

Marcos Maroscia fue parte de la empresa familiar que con el rubro ferretería se puso en marcha en 2001, justamente el año en que la crisis fue un detonador para la economía argentina que saltó por los aires.
A pesar de aquella “prueba de fuego” hoy tienen dos ferreterías bajo la marca “El Tigre”, cuatro pinturerías y una página web “que ya está facturando como si fuera otro local” destacó el empresario, ya que “la veníamos preparando y la pandemia la aceleró”.
“Estamos muy vinculados al sector de la construcción y cuando el sector se mueve se mueve nuestro rubro”.
Señaló, además, que “este fue un año complicado a pesar de ser un rubro esencial. Ya que si bien nunca debimos cerrar las puertas por las restricciones, el problema era la reposición de lo que vendíamos ya que nuestros proveedores no estaban trabajando. De todos modos, las ferreterías se revalorizaron al haberlas declarado esenciales”.
La crisis sanitaria no los detuvo y este año abrieron una franquicia en ferretería “que ya la teníamos en mente hace un tiempito”, destacó.
“A pesar los inconvenientes, en 2021 tuvimos la mudanza de dos locales, pasamos a uno propio y con la franquicia Ferroexpress en tres meses se abrieron tres locales, uno de ellos hace poco más de una semana”
-¿Cuál fue la fórmula para crecer con la crisis?
-Imaginate que nacimos en 2001, así que ya empezamos en crisis. Para nosotros resulta por lo general un desafío, como si la premisa fuera “si lloran todos, fabriquemos pañuelos”. Siempre hemos estado arriesgando y apostando hacia lo positivo, buscando las condiciones favorables que se presentaban en cada caso. Por lo general, cuando estamos ordenados con lo que tenemos emprendemos algo más. En 2017 también padecimos algunos problemas. Estábamos con capacidad ociosa y abrimos otro local en Los Toldos para no tener que despedir gente. Esas son actitudes que se asumen y donde uno encuentra el apoyo de los proveedores que también te alientan a hacerlo, aunque por lo general no sabés cómo te va a ir. Tal vez alguno no entienda como cuando caen las ventas terminamos abriendo otro local, pero la idea a veces es ir sumando volúmenes de compra, como en el caso de la franquicia que no es todo inversión propia.
-¿Esa forma de encarar negocios aun cuando las condiciones no son del todo buenas lo ves como algo que se replica en otros colegas?
-No, por lo general no pasa en empresas chicas. A nivel local está el ejemplo de “La Baguette” (panadería y confitería) que también son socios en Comercio e Industria y tienen un perfil de estar siempre avanzando. Por supuesto que en muchas de las grandes empresas ocurre esto de seguir a pesar de todo, como el caso de Naldo Lombardi que no paró de apostar nunca. Está claro que es otra escala.
Nos pasa que abrís el último emprendimiento y decís: “Bueno basta, estoy renegando mucho, me mantengo acá”. Y a los 15 días estás con otro proyecto de ampliar la empresa. Creo que es parte del espíritu empresarial de la familia. Cada vez que nos reunimos –una vez por semana- nos planteamos límites y a la semana alguno trae una idea nueva y si estamos de acuerdo la encaramos.
-¿Y con qué cosas reniegan más?
-Mirá hay algo que cuesta mucho, pero al mismo tiempo termina siendo nuestro mejor capital y es el armado de grupos de trabajo. Cuando uno arranca a formar gente se da cuenta que en algunos casos falta cultura del trabajo. Formar un ferretero no es como otros rubros, te lleva entre seis y ocho meses de preparación y a veces renegás porque no hay mucho compromiso y se complica un poco. Por otra parte, también tenemos gente que hace mucho tiempo está con nosotros, como el caso de una de las chicas que entró en 2001 y sigue en la empresa. Por otra parte, se sufre con los costos fijos, la carga impositiva y la inflación que no te deja margen. Es el problema que tenemos a la hora de hacer compras, como de cotizar ventas.
-¿Y cuál es la expectativa empresarial con miras hacia el año que viene?
-Uno siempre trata de mirar en forma positiva, pero desde antes de la pandemia no se ve que haya un plan económico con sustento, con reglas claras, como para poder tener proyecciones al menos al mediano plazo. Cambian las reglas todos los días, plantean congelamientos pero suben los costos fijos y los impuestos. Se pone muy difícil para los comerciantes y las empresas.
MIRADA INSTITUCIONAL
-¿Esta situación de crisis que viene sucediendo desde hace tiempo y hace tan difícil el desarrollo comercial y empresarial, es la que se plantea cuando se llevan a cabo las reuniones de comisión directiva en Comercio e Industria?
-Si, sin dudas en más o en menos todos padecemos lo mismo. Es un problema que se habla mucho, pero que no se puede solucionar a nivel local o provincial porque se requiere de un plan nacional. Hoy naturalizamos una inflación del 50% creyendo que estuvo bien y si se da un 45% terminamos contentos. Es una locura y no es viable para nadie.
-¿Respecto a lo que sí puede hacerse desde lo institucional estás conforme con los objetivos logrados en tu gestión?
-Si. Fue más corto el período porque se demoró la asamblea, pero hemos llegado con todos los objetivos cumplidos. Nuestra primera etapa estaba pensada para terminar con esto el año que viene, pero hay un compromiso de toda la comisión y particularmente de Marianela (Mucciolo) que es la vice y lleva adelante buena parte de la gestión. Ahora en Navidad vamos a sortear 10 viajes para los asociados. Algo que el socio venía demandando, respecto a que además de lo gremial se tengan en cuenta otros aspectos. Herramientas para el asociado se van sumando cada vez más. Llevamos adelante la escuela de dirigentes con la UNNOBA, organizamos cursos de capacitación de todo tipo. Ahora ya estamos preparando el cronograma para todo el 2022 hasta septiembre, donde incluiremos marketing, ventas, ventas fuera del mostrador, e-commerce. Después la idea es arrancar en febrero con charlas semanales.
En lo que hace a la administración de la entidad ordenamos todo hasta ponerlo en cero. Y la pintura del frente era un poco la “frutilla del postre” para mostrar los cambios, pero primero debíamos ordenarnos de adentro hacia afuera y así lo hicimos. El cambio interno fue durísimo, por eso dejar la fachada impecable para lo último resultó todo un símbolo.
-¿En qué notás el fortalecimiento institucional?
-Me fijo mucho en eso, porque uno promueve cambios adentro y no sabés si llegan “afuera”. Por eso soy de pedir opinión entre mis allegados respecto a cómo ven ellos a nuestra institución en este último tiempo y he recibido buenas noticias. Se nota un cambio de actitud, a través de la presencia en los medios transmitiendo lo que se está haciendo. Tampoco es casual que se hayan sumado 150 socios y hemos ampliado un grupo de whatsapp con comerciantes de zonas que antes no eran tenidas en cuenta como el barrio Los Almendros, Villa del Parque y la avenida Rivadavia para que se acerquen y tengan apoyo. Todo lo cual al mismo tiempo te genera un mayor compromiso y cumplimiento. Tenemos muy buena recepción en aquellos lugares alejados del centro, porque son sectores que nunca se tuvieron en cuenta y los hemos visitado.
También trabajamos con buen diálogo durante la pandemia con todas las instituciones, generamos un buen vínculo con la Sociedad Rural y con muchos más.
-Además empezaron a “sacar la cabeza fuera de Junín”, entrando en contacto con entidades regionales y provinciales.
-Así es, a través del nucleamiento empresarial del noroeste bonaerense, se hizo un buen grupo con la idea de sumar entre todos. La idea es hacer algo en conjunto con las cámaras que pertenecen al nucleamiento. No es fácil ponerse todos de acuerdo, pero si no lo intentás, terminás creyendo que no funciona.