de vida.