miércoles 13 de agosto de 2025

LOCALES | 22 dic. 2021

entrevista semanario

Un bombero en toda la cancha

Ángel o demonio, Luis Chami quedó bajo el ala de Petrecca como premio a una labor donde tuvo que poner la cara y el coraje en las situaciones donde el Intendente no se animó. Lejos de dejar liberada el área de seguridad, el flamante jefe de gabinete municipal se refirió a su obsesión contra la delincuencia, su admiración por Sergio Berni, sus aires autoritarios y la relación familiar con la nocturnidad. 


TAGS: CHAMI, ENTREVISTA

Luis Chami no genera grises, amado u odiado, lleva seis años con la seguridad de Junín a cuestas con batallas ganadas y perdidas. Discutidor empedernido, parece haber aprendido algunas cuestiones a fuerza de tropiezos y ya no se trata del funcionario que, como un elefante en el bazar, se movía de modo peligroso en un área sensible.

Es el mejor “bombero” de la gestión Petrecca apagando incendios donde aparecen y hasta los funcionarios lo reconocen como un “laburante de toda la cancha”. Ahora el intendente premió el esfuerzo con un cargo de mayor peso, pero el Sheriff no está dispuesto a entregar la estrella. En una entrevista con SEMANARIO, el funcionario más polémico tuvo respuesta para todo.

-¿Cuál es tu flamante puesto en el Ejecutivo comunal?

-Es la Secretaría general de Gobierno, que en algún momento creó Mario Meoni y que no se conformó en la gestión de Pablo Petrecca, quien ahora me pidió coordinar y llevar adelante el gabinete, además de estar en el territorio más cerca del vecino. Lograr un acercamiento entre todas las áreas para dar más celeridad a las necesidades de los juninenses.

-Desde que llegó Petrecca a la intendencia venías en el área de Seguridad, algo que parecía ser una pasión para vos.

-Si, cuando me Pablo me fue a ver era un momento muy malo con la seguridad que estaba por el piso y había que arriesgarse a ese desafío y si bien estuve mucho tiempo parado, después de mi participación en el Foro de Seguridad, seguía al tanto de todo lo que pasaba porque mantenía contacto con los jefes policiales. Para mi el área de seguridad fue siempre una pasión a la cual le puse todo mi esfuerzo para tener una ciudad controlada.  Fue una pelea constante con respecto a los jefes policiales que nos mandaban y que eran todos del Gran Buenos Aires, ya sea en DDI, narcotráfico, jefatura departamental. Teníamos que revertir eso y que los jefes fueran de Junín y además las peleas que mantuve con la Justicia: Fiscales y jueces con encontronazos que no fueron gratos ni para mí, ni para ellos. Pero se tuvo que dar para lograr una ciudad distinta.

-¿Este cargo, te aparta del plano de la seguridad de Junín o vas a seguir interviniendo?

-Voy a seguir interviniendo porque la gobernabilidad de cualquier ciudad pasa, en un alto porcentaje, por el tema seguridad. Podés lograr la mejor obra, iluminación y asfalto, pero si no tenés una buena seguridad con trabajo en el territorio, con un control sobre la delincuencia, cualquier intendente pierde. Y en ese sentido no voy a perder de vista el funcionamiento de la seguridad y de la policía.

-La capacitación que traías al llegar a la municipalidad era por tu participación en el foro y en forma cotidiana empezaste a tratar con personal policial que tiene experiencia en el tema porque se prepararon para eso ¿Cómo lograste en el “ida y vuelta” aprender de qué se trataba?

-Los viejos jefes policiales me enseñaron que la seguridad tenía que hacerla escuchando a los ‘vigis’ y en la calle. Eso es una parte y la otra es el conocimiento de la justicia, lo aprendí con los fiscales y sus secretarios. Tuve la suerte de arrancar en el foro con los fiscales Carlos Colimedaglia, Sergio Terrón y Roberto Rodríguez que me echaban del despacho. Yo los peleaba y directamente me decían: “Te vamos a meter preso”. Terrón andaba con el Código Penal y me decía: “Tomá, leé de acá hasta acá y mañana volvé” y así me fueron enseñando para que pudiera opinar con conocimiento y a medida que fui conociendo el código me gustó y me capacité. Si bien dí mucha pelea es más lo que escuché que lo que dije. Allá por el año 2001 también hablaba con el juez José Lucchini, pedía una audiencia y me la daba. Y las charlas duraban una hora y media o dos y aprendí mucho. Me interesé además por el código contravencional cuando dejé el foro porque sabía que iba a volver. Y acá estoy.

-La relación que mantuviste con el “vigi” ha sido bastante intimista, incluso les has escrito cartas públicas de agradecimiento. ¿Cómo se tiene una relación así con una policía provincial tan cuestionada, con falta de fidelidades internas y un fuerte autoritarismo hacia adentro y afuera, lo cual advertimos por los casos de “gatillo fácil”?

-Nosotros no hemos tenido ese abuso de autoridad ni “gatillo fácil” porque cuando la seguridad se hace en el territorio vos tenés que hermanarte con el policía en la calle y ahí empezás a conocer los pormenores de su propia vida, su familia, los jefes que vienen y van. Es un trabajo muy grande, lleva mucho tiempo y “prestar el oído”. Más allá de eso, fui el que más jefes cambié en tiempo y forma y que se han ido bien. También hemos promovido procesamientos, así fue cuando sacamos a un comisario de la Primera y toda la jefatura de calle. Yo nunca acepté la corrupción y eso lo tienen claro. Si yo podía documentar un caso sabían que se tenían que ir.

Y me aprendieron a respetar desde ese lugar, donde fui inflexible. Puedo decir que en estos seis años no hemos permitido un solo hecho de corrupción, cuando esto se presta y está al alcance de todos. Eso el policía lo ve y es verticalista, entonces empieza a respetar no el mando, sino a quien lo respeta y creo que lo que se perdió en la conducción de la policía bonaerense es el respeto. Al policía lo manosean. Yo respeté a todos los jefes que trabajaron y el que no lo hizo se fue y no por la puerta grande. La mayoría lo hizo bien. Yo trato de estar al lado de cada denuncia, cada allanamiento. Ver y acompañar. Pero también cuidando al personal.

-Sin ser de la fuerza y que haya respeto mutuo no parece una tarea fácil

-No he conocido un civil que haya podido llegar a ese “ida y vuelta” que mantengo con la policía. Cuando le planteé a Pablo mi idea de la seguridad era el del viejo “jefe policial” que conocía a todos y todos los detalles. Por eso propuse que todas las áreas de la policía mantuvieran una reunión semanal y es el día de hoy que todos los viernes nos sentamos con todos los jefes. Armamos la mesa de trabajo y se diagraman los siete días por delante y se analiza lo que nos equivocamos en la semana que pasó. Si hay un problema en la (comisaría) Segunda vamos para allá, si es en la Primera o el Comando lo mismo. No hay una cabeza, es una sola decisión.

-¿Nunca se te “paró de manos” algún comisario?

-Si, hemos tenido discusiones internas terribles. Me han puesto el revólver arriba del escritorio y dicho: “acá el que manda soy yo”. Y bueno, se tuvo que ir. Venían del conurbano y yo les decía: “Junín es mi casa, la gente quiere otra cosa”. Ahora no pasa porque los jefes son de Junín, van al supermercado, van al kiosco o la farmacia y los cruzás. Los pibes y la mujer viven acá, es distinto, hay otra actitud. Eso se lo expliqué cuando estaba de ministro Cristian Ritondo y lo entendió y con (Sergio) Berni, nos entendimos re bien.

-¿Tenés una suerte de admiración por Berni?

-Cuando yo estaba en el foro de Seguridad, Berni no existía en seguridad y yo proponía esto mismo que él muestra. Cuando era Secretario de Seguridad de la Nación, él hacía allanamientos y se plantaba en los lugares e iba donde estaban los hechos. Esa es la manera. Dando la cara donde está el conflicto. Le puede ir mejor o peor pero da la cara. Cuando asesinan a alguien en el conurbano no va el gobernador. Berni va y se sienta con los familiares y hay que pasar por eso. Y eso lo hace distinto. El tipo trabaja en el territorio y da la cara.

-¿Creés que en estos años vos diste la cara?

-Si, yo la dí. Hemos tenido conflictos muy fuertes y nos hemos puesto al frente. Cuando buscamos 18 días a Rosa (González) había que contener a la familia y a la ciudad. Desde el primer momento el fiscal se sentó con nosotros en la mesa porque se lo pedimos y no había delito, ya que hasta ahí era una averiguación de paradero. Ya sospechábamos que su ex pareja la había matado, pero había que documentarlo. Y no se quebraba. Lo íbamos a buscar tres veces por día para declarar, mientras tanto seguíamos con los operativos, con policías y con perros, buscando y buscando. Íbamos a la mañana y a la tarde a hablar con la madre de Rosa y el resto de la familia. Eso es dar la cara. Hace poco en un hecho de abuso y con los vecinos enardecidos, estuvimos acompañando a la familia de la víctima para hacer todas las pericias y finalmente el acusado terminó detenido. La gente espera eso, que des la cara y nosotros lo hacemos.

-¿Hay algún barrio donde te putean?

-Cuando estás en Seguridad generás un amor-odio continuamente. Es como pasa con Berni, tenés una imagen altamente positiva y otro día altamente negativa. Si querés poner orden porque lo dice la ley, habrá alguien a quien no le guste. Te escribe en las redes y te putea. Ya se sabe que te exponés y pasa eso. Lo importante es que yo estoy tranquilo con lo que hago y lo hago con total pasión y doy todo. No me guardo nada. Estoy pendiente las 24 horas de la gobernabilidad de la ciudad.

-Respecto a la “exposición” de la que hablás. Ahora ya tenés otro cargo superior, pero en Seguridad tenías dos jefes por encima tuyo: Mario Olmedo (antes fue Fabián Claudio) y Andrés Rosa, pero el protagonista siempre fuiste vos para los lauros y los cachetazos. Ni siquiera los jefes policiales tienen protagonismo. ¿Ese acaparamiento es por responsabilidad o por egocentrismo?

-Yo no concibo que el intendente me llame por algo y yo no sepa qué pasó. A veces me llama a las dos o tres de la mañana para preguntarme qué pasó con algún tema. Escucha una sirena y quiere saber si ocurrió algo. Yo tengo que estar sabiendo qué entró al 911, si va la ambulancia o si va Bomberos. Si hubo un accidente u otro hecho. Para controlar la seguridad tenés que saber todo. Dónde está cada policía, por ejemplo. Pido fotos de los operativos para saber qué hacen. Es cierto que todos me preguntan a mí. El periodismo me pregunta y yo cuido la imagen del periodista, lo que le digo tiene que ser cierto y debo documentarlo. No podés hacer seguridad sin estar informado y si no sabés que pasa en cada barrio. Tengo un fanatismo con eso.

-¿Será una obsesión?

-Si, seguramente. Cuando nosotros agarramos Junín la ciudad estaba convulsionada políticamente. Le habían prendido fuego la municipalidad a Meoni y sabemos quiénes le querían hacer daño. Hasta gente de su propio espacio lo dejó solo y estuvo a punto de renunciar. Por eso entendí que había que buscar un equilibrio y colaboré en todo lo que pude. Ahí aprendí que si no estás informado y no conocés cada rincón del territorio estás en peligro.

-¿En Junín nos “seguimos conociendo todos” o se perdió esa posibilidad?

-Hoy más que antes por las redes sociales.

-¿Qué peso tiene a la hora de prevenir el delito el entramado de cámaras de video que armaron?

-Es muy importante. Cuando empezamos con Pablo había 45 cámaras que Meoni había comprado y que con el tiempo quedaron obsoletas por el avance tecnológico. Reforzamos el medio y luego empezamos de afuera hacia adentro. Además, tenemos el soporte de las cámaras de los vecinos. Si nosotros contamos con 200 cámaras, hay otras 600 que son de casas particulares y que ayudan a combatir la delincuencia. Ahora empezamos a salir afuera: Roca, Saforcada, La Agraria. Estamos esperando que Vialidad nos apruebe dos postes en la ruta 65 para Agustina y Tiburcio. Vamos para Morse. Entonces eso permitirá mejor eficiencia, sumado al nuevo centro de monitoreo. En la provincia hay distritos incontrolables precisamente por la falta de monitoreo.

¿Qué relación tenés con la oposición?

-Tengo un excelente diálogo y me he ganado el respeto porque los respeto. Entiendo que hay que darles explicaciones e informarles los hechos complejos que ocurren en la ciudad.

Por otra parte, nosotros el año pasado pedimos una reunión con el Concejo Deliberante para contarles que hicimos y qué íbamos a hacer este año. Ahora fuimos de nuevo y no nos molesta. Pregunten todo lo que quieran. Revisen toda la secretaría, traigan contadores y analicen todos los números. Mientras en política no entendamos que al otro hay que darle explicaciones no podemos avanzar. Después que el otro decida lo que quiere hacer con la explicación, si quiere generar chicanas con esos datos queda en cada uno. Yo tengo buena relación con todos los sectores.

-También tuviste tus momentos autoritarios

-¿Cómo hacés para enfrentar los ‘monstruos’ que yo enfrenté? ¿Cómo te les pará cuando no te resuelven las cosas que vos ves que están mal? Yo jugaba fuerte y tenía que demostrar lo que decía y los periodistas me bancaban. Si en algunos casos no lo hacés así, es difícil defender a los vecinos. Siempre ataqué a los problemas y no a las personas y ahora muchos se dan cuenta que lo que buscaba era el bien común.

-¿El tema nocturnidad es un “Talón de Aquiles” para  vos ya que tenés familia en el sector “boliches”?

-Mi hija en la nocturnidad es la que más infracciones tiene y hechas por mí. Por incumplir los decibeles, por factor ocupacional, porque se excedieron en el horario, etc. Esto es así.

-¿De todos los temas que se deben resolver en materia de seguridad qué es lo que más te preocupa?

-En el tema de la nocturnidad el problema era que nadie se hacía cargo de los pibes en la calle y eso había que ordenarlo. Primero “marcarle el territorio” al bolichero, con mi hija adentro. Cumplir horario de entrada y salida. Acostumbraban a hacer lo que querían. Cuando empezamos a controlar y dejábamos pibes sin poder entrar al boliche, hacían cola para putearme. A medida que fue pasando el tiempo se acostumbraron. Hoy reconocen que estábamos para cuidarlos, les creamos un ámbito de convivencia. Fueron dos años difíciles. Después vino el confinamiento por la pandemia, pero ahora en el Día de la Primavera con más de 30.000 pibes en la calle no tuvimos ni un conflicto.

-¿Cuánto hace que no apagás el teléfono móvil?

-No sé lo que es apagarlo. Con los jefes policiales estamos acostumbrados a que si pasan cosas “normales” no me llaman, pero cuando hay que llamar a un fiscal o pasa algo anormal, el que no me llama se va.  Ahí tengo que estar sabiendo y diciéndoles de qué forma hay que trabajar. Yo me voy a bañar con el teléfono y cuando duermo está prendido, ni lo dudes.

-Berni, a quien admirás, dijo que quiere ser Presidente de la Nación. ¿Vos vas en busca de algún cargo político?

-Yo soy “petrequista”. Soy afiliado peronista, pero hoy tengo un líder que es Pablo Petrecca y voy a estar donde el líder me necesite.

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