domingo 15 de junio de 2025

LOCALES | 18 feb. 2022

NOTA DE TAPA

El fantasma del desempleo

Más de 160 puestos de trabajo generados por dos empresas de Junín están en peligro, pero los diversos actores tratan de salvarlos a toda costa. En una entrevista con SEMANARIO, el delegado del Ministerio de Trabajo bonaerense, Nicolás Gauna, se refirió a la situación pero también hizo hincapié en que de cada 100 empresas inspeccionadas en el distrito 86 están en infracción. El funcionario abogó por un debate laboral amplio, aunque se mostró optimista de cara al futuro.


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Asumió en mayo de 2020 como delegado regional del Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires y acaba de salvarse milagrosamente en un accidente automovilístico en la autopista Córdoba-Rosario, cuando a otro vehículo se le desprendió el tráiler de una lancha y le terminó pegando en el parabrisas y cortándole el volante a la mitad. El resultado: “la sacó barata” con un corte en la nariz y lesiones en uno de sus brazos.

Nicolás Gauna es el abogado por donde pasan los conflictos laborales de Junín y zona y quien puede dar cuenta de la “temperatura” por la cual pasa el empleo regional.

El funcionario recibió en su oficina a SEMANARIO y se refirió a la búsqueda de soluciones que enfrentan hoy para dar continuidad a dos empresas con más de 160 trabajadores y además al aporte que hacen desde el ministerio para enfrentar situaciones laborales que se tornaron complejas con la pandemia.

-¿Cuál es la situación que presenta hoy Junín  en torno al tema trabajo? ¿Qué es lo que observan?

-Nosotros empezamos la gestión justo con la pandemia que arreciaba con los negocios cerrados, pero también nuestro ministerio lo estaba. Entonces fue todo un proceso de adaptación porque debíamos hacer las audiencias de forma virtual, algo nuevo en virtud de los conflictos de trabajo y en función de la participación de los actores y los sindicatos, algo inédito.

-¿Cómo funciono eso?

-Nos fue bien. Todo lo hicimos de manera remota, con un programa que se llama Cisco, el cual se fue “aceitando” y terminamos en un proceso que ya está en medio de la normalidad. Muchos lo piden para no tener que trasladarse y hacerlo de forma virtual. Es algo que funciona muy bien y dio muy buenos resultados en el tema de resolución de conflictos y la gente se fue adaptando a la virtualidad. Nuestra delegación también siguió funcionando con la pandemia a través de los reclamos que llegaban vía correo electrónico, un canal que siempre estuvo abierto para los trabajadores. Hoy llegan al correo los reclamos, se caratulan, se abre un expediente, se fija la audiencia y se notifica de forma electrónica, algo inédito en el ministerio. Todo eso nos dio la posibilidad de avanzar para agilizar trámites y tenemos actualmente un proceso mixto. La regla es que la audiencia se haga presencial porque la inmediatez genera otra forma de resolver los conflictos para llegar a la conciliación, sin embargo seguimos utilizando algunos procesos virtuales. De hecho en la delegación no se usa papel, el expediente es cien por ciento digital.

-Tu tarea arrancó casi justo con la pandemia ¿Se puede conocer si en este tiempo aumentó o se mantuvo el número de reclamos laborales respecto a la pre pandemia?

-La cantidad de reclamos va creciendo por una lógica de qué hay cada vez más actores y mayor complejidad. Lo que si hemos notado es una participación mucho mayor de los sindicatos, respecto a gestiones anteriores. Los sindicatos que tienen mayor cantidad de afiliados como UOCRA, Camioneros, ATSA, municipales y otros, siempre han venido, ya sea para inspecciones o pedidos de audiencia, pero además nosotros hemos dado participación a sindicatos más chicos que viene al ministerio y ese era el objetivo. Que vengan a resolver los conflictos, eso nos permite participar y la intervención del ministerio en los conflictos colectivos es distinta a los individuales. Tenemos herramientas como la conciliación obligatoria para hacer cumplir los derechos de los trabajadores o la de sancionar a quienes incumplen con las leyes. Lo que vemos es que a los sindicatos locales que se acercaron, les hemos dado mayor celeridad, tal como debe ser porque en los conflictos colectivos se requiere de una urgencia que tal vez no hace falta en el conflicto individual. Le hemos quitado burocracia a la gestión. La audiencia se hace en términos de una o dos semanas.

-¿Al trabajador que tiene un conflicto laboral individual le conviene, si no está presente, “rastrear” a su sindicato para que lo acompañe en el reclamo?

-Si, pasa muchísimo y es mucho mejor el resultado. Siempre recomendamos que el trabajador pueda comunicarse con su sindicato que también tiene asesores letrados que lo pueden ayudar.

La conflictividad individual en el ministerio es, por ley, una instancia voluntaria. La seguridad que le damos al trabajador es que en la audiencia vamos a sentar al empleador porque la concurrencia de éste es obligatoria. Y en ese caso tal vez puede allanarse el conflicto que a veces se genera por falta de diálogo. Tenemos altas tasas de acuerdo y esto se debe a la buena disposición de las partes porque nadie está obligado a conciliar en un acuerdo.

-Volviendo a la conflictividad colectiva, en Junín por estos días hay dos hechos puntuales, uno en un frigorífico y otro en un molino, que ponen en riesgo gran cantidad de empleos.

-Son los conflictos más sensibles y los que más nos preocupan porque hay riesgo de perder fuentes de trabajo en forma colectiva. No hablamos de un trabajador, sino que se trata de empresa importantes. Hoy hablar de uno o dos ya es mucho, imagínate si como en este caso son 113 de una y más de 50 en la otra.

-¿Hay una estadística con el número de trabajadores activos que tiene Junín?

-No tenemos ese número, es una gran deuda al respecto y que debemos investigarla. Eso nos afecta a la hora de evaluar el desempleo. Tenemos datos de provincia al respecto que nos dan bien, pero a nivel local, no lo sabemos. Por eso estos 160 trabajadores son la “prioridad uno” que tenemos. No contamos con la posibilidad de mantener una empresa abierta porque el riesgo y el beneficio económico es del empleador, pero podemos darle certezas a los trabajadores de que se cumplirán sus derechos. Venimos trabajando mucho con las dos empresas porque el objetivo es mantener la puerta abierta. Las liquidaciones se cobran y se terminan, lo importante es tener un puesto de trabajo que le asegura a la persona continuar con su proyecto de vida. Por eso estamos gestionando y no sólo en provincia sino también en Nación con todos los organismos para ver qué solución podemos darles y mantener abiertas las empresas y por eso es nuestra presencia en los lugares.

-El municipio de Junín tiene áreas de producción y empleo. ¿En algún momento se acercaron para interiorizarse de la situación y cómo marchan las negociaciones teniendo en cuenta que son más de 160 familias juninenses que esperan soluciones?

-Al día de hoy no. En lo que llevo de gestión en el Ministerio de Trabajo de la provincia en Junín, nunca he recibido siquiera una llamada del municipio o algún contacto para acompañarnos en algún conflicto colectivo que hemos tenido a lo largo de este año y medio y que no han sido pocos y que han abarcado desde hoteles importantes a otras empresas también de importancia que han tenido problemas y hemos estado junto a ellos resolviendo el conflicto, muchas veces con éxito. Pero la verdad es que nunca se comunicaron desde la municipalidad para acompañar o poner a disposición alguna herramienta que sirviera para la resolución.

-Decías que una de las deudas que tiene el ministerio y particularmente respecto a Junín es la falta de datos sobre el mercado laboral. ¿Cómo piensan solucionarlo? Porque es una herramienta imprescindible para implementar medidas

-Exacto, es primordial contar con esos datos para que la política sea efectiva. Este ministerio ha creado una dirección de Planificación que está haciendo un gran trabajo de recolección de datos y estamos participando activamente aportando todo lo que tenemos disponible de Junín para llegar a un mapa general de la situación clara del lugar.

El dato que más nos interesa hoy es el que sirva para combatir la informalidad y estamos haciendo un trabajo invisible para luchar contra eso. Eso quizás no se vea pero en Junín solamente el año pasado hicimos 478 operativos en la delegación y a esta tarea debemos sumar a los sindicatos en general que hizo un trabajo territorial advirtiendo a través de las denuncias, para saber dónde estaba la informalidad, sumando nuestra tarea de cómo debíamos abordarlo. Este dato no nos resulta grato aunque hable del buen trabajo realizado, pero tuvimos un 86% de efectividad en las inspecciones.

-¿O sea que de cada 100 inspecciones hallaron faltas en 86?

-Exacto y tienen sanción y se abre un sumario y se le da la posibilidad al empleador de subsanar la infracción. También tiene otra instancia de defensa que es el descargo.

Eso habla bien de nuestro trabajo de planificación y de inteligencia previa para advertir dónde debemos ir para encontrar la infracción.

La informalidad laboral es un mal endémico que tiene muchos años y va a requerir una discusión estructural del trabajo en la Argentina. Cuando uno habla de reformas parece algo negativo o un ajuste. Pero el trabajador es una persona, no es un recurso como una máquina. Por eso la reforma deberá ser encarada por un gobierno que sea pro trabajador. La informalidad afecta al trabajador porque le quita todos sus beneficios. Afecta al Estado en la recaudación y al sistema jubilatorio a las obras sociales. Por eso hay que discutir la suma de derechos. Tenemos una gran herramienta que es la discusión colectiva y debemos aprovechar para mejorar la ley de trabajo. A futuro las empresas van a requerir cada vez menos trabajadores. ¿Y qué vamos a hacer? El teletrabajo ya es una muestra de lo que viene.

-¿Eso que se necesita y que falta para defender los puestos de trabajo y a los trabajadores se va a generar de acá a dos años durante el gobierno de Alberto Fernández?

-Es una muy buena pregunta. Creo que en la situación actual que vivimos tenemos que actuar en la urgencia. Y el tiempo pasa. Hablando en términos objetivos de empleo, tuvimos cuatros años muy malos anteriores a la pandemia. No quiero caer en un análisis político que podría hacerlo tranquilamente, pero fue así. Esa situación se agravó con la pandemia por eso debemos atender la urgencia, pero sin olvidarnos del debate.

-Es que si no se soluciona de raíz cada vez habrá más “urgencias”.

-Claro. El trabajo humano que vemos hoy en las empresas va desapareciendo. Cada vez toman menos gente porque todo se robotiza. Pero tampoco se puede tener en el futuro 20 millones de desocupados.

-¿Cuál es tu perspectiva de empleo para los próximos dos años?

-Soy muy optimista. El desempleo que se agravó en la pandemia y era del 13% ahora pasó al 9% mostrando una fuerte tendencia a la baja. Incluso es mejor que el número que se registraba en diciembre de 2019. Esto significa además que crece el trabajo registrado. También hay un crecimiento de la economía del 5% y esa tendencia hay que mantenerla por muchos años para absorber esa masa de desocupación. Viendo esa realidad, uno debe ser optimista porque esa es la tendencia. Esperemos que esa mejora llegue a la gente a la hora de que cuando vaya a comprar alimentos le alcance para llenar la heladera.

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