martes 25 de junio de 2024

LOCALES | 6 may 2022

literatura local

“El mamarracho educativo”, un libro que espera respuestas

Miguel Mancuso lanzó su volumen, editado por Ediciones Las Tres Lagunas, con análisis de problemáticas educativas y aportes. En primera persona, cuenta de qué se trata.


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Un nuevo libro, quizás el último en el que toqué el tema educativo, pero sin dudas el más punzante, realista y comprometido con la realidad educativa de estos últimos 30 años.

Y comienzo explicando el porqué del título dirigiéndome exclusivamente a todos los especialistas en educación que pasaron por nuestros gobiernos de 30 años a esta parte amparados por las diferentes políticas de turno.

Me dirijo a esas personas porque pienso o sospecho que son los responsables finales de este despropósito que pretendieron definir como sistema educativo.

Esa basura aprobada por políticos sin idea ni valores que están haciendo que nuestra labor educativa se convierta en una auténtica “materia fecal”.

Sí, no me he equivocado de palabra. Es el mejor calificativo para definirla.

Y les escribo a ellos porque a pesar de haber tenido en sus manos la oportunidad de hacer algo positivo y provechoso, se han dedicado a hacer caso a los cuatro mamarrachos que le aconsejan y seguir ofreciéndonos la misma basura.

Al llegar a mis 50 años, ya estaba cansado de escuchar siempre “cambios que no cambiaban nada” cambios de nombres, planificaciones diferentes, pero nada de fondo y siempre realizado por gente que nunca había recorrido el país y sus realidades o sea “teóricos de escritorio”.

Allí comencé a ser un contestatario en las reuniones de profes, con directivos, y nunca nadie fue capaz de darme una respuesta a mis preguntas. Todos repetían como loros el discurso oficial de turno y nunca se animaban a poner los “higos sobre la mesa” y contradecirlo.

He tratado siempre de dar lo mejor de mí a mis alumnos, en el salón de clase porque descubrí que ellos, nuestros pibes no se merecían ser parte de un sistema que en lugar de incluir, excluía a muchos de ellos. Me entregue a dar mis clases, con el mayor grado de profesionalismo, y creo que no lo he hecho del todo mal.

Me da asco como se maneja la educación en nuestro país. No me refiero a dar clases y a los alumnos, sino a todo lo que la rodea. Me da asco cuando se sube hacia arriba, hacia despachos de gente con “poder político” y empezamos a entrar en lugares, cada vez de más difícil acceso: Inspectores regionales, ministros, asesores, “eruditos pedagógicos de turno”.

A partir de cierto nivel todo está podrido, todo está politizado y es una auténtica vergüenza.

Este libro intenta “abrir las cabezas de los docentes más jóvenes” para que intenten hacer que estalle una auténtica “revolución educativa”.

Pongo en mi boca las ideas de muchísimos docentes. Y es que no sé si ustedes son conscientes de que la educación en nuestro país es un mamarracho. Supongo que sí, que en el fondo lo saben, aunque nunca se atreverían a reconocerlo. Tampoco sé si en su sillón de su escritorio en La Plata o en Buenos Aires, únicos lugares donde atiende “Dios”, los “popes de la educación”  son capaces de sentir la impotencia y la desgana que tenemos la mayoría de maestros y profesores.

Imagino que no.Es mejor dedicarse a viajar, a dar conferencias, a inaugurar alguna escuelita y a ver pasar los cuatro años del cargo. Es mejor seguir generando ignorantes, gente “Zombi”, que no piense, tal y como lo siguen siendo mucho de nuestros alumnos, y dar la espalda a la realidad. Aunque yo le plantearía una pregunta a los “genios de nuestra educación”:

–¿Verdaderamente se encuentran a gusto siendo los responsables de un sistema que hace aguas por todos lados?

–¿Una nave desvencijada y que se hunde cada vez más? Prefiero no saber la respuesta.

En casi cuarenta años de profesión se aprende algo. No mucho, tal vez, pero si lo suficiente como para saber que esto va de mal en peor.  Todo sabemos que con suerte, un ministro sabe algo de educación desde el territorio (sinceramente prefiero no recordar quien fue el último porque me da vergüenza).Todos sabemos que, como mucho, están cuatro años al frente de decenas de cosas de las que no tiene ni idea, y que conste, que no le echo la culpa a ellos, porque esto viene de largo, lo único que le recrimino es que, como ministros, tal vez podría dedicar más esfuerzo a arreglar algo de verdad. Aunque sospecho que ya es un poco tarde.

Fíjese que digo “de verdad” y le explico lo que quiero decir con ello. Me parece una tomadura de pelo hacia todos nosotros que cada vez que haya un cambio de Gobierno, se modifique de una forma u otra el Sistema Educativo. Y lo peor no es que siempre se toque, sino que se haga con tintes políticos y partidistas. Debería darles vergüenza. Cambiar la ley de educación no es como cambiar la ley de antitabaco, o la ley de autoabastecimiento. Es algo bastante serio, Y todos los políticos me da la impresión de que son unos “chapuceros” que tocan de “oído” y mal. Bueno, no es que me dé la impresión; es que lo son,

Y ¿saben una cosa que nos molesta muchísimo? Nos molesta que nosotros en estas reformas no contemos nunca para nada, que seamos los últimos en enteramos. Es penoso ver como se hacen cambios sin ningún sentido y que tengamos que enteramos por la prensa, por la radio o por la tele, porque no “pintamos” absolutamente nada, a pesar de que nos hacen realizar documentos en reuniones para dejarnos “conformes” de que intervenimos, cuando todos sabemos que los mismos van al tacho de basura. Pero luego somos los que tenemos que aplicarla. ¡¡¡Genial!!! ¡Bravo!

Me hace gracia cómo algunos quieren ver en los pésimos diseños de los distintos sistemas educativos de los últimos años, una maniobra orquestada para disminuir la cultura del pueblo y poder así sus gobernantes dominarnos mejor. Quien piensa o argumenta eso desconoce una premisa básica: los políticos son tan inútiles que serían incapaces de pensar algo tan elevado; su capacidad intelectual no da para tanto. Sus mentes no pueden ser tan retorcidas puesto que no tienen nivel para ello.

Así transmito siempre el mismo mensaje: que nadie se preocupe por eso. Los sistemas educativos son malos porque se hacen mal, y aunque se den toques ideológicos de una forma u otra, no creo que ése sea el origen del desastre.

Por eso la elección del título, nuestra educación es un MAMARRACHO EDUCATIVO, lleno de copias de otros países, de realidades totalmente diferentes, de política basura que solo se preocupa de ella en épocas eleccionarias para ganar votos, de des jerarquización del rol docente, de funcionarios pedagógicos que nunca en su vida gastaron la suela de los zapatos para recorrer el país y ver las realidades de diferentes lugares y sobre todo, de que no tenemos una política de estado consensuado por todos los partidos políticos, sobre qué tipo de hombre necesitamos con 4 o 5 puntos en común, inamovibles, sea quien sea el partido gobernante.

Gracias a todos los docentes, que aportaron conocimientos, lecturas, experiencias para poder darle más realidad aun a este libro. Gracias a Ediciones de las Tres Lagunas por su publicación. Gracias a Semanario de Junín que siempre abrió sus puertas a la educación de mi país. Gracias a mi familia por el aguante de horas frente a la máquina, restándole tiempo a ellos.

Ojalá me llamaran de la radio, de la tele, esos comunicadores que hablan de educación y no saben nada de ella. Empezaría a creer que a alguien le interesa conocer la educación desde el olor a tiza en las manos.

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