martes 1 de julio de 2025

CULTURA | 19 ago. 2022

brillante director de orquesta

Juan Polito, prodigio de ritmo y fuerza bailable

“Para mi gusto, fue una figura importante en el tango, aunque esté diluido en las enciclopedias por su escaso peso como director. Mi espíritu milonguero agradece su visceralidad en el piano” -José María Otero, periodista e investigador-.


Por: Ismael A. Canaparo

Juan Polito (11 de julio de 1908 – 25 de octubre de 1981) fue un brillante director de orquesta, además de excelente pianista, compositor y arreglista. Nació en el barrio de Once de la ciudad de Buenos Aires, hijo de los músicos Saverio Polito e Isabel Romano y hermano de Antonio -que tocaba piano, bandoneón y guitarra-, Pedro, que era bandoneonista y Salvador, violinista. Ingresó de niño al Conservatorio Fracassi para estudiar violoncelo, pero luego cambió al piano. Dejó los estudios en 1925, debido a la muerte de sus padres y al año siguiente debutó como pianista de la ya acreditada orquesta de Juan Maglio en el Bar Domínguez. Permaneció tres años en ese conjunto, en el que también tocaron además del director, los bandoneonistas Rafael Rossi y Nicolás Primiani, los violinistas Elvino Vardaro y Emilio Puglisi y el contrabajista Francisco De Lorenzo.

Como integrante de la gran orquesta de Juan D´Arienzo​, Polito hizo vibrar el piano en Junín en dos oportunidades. La primera de ellas el 12 de agosto de 1950 en el Parque Recreativo Junín (General Frías y Moisés Lebensohn), con los cantores Alberto Echague y Roberto Lemos. En esa ocasión, las boleterías fueron habilitadas a las 10 de la mañana, según consigna el libro “El Tango en Junín”, de Roberto Dimarco-Oscar Velilla. La segunda visita se produjo el 10 de agosto de 1957, ahora en el Círculo Italiano. D´Arienzo, con Polito en los teclados, presentó esa noche a tres vocalistas: Alberto Echague, Mario Bustos y Jorge Váldez.

Horacio Loriente (1916 - 2007), que fue uno de los investigadores y coleccionistas más importantes del tango, además de ser muy generoso para compartir su gran colección de discos y conocimientos, escribió esta hermosa semblanza de Juan Polito:

“Nació en el porteño barrio del Once. Fueron sus padres Saverio Polito e Isabel Romano. Sus hermanos, Antonio, que dominaba piano, bandoneón y guitarra y Pedro, bandoneonista de larga actuación, especialmente en Europa y Salvador, violinista, integraron una familia de destacados músicos.

De niño, ingresó en el Conservatorio Fracassi como estudiante de violonchelo instrumento que luego trocó por el piano. Abandonó el curso en 1925, con motivo de la desaparición de sus padres. Un año más tarde debutaba en el Bar Domínguez en la famosa orquesta de Juan Maglio, donde permanece casi tres años. Sus compañeros de entonces, Juan Maglio, Rafael Rossi y Nicolás Primiani (bandoneones); E. Bonis y Emilio Puglisi (violines) y Francisco De Lorenzo (contrabajo). El conjunto se reforzaba con la presencia de Elvino Vardaro como destacado primer violín.

Promediando marzo de 1928, graba en Odeón cinco tangos como solista, donde sólo un tema le correspondía como autor: “Se mira y no se toca”. Todo ello no tuvo circulación comercial quedando inédito. Forma parte de la orquesta de Anselmo Aieta, con presencia en los cafés Germinal y Guaraní, también en Radio Prieto. Era un sexteto que formaban Anselmo Aieta y Luis Moresco (bandoneones); Dimas Lurbes, Zendra y Menéndez (violines) y Juan Polito (piano).

Sobre el final de 1928, forma su primera orquesta, presentándose en el Salón Imperio, Lavalle 708, con Juan G. Bracco y Luis Moresco (bandoneones), siendo el primero reemplazado enseguida por Alberto Benito Cima; Dimas Lurbes y S. Menéndez (violines).

Disuelto este conjunto, se forma para la temporada de carnaval de 1929 en el Palais de Glace, la orquesta Polito-D’Arienzo, que trabaja en diversos locales durante seis meses, formada con Juan Polito (piano); Ciriaco Ortiz, Nicolás Primiani y Florentino Ottaviano (bandoneones); Alfredo Mazzeo, Juan D'Arienzo y Luis Álvarez Cuervo (violines) y José Puglisi (contrabajo). Actuaba como estribillista Carlos Dante.

En 1930, reaparece nuevamente como director de orquesta encabezando un sexteto que se presenta en el Salón Imperio, formado por Luis Moresco y Anselmo Esmella (bandoneones); Alberto Mercy y Remo Bernasconi (violines); Francisco Vitali (contrabajo) y él en el piano.

Promediando 1931, la Compañía de los discos Brunswick confía a Juan Polito la dirección de la Orquesta Típica Brunswick, labor que había desempeñado anteriormente Pedro Maffia. Bajo este rubro no registró actuaciones públicas, limitándose su labor a las grabaciones. Era un excelente elenco, integrado por Juan Polito (piano); Fernando y Ángel Martín, Armando Blasco y Félix Verdi (bandoneones); Salvador Polito, N. Salvador y Eugenio Nobile (violines) y Francisco De Lorenzo (contrabajo).

En 1937, formaba en un conjunto llamado Los Magos del Tango, con Daniel Álvarez y Nicolás Pepe en bandoneones, Bernardo Sevilla único violín y, el cantor Pedro Arrieta.

En julio de 1938, se incorpora a la orquesta de Juan D'Arienzo, sustituyendo a Rodolfo Biagi, prolongando su labor hasta los carnavales de 1940, cuando se aleja con todos los músicos y el cantor Alberto Echagüe. En ese período había logrado rotundos éxitos con el tango “La bruja” con versos de Francisco Gorrindo y “Castigo”, un vals con letra de Luis Rubistein. Debuta, con el elenco que antes fuera de D'Arienzo, en Radio Argentina, encabezándolo. En enero de 1943, pasa al horario central de Radio Belgrano.

En 1950, con su orquesta graba unos discos para el sello Pampa, conteniendo todos ellos temas tradicionales y, unos años más tarde, es convocado nuevamente por Juan D'Arienzo para suplir a Fulvio Salamanca, pianista que lo había reemplazado cuando se alejó de la orquesta en 1940. El 8 de mayo de 1957, con la grabación del tango “Llegando a puerto”, de Mario Demarco y Enrique Lary, se produjo su nuevo debut junto al autor de “El vino triste”, labor que se prolongaría hasta su retiro definitivo.

Como músico de D'Arienzo se registraron muchas presencias en Montevideo, que permitieron apreciar sus condiciones artísticas y sus dotes de excelente persona. Tuvimos con Juan Polito una linda amistad, que nos permite dar forma a esta nota en su recuerdo, con sus datos de primera mano.

Su primer tango data de 1924 y fue titulado “Mano larga”. Sucesos de su fecundo acerbo autoral fueron: “Gurrumina”, con versos de Enrique Dizeo, “Volvé hermanita”, con letra de Salvador Polito, “Entre sueños”, compartido en música con Anselmo Aieta y letra de Francisco García Jiménez, los instrumentales “Se mira y no se toca” y “Responso malevo”, la milonga “Serenata” con letra de Luis Rubistein, “Quedó en venir a las nueve”, con letra de Luis Caruso y “Fui”, con Juan Alberto Leiva.

Con menos repercusión popular quedan sin mencionar muchos títulos creados en su última etapa con D’Arienzo, entre ellos: “La pista está que arde” (1968) y “Que cante Ignacio” (1971), que tuvieron originales versos de nuestro recordado amigo Avlis.

Merece, por todo lo expuesto, este recuerdo a Juan Polito, importante figura del tango”.

“Juan Polito creó páginas de gran enjundia que siguen lloviendo sobre las pistas milongueras, prodigio de ritmo y fuerza bailable desde el teclado, ese hilo conductor tan poderoso. Con su pulso sostenido, mostró su categoría en obras como “Trago amargo”, “Charamusca”, “Derecho viejo”, “La bruja” y un tangazo instrumental de Arolas: “Maipo”. Aunque se lo puede escuchar en el disco ya que grabó varios temas que dejaron su sello con sus propios conjuntos. También “como locos milongueros se lo puede disfrutar, viéndolo en acción, tocando con D’Arienzo, un convite a dejar la silla y saltar a bailar”. (Expresión de José María Otero).

 

 

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