

Por: Ismael A. Canaparo
Pedro Carlos Brandán era su nombre verdadero, pero con el seudónimo de Oscar Alonso alcanzó gran notoriedad, tras una extensa trayectoria. Nació en la ciudad bonaerense de Ameghino, el 12 de octubre de 1912, y falleció en Buenos Aires el 16 de enero de 1980, a los 67 años.
En 1926 la familia se trasladó a Buenos Aires, y dos años más tarde, debutó como cantor en un café de Lavalle y Esmeralda, y poco después lo hizo en radio La Voz Del Aire, acompañado por el trío de Vicente Fiorentino, y allí también actuó en algunos radioteatros. En 1931 Anselmo Aieta lo llevó a cantar al Café El Nacional. Allí lo escuchó cantar Carlos Gardel y le hizo un caluroso elogio.
Al respecto, según cuenta Colombo, Cátulo Castillo y Alberto Vaccarezza, afirmaron que en 1933 después de actuar en el Teatro Nacional, Carlos Gardel iba a escuchar a Alonso, repitiendo, asombrado: “qué bien canta este muchacho”. En otra ocasión, a pocos días de su partida definitiva del país, El Mago se acercó al camarín del joven colega y le dijo: “Yo me voy, pibe, y el tango queda en tu garganta de oro; cuidala y no te engrupás”. Aníbal Troilo lo reiteró hasta el cansancio y Homero Manzi dijo más de una vez: “Cada vez que canta este pibe, me hace temblar”.
Otro periodista, José María Otero, opinó lo siguiente: “Nunca llegué a entender ni saber las causas por las cuáles Oscar Alonso, ese cantor que tanto me había impresionado en mi adolescencia, no figuraba en ninguna parte, ni se escuchaba por radio, ni pasaban grabaciones suyas. Con el tiempo supe de su bohemia, y de sus giras que lo anclaban especialmente en Cuba, en una época feliz para el tango, que en esa hermosa isla había arraigado con mucha fuerza. Mis andanzas de muchacho me llevaron a intimar con Julio Sosa, cuando el uruguayo cantaba en la Confitería Richmond de la calle Esmeralda. En cada intervalo de sus actuaciones me tomaba del hombro, desenfundaba la boquilla y un cigarrillo, cruzábamos de vereda y nos íbamos a tomar un café en el bolichito que estaba junto al Teatro Maipo. En una de aquellas charlas con hinchas suyos, y estando yo presente, diría a toda voz:
"El mejor cantor que tiene este bendito país es Oscar Alonso, y ustedes no se enteraron todavía...".
Pese a haber grabado más de cien páginas, su discografía fue un tanto discontinua. Con el gran maestro Carlos García grabó muchos temas que fueron editados en cuatro discos de larga duración, por los sellos Odeón y "Varieté", que también pertenecía a Odeón. Entre sus grabaciones se encuentran los “Versos de un payador al General Perón y Eva Perón”, ya registrados por Hugo del Carril, también la que lleva el nombre del sindicalista asesinado Augusto Vandor y dos con letra de Melchor Posse, que fuera luego por varios períodos intendente de la ciudad de San Isidro: “San Isidro y Seguí como sos”.
Participó en varias películas: “Los locos del cuarto piso” (1937), “Pampa y Cielo” (1938), “Buenos Aires canta” (1947) y “Mi noche triste” (1952), voz cantando “Mi noche triste”, en off.El periodista Néstor Pinsón, investigador de historia
la música argentina centrada en el tango, escribió la siguiente semblanza sobre Oscar Alonso en la página Todotango.com: “Habrá sido por 1940 que tuve con él una breve relación de amistad. Nos juntábamos a tomar unas copas él y un café yo. Era en un bar que estaba en la esquina de Corrientes y Callao (hoy librería Zival's). Dos cosas recuerdo claramente: la primera, cuando me cantaba bajito el nuevo tema que andaba masticando y te juro que me conmovía, creía estar escuchando a Gardel. La otra, cuando me confiaba que le gustaba el whisky y como se le secaba la boca mientras dormía, se iba a la cama con un sifón y un vaso. Esto me lo contó un amigo del ambiente radial.
En su notable novela Don Segundo Sombra, su autor, Ricardo Güiraldes, escribe una larga dedicatoria a los personajes de la vida real que inspiraron su obra y, entre otras citas, “a mis amigos domadores y reseros” y, entre estos últimos se refiere a once nombres, uno de ellos es Pedro Brandán. Este resero estaba casado con una joven de apellido Muñoz y con la que tuvo 9 hijos, el segundo de los cuales resultó nuestro cantor.
En 1926, la familia se traslada a Buenos Aires, a la capital, y apenas dos años más tarde, ya metido en el canto, debuta en un café de Lavalle y Esmeralda, y alguien ha dicho que su primera interpretación fue “La última copa”.
Era entonces Carlos Brandán. En 1929 llega a la radio La Voz Del Aire, para cantar acompañado por el trío de Vicente Fiorentino, allí también interviene en algunos radioteatros.
En 1932, se sube al mítico palquito del café Nacional, en la entonces calle Corrientes al 900. Lo acompañó la orquesta de Anselmo Aieta. Y han contado que cuando, al año siguiente, Gardel actuó por última vez en nuestro país, justamente en el teatro que estaba al lado, reparó en su canto y según testimonio de Alberto Vaccarezza pidió conocerlo y cuando esto ocurrió le vaticinó el mejor futuro. Había reparado en su registro de barítono y su recia interpretación provista de dramatismo. Está Oscar Alonso entre los contados cantores netamente de corte gardeliano.
Con lo orquesta de Aieta también actuó en el viejo teatro San Martín en funciones que se transmitían por radio. Y, retornando a este medio, fue Juan Canaro quien lo presentó al propietario de Radio Prieto. Fue el director artístico de la emisora quien lo rebautiza Oscar Alonso. Respecto de esta persona, algunas notas lo nombran Eloy Álvarez, un actor cinematográfico de reparto en numerosas películas e incluso premiado por una de sus actuaciones, pero es posible que se trate de un error y aquel director fuera Eloy Fernández, según mi reportaje directo al cantor. En Prieto cumplió un par de etapas, en la que se extendió por los años 1938/1939 y compartió un programa con Hugo Del Carril y cuando uno cantaba un tango el otro atacaba con un tema criollo. De 1939 a 1941 intervino en el teatro Liceo en la obra Boite rusa con los actores José Olarra, Pierina Dealessi, entre otros.
Siempre fue cantor solista, con extensas giras por América, como aquella que larga en Chile en 1945 y se extendió hasta Cuba donde estuvo largo tiempo, a punto de declarar que luego del suyo era el país que más amaba. Tuvo también permanentes actuaciones por los barrios y ciudades cercanas a Buenos Aires, pero él recordaba especialmente veinticinco actuaciones continuas a sala llena, en el cine 25 de Mayo del barrio de Villa Urquiza.
Su carrera fue discontinua, tuvo etapas sin actuar y cuestiones personales lo llevaron a una carrera discográfica con grandes claros. Debutó con “San José de Flores” y “Llueve [b]” en el año 1936, acompañado por guitarristas diversos, entre ellos José Canet y circunstancialmente, por las orquestas de Argentino Galván, la estupenda etapa con Héctor Artola y la final con Carlos García. Con este último registra muchos temas que fueron editados en cuatro largas duraciones, por los sellos Odeón y Varieté, que también pertenecía a Odeón.
En su discografía hay temas curiosos como los “Versos de un payador al General Juan Perón” y “Versos de un payador a la señora Eva Perón”, ya registrados por Hugo Del Carril. También aquel titulado con el nombre del asesinado sindicalista Augusto Vandor y aquellos dos: “San Isidro” y “Seguí como sos”, compuestos por Alberto Caroprese y Miguel Grosso, con letra de Melchor Posse (luego intendente de la ciudad de San Isidro).
Varios autores le cedieron temas para que fueran estrenados por él: “La abandoné y no sabía”, “Por el camino adelante”, “Barrio pobre” y otros. Y fue autor de un par de temas: “Yo no quiero que le escribas” y “Tardecita de campo”.
Intervino fugazmente en algunas películas sin trascendencia. Pero su figura aparece en dos cortos de los varios que fueron producidos por el noticiero semanal “Sucesos Argentinos” y de los cuales la mayoría se han extraviado. En el primero de ellos se ofrece el tango, “Que nunca me falte” y en el otro, una muy curiosa versión de “Senda florida”, con la orquesta de Juan Polito y la intervención de Carlos Roldán y Chola Luna quienes, junto a Oscar Alonso, cantan por separado un fragmento cada uno.
El filme “Mi noche triste” de Lucas Demare, estrenado en enero de 1952, con argumento inspirado con mucha fantasía en el gran letrista Pascual Contursi, termina con una escena final donde se escucha en off, la voz de Alonso cantando el tango que da título a la película.
En un reportaje, le pregunté a Troilo su opinión sobre Alonso y los cantantes en general y esto respondió: “Alonso fue el más grande cantor de tangos después de Gardel, sin ninguna duda, anótelo nomás Pinsón”.
SU VOZ TAMBIÉN SE ESCUCHÓ EN JUNÍN
Oscar Alonso, acompañado por cuatro guitarras dirigidas por José Canet, hizo dos presentaciones en nuestra ciudad: el 23 y 24 de junio de 1937. Lo hizo en los ex terrenos del Ferrocarril Central Argentino.
Según cuenta el libro “El tango en Junín”, escrito por Roberto Dimarco y Oscar Velilla, “… cuando fueron levantados los galpones y rieles, donde hoy se encuentra la terminal de ómnibus y las edificaciones que circundan la avenida San Martín, el lugar fue aprovechado para la realización de festivales artísticos, en numerosas oportunidades”.