Por: Javier Leguizamón

Fue noticia hace poco tiempo en las páginas de efemérides, como cuando se habla de hechos pasados. Pero la novedad es que en este caso, el “Tigre” Cristian Muñoz ha desviado la pelota más temida para la vida de un futbolista: el tiempo. A los 40 años cumplidos los desafía en plenitud, como a los 20, en gran nivel y con el mismo bajo perfil con el que salió de Junín.

La carrera de Cristian Muñoz está repleta de logros. Tal vez el salto a la fama lo tuvo de manera inesperada. En el otoño de 1999 Boca se quedó sorpresivamente sin sus dos arqueros. Ni Oscar Córdoba –lesionado- ni el Pato Abbondanzieri, que apenas jugó 6 minutos del superclásico en la Bombonera, imaginaron que el pibe de Junín, justo ese día de mayo, tendría su gran día.

El arquero de calle Padre Chío -a escasos metros de la avenida República, llamó mi atención en el primer contacto que tuve por su altura. Fue en una entrevista, en la ya desparecida Radio Show Junín. “Petiso para arquero”, pensé. Él se encargó de desterrar ése y muchos prejuicios más. Fiel a su estilo, con trabajo, bajo perfil y rendimientos valiosos. Buen jugador y muy buena gente.  

El no alteró su rutina, de regresar al pago. Era común verlo junto a su papá, en la ferretería familiar, pero para Cristian el destino le tenía reservado un futuro de buenos trabajos. Consagratorios. Boca Juniors, la Selección Argentina Sub 20, hasta que encontró en Chile, durante muchos años en el Colo-Colo y luego en el Huachipato, su lugar en el mundo.   

Después de varios años de jugar en Chile, Cristian consolidó su carrera deportiva, tanto que decidió primero nacionalizarse -hace cinco años, a sus 35- y vivir y criar a sus hijos con los que suele concurrir a los entrenamientos con el mismo bajo perfil, educación y humildad con la que comenzó.

Su vigencia cobra más notoriedad cuando se toma nota que es el único compañero que tuvo Diego Armando Maradona en actividad. Aquella selección campeona del mundo con él en el arco tuvo a figuras de la talla de Walter Samuel, el ‘Cuchu’ Cambiasso, Pablo Aimar, Juan Román Riquelme, Lionel Scaloni, entre otros. Equipazo.

Cristian recuerda que el arco fue siempre su sueño. “Desde que mi viejo me llevaba a la cancha siempre me gustó el arco y me interesó ese puesto. No lo cambio por nada. Tal vez me llamó mucho la atención, quizás los guantes, la vestimenta. Aparte que no era bueno en ninguna otra posición", aclara.

Cristian debutó en Sarmiento en 1994 y siempre pensó que su puesto sería debajo de los tres palos. “Cuando era chico veía mucho a Luis Islas, Hugo Orlando Gatti, al “Mono” (Carlos) Navarro Montoya; había arqueros buenos que motivaban a los chicos”.

Cristian -con su familia hincha de Boca- pudo cumplirles el sueño a todos. En 1997 llegó a Boca, después del Mundial de Malasia. Se quedó 7 años y luego del Bambino Veira, disfrutó una de las mejores épocas del xeneize, con Carlos Bianchi y una seguidilla de triunfos. “Haber compartido con jugadores de primer nivel y haber ganado mucho, justo en la época donde Bianchi ganó casi todo lo que jugó fue una de las cosas más lindas de mi carrera”, dijo.

En julio pasado cumplió 40 años pero conserva la timidez de un pibe recién asomado al gran fútbol rodeado de prensa, micrófonos y cámaras. Pero nada de eso altera su parsimonia, grabada al ritmo del pueblo que lo vio nacer. De Junín, le ha quedado tal vez ese ritmo y esa paz pueblerina que hoy conserva.

Y cuando tiene ocasión de acercarse a los suyos, lo hace, como cuando Argentino jugó en Chile un cuadrangular de básquet. El “Tigre” posó con el equipo de Junín que compite en la Liga Nacional de Básquet.

Si uno le pide un recuerdo de todo lo vivido, Muñoz enseguida cuenta que la experiencia del Mundial sub20 de Malasia con Argentina fue su gran alegría. “Teníamos un muy buen equipo. Entre otros estaban Walter Samuel, Sixto Peralta, Pablo Aimar, Juan Román Riquelme, Nicolás Diez, Leo Franco, todos jugadores estrellas a nivel mundial. En ese entonces éramos chicos con muchas ilusiones y esa camada de jugadores hizo muy buenos torneos, en el Sudamericano (donde Argentina también ganó) y en el Mundial. A esa edad ser campeón del mundial no todos lo pueden lograr”.

Aunque está cerca del retiro -porque el almanaque no perdona- en su vuelo cuenta que si pudiera pedir un deseo más para cumplir, elegiría mudarse aunque sea por un rato al Barca. “Me gustaría ir al Barcelona para compartir equipo con Leo Messi y con el resto del plantel. Son jugadores que los ves de lejos y no sabes cómo hacen para lograr tantas cosas”.

Muñoz está como de veinte. En la Universidad de Concepción de Chile está su casa, su vida. “Me he sentido cómodo y muy tranquilo. Estoy en un momento de mi carrera donde la experiencia influye mucho, pero igualmente uno trabaja día a día para mejorar y estar en la búsqueda constante de la confianza y la comodidad de cada partido”, cuenta con la mirada firme y tranquila, que le da la experiencia. Aunque le queda cerca de un año de contrato, Cristian tiene pensado su retorno al país. 

Aunque viéndolo, y escuchando su presente y sus sueños, habla como si estuviera por debutar y tuviera una carrera con cuarenta años por delante.