jueves 25 de abril de 2024

LOCALES | 14 ago 2022

EDITORIAL DE DOMINGO

La motoniveladora del menemismo petrequista

Se observa cierta cercanía de este “menemismo petrequista” con las políticas de los años ’90 que –globalización mediante- dejaron colgando de una rama a la clase media argentina y hundieron a millones en la indignidad social.


Por: Redacción Semanario de Junín

Desde SEMANARIO venimos remarcando acerca de las burdas formas que adquirió la “antipolítica” de la mano de la actual administración comunal. 

Se observa cierta cercanía de este “menemismo petrequista” con las políticas de los años ’90 que –globalización mediante- dejaron colgando de una rama a la clase media argentina y hundieron a millones en la indignidad social, casi un parangón a lo largo de estos seis años y medio en los cuales tanto con gobiernos de “colecho” como con los “discriminatorios”, el distrito de Junín no logró nunca un desarrollo acorde a su real significancia, sino que por el contrario se estancó y con ello frenó el avance de obras que ya estaban planificadas e iniciadas.

No se logró siquiera una buena nota en lo esencial que se le pide al administrador de un consorcio, acerca de que haya eficiencia en el Alumbrado, Barrido y Limpieza. Menos aún, se podía esperar en salud, infraestructura, caminos y viviendas.

Sin embargo, de aquel “menemato” devastador que sin dudas recordarán muchos juninenses que perdieron su empleo, hoy nos queda la vulgaridad y la exposición pública de la “antipolítica” local.

Pablo Petrecca es claro líder en estas cuestiones y  lo muestra hasta el cansancio en las redes sociales y por ejemplo, participando en “cortes de cintas” inaugurales de empresas privadas cuyos representantes se ven en el compromiso de invitarlo y soportar su desesperado protagonismo.

Se suman sus dirigentes, sacándose fotos en merenderos y comedores rescatándose de su aporofobia, para trascartón ponerse las plumas y retratarse en pomposos y pantagruélicos encuentros para cosechar los likes de quienes los fines de semana apoyan sus sentaderas en las reposeras del balneario y como si se tratara de una pasarela al aire libre, observan quien va a bordo de los vehículos para estimar su ascenso (o descenso) social.

Como si no alcanzara, el “Número Dos” de la intendencia, Luis Chami, se monta en una motoniveladora de una empresa privada que arregla los caminos rurales para llegar presto a su boda y recibir en las redes los más crudos improperios de una comunidad a la cual no le caen bien los “careteos”.

El filósofo y escritor Darío Sztajnszrajber en uno de sus blogs referido a esta farandulización de la política, dice que  “Farándula se asocia etimológicamente a vagabundeo, pero a un vagabundeo propio de ciertas compañías de teatro medievales. Por eso también se asocia con farsa, pero sobre todo con puesta en escena”. 

“Hoy lo farandulesco parece priorizar lo que en principio no importa ni en el arte ni en la política: la vida privada del actor que sin embargo se convierte en su propia obra expositiva. Y por ello es tan fuerte la todavía continuidad exigida a la política entre gestión pública y moral privada: un buen gobernante, decía Platón, debe poder gobernarse a sí mismo. Aunque todo sea una farsa…”.

 

 

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