sábado 12 de julio de 2025

LOCALES | 6 feb. 2022

YA LO HABIAN DICHO

Aguas verdes lagunares: De cuando la UNNOBA advertía sobre cianobacterias

El artículo publicado en 2018 en “El Universitario” remarcaba además la incidencia de agroquímicos y la presencia de coliformes producto de vertido de líquidos cloacales lo cual generó una polémica con el municipio que, en aquel momento, minimizó el trabajo investigativo.


En 2018 en un artículo publicado en El Universitario, Romina Schiaffino, bióloga e investigadora de la UNNOBA daba a conocer parte de sus investigaciones sobre bacterias en las lagunas de Junín.

(https://eluniversitario.unnoba.edu.ar/2018/11/29/la-vida-secreta-de-las-lagunas/)

El trabajo causó una polémica con el municipio porque también advertía sobre la presencia de bacterias coliformes por presunto volcado de materia fecal, lo cual negaba la gestión petrequista.

Pero enfocado a las “aguas verdes” que ya presentaba y otra vez ocurrió en estos días en la laguna de Gómez, la especialista llamaba la atención acerca de que “otro de los hallazgos anormales encontrados se relaciona con una alta presencia de fósforo, sobre todo en la Laguna de Gómez, el cual se estima que es producto del empleo de fertilizantes en la actividad agrícola” y añadía que “el problema está en el crecimiento de un tipo de bacterias en particular, llamadas cianobacterias (también conocidas como algas verdeazuladas), que se caracterizan por ser fotosintetizadoras, es decir, generar su propio alimento a partir de la luz del sol y del fósforo en abundancia (a diferencia de las otras bacterias, que degradan los desechos orgánicos)”.

“Cuando las condiciones son propicias, o sea mucho fósforo y nitrógeno, bastante temperatura y aguas quietas, las cianobacterias se empiezan a dividir y a crecer, porque tienen a pasto nutrientes. Si ves una película verde flúor en las orillas, probablemente sean floraciones de cianobacterias”, explicaba Schiaffino.

Alertando respecto a que “pasados miles de millones de años, estas creadoras del sustento vital inicial son capaces de generar -a través de las toxinas que en determinados momentos producen, problemas neurológicos, hepáticos y dérmicos en humanos cuando éstos consumen el agua contaminada por sus toxinas. “Aunque hemos hallado floraciones y toxinas en nuestros monitoreos, nosotros no consumimos el agua de estas lagunas, como sí ocurre en otros lugares del mundo”, remarcaba a la investigadora, apelando a la prudencia.

MÁS QUE PRUDENCIA

En las costas del Río de la Plata han aparecido también estas formaciones de bacterias, y en el departamento de San José en Uruguay, ante la presencia de cianobacterias, los guardavidas por lo general colocan la bandera sanitaria (roja con la cruz verde) para indicar que es riesgoso bañarse o hacer actividades en la arena. “La gente se baña igual. Viene a preguntar pero es lo mismo, la respuesta de ellos es ‘siempre hubo y nunca pasó nada’”, comentan los lugareños.

“Estamos minimizando algo que puede generar daño”, dijo en dicha oportunidad la presidenta de la Sociedad Uruguaya de Pediatría, Alicia Fernández, e insistió en que “si hay cianobacterias la gente no debería ir a la playa. Los menores de cinco años son los más expuestos porque juegan en la arena, sobre la que hay un manto de cianobacterias”.

Fernández afirmaba que “si chicos o grandes tragan agua al bañarse pueden sufrir cuadros de gastroenterocolitis, con diarrea y vómitos. La inhalación de cianobacterias (al respirar partículas diseminadas por las olas, como puede ocurrirles a quienes hacen deportes acuáticos) causa cuadros respiratorios y febriles. El contacto con la piel provoca erupción, ardor y picazón, y si es con los ojos, conjuntivitis”. Preocupan en especial los casos de gastroenterocolitis y los cuadros febriles y respiratorios, sobre todo en niños con antecedentes respiratorios, porque en definitiva inhalan sustancias tóxicas, y a eso se suele sumar otra situación de riesgo a la que se exponen.

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