

Hay una conocida frase que reza “cuando señalas con tu dedo otros tres te apunta a ti mismo”. Eso es precisamente lo que le pasó al municipio de Junín en la polémica respecto a los cortes de energía eléctrica ocurridos este año producto de importantes tormentas de viento registradas tanto en verano, como en el presente otoño.
Precisamente el intendente Pablo Petrecca viene llevando agua para su molino a través de distintas acusaciones contra la proveedora de energía EDEN y cada vez que los vecinos se quedan sin luz arrecia con las críticas desde las redes sociales, tratando de darle un trasfondo político a la situación. Llamativamente esas críticas no se oían cuando desde el gobierno de Mauricio Macri se autorizaban salvajes tarifazos.
Sin embargo y respecto a los apagones acontecidos que generaron bronca y pérdidas, diversos análisis llevados a cabo por la compañía dejaron al descubierto una grave falla por parte de la comuna relacionada con la deficitaria poda de árboles, principal responsable a la hora de producir destrozos en los cables durante un temporal de lluvia y viento.
El punto crucial se vivió cuando el secretario general de Gobierno, Luis Chami, anunció que habría un nuevo jefe de EDEN en Junín cuando la compañía eléctrica ni siquiera lo había comentado. Esa fue la gota que rebalsó el vaso y a partir de la asunción de Fernando Favarolo en la compañía se plantearon las reuniones que dejaron al descubierto el verdadero problema.
Por supuesto que los apagones suceden por varias razones, entre ellas rayos, tormentas y animales. Pero una de las causas más comunes es la caída de ramas de árboles sobre las líneas eléctricas. Tan sólo una rama puede dejar sin servicio eléctrico a docenas de familias a hasta varias millas de distancia. De hecho, un sólo árbol ocasionó un apagón en 2003 para más de 50 millones de norteamericanos y canadienses desde la Región Central a la Costa Este.
Podas a destiempo, falta de uniformidad en los trabajos y la carencia de un programa claro y preciso demostraron una vez más la ineficiencia de la gestión Petrecca a la hora, tanto de preservar las especies arbóreas como de prevenir daños en los tendidos de cables.
Esto generó que mientras la municipalidad intimaba a la empresa prestataria del servicio a brindar “calidad y eficiencia”, EDEN le reclamara lo mismo en materia de poda proponiéndole una tarea en conjunto.
Se trata del ABC del planeamiento, algo que esta gestión comunal desconoce en prácticamente todas sus áreas.
NADA ES AL AZAR
El casco urbano de Junín posee unos 28.000 árboles a través de muchos de los cuales pasan cables no sólo de energía eléctrica, sino además de telefonía e internet. Si tenemos en cuenta la magnitud y frecuencia que han alcanzado algunas tormentas en la región, merced a cuestiones relacionadas con el cambio climático, el panorama es desolador. Tan desolador como la impotencia que siente un vecino tras pasar 72 horas sin luz.
Sin embargo nada ocurre por azar, sino por desaprensión, además de ignorancia.
La municipalidad a través de su departamento de espacios públicos, es la encargada de administrar los bienes nacionales de uso público. Los árboles emplazados en las calles deben ser mantenidos en buen estado por la respectiva municipalidad para prevenir riesgos y daños a las instalaciones eléctricas. Las arboledas urbanas de rápido crecimiento necesitan de una poda periódica que otorgue seguridad y continuidad del suministro y es por eso que lo que comenzó como acusación terminó siendo una responsabilidad no asumida.
Petrecca y su equipo, ante un problema determinado, acostumbran a buscar un culpable antes que una solución. Ya será la lluvia caída cuando se inundan las calles, el gobierno contrario si faltan insumos o recursos o el calor si las aguas se tiñen de verde en la laguna. En este caso apuntaron a la empresa de energía, pero terminó saliéndole el tiro por la culata.
LA NECESIDAD DE UN INVENTARIO
Los especialistas recomiendan que la tarea previa a cualquier decisión sobre el arbolado urbano es la del inventario algo inexistente en Junín donde desde hace más de 30 años se habla de “poda racional” en cuanto a declamación, pero no basada en cuestiones técnico científicas.
El conocimiento acabado de la cantidad y distribución de las diferentes especies que componen la flora arbórea urbana es de relevancia para ordenar las tareas de poda, los tratamientos fitosanitarios, recambio de ejemplares, etc. Pero como ha quedado planteado en torno a los temporales frecuentes, se requiere de un plan de trabajo que prevenga, la caída de árboles y ramas y como corolario los cortes de cables.
De hecho el 95% de los problemas acaecidos en las últimas tormentas se debieron a la caída de ramas y árboles y elementos desplazados por los fuertes vientos.
¿Se pueden evitar los cortes? Seguramente no en una primera instancia, pero seguramente se logren aminorar los daños si se ejecuta una revisión exhaustiva en cada uno de los sitios y se van solucionando las irregularidades. Caso contrario el problema se agravará.
Es menester entonces tener un inventario por cuadra, y más precisamente por frentista, considerando: especie, estado sanitario, diámetro de copa, clase de edad y particularmente conflictos con los servicios públicos, para llevar adelante una buena gestión del arbolado público.
A los fines prácticos es preferible uniformar los árboles por tamaño, pero manteniendo el criterio de diversidad específica, labor que debe realizarse por calles o manzanas.
Entre las ventajas de esta actividad se destacan: la estandarización de las tareas culturales con menores costos, menor vulnerabilidad ante las plagas específicas, riqueza estética, etc.
La gestión del arbolado urbano requiere de evaluaciones permanentes durante la época estival como en la invernal.
En verano permite el registro de ramas secas, enfermedades, plagas, árboles secos, ramas sobrecargadas de brotes y en invierno en función del relevamiento estival, la poda.
Por ello es necesario contar con una cuadrilla de mantenimiento estable, y con operarios capacitados y al mismo tiempo llevar adelante acciones conjuntas en las que EDEN exprese las necesidades de poda y el municipio las cumplimente para de ese modo arribar a un servicio sin tantas fallas.
De esta manera el arbolado urbano, junto a otros recursos culturales, se ligará estrechamente al patrimonio del ambiente urbano.
Se puede hacer un buen trabajo en tanto se busque una profesionalización para prevenir situaciones como las acontecidas en Junín, incluso existen modelos matemáticos que permiten realizar la gestión óptima y planeamiento del mantenimiento de la vegetación bajo redes aéreas de distribución de energía eléctrica, desde el punto de vista financiero y los índices de confiabilidad.
ATENDER LAS DEMANDAS
En numerosas oportunidades los lectores han hecho llegar sus reclamos respecto a que habiendo denunciado el mal estado de una especie arbórea o su compromiso con los cables, la municipalidad no había tomado cartas en el asunto. Frente a esta situación se hace prioritaria la atención a los llamados de atención vecinales ya que son un elemento importante a la hora de brindar información para evitar luego males mayores.
Cuando los árboles altos se han acercado demasiado a las líneas del tendido eléctrico o al equipo de alto voltaje que suministra energía eléctrica al barrio se hace imperioso comunicarlo a las autoridades para que se ocupen de llevar adelante la reacción correspondiente.
Puede ser necesaria la poda de árboles (y en ciertos casos su extracción) para despejar los cables y asegurar un suministro continuo y confiable de energía eléctrica.
Si no hay respuestas a las demandas frente a una situación de riesgo, será imposible lograr que el servicio público que llega a través de los cables, ya sea internet, telefonía o energía eléctrica, sea realmente eficiente.