miércoles 17 de septiembre de 2025

DEPORTES | 19 sep. 2022

ORGULLO JUNINENSE

Agustín Cosso y su endemoniado vicio de hacer goles

“Ñara” jugó en muchos clubes y en todos dejó su marca de mortífero goleador: River, Sarmiento, Vélez, Flamengo, San Lorenzo, Banfield y de nuevo Vélez. Se retiró en la entidad verde, luego del Campeonato de la República (1945). También dirigió a Sarmiento en el profesionalismo y a los seleccionados liguistas.


Por: Ismael A. Canaparo

El pasado 10 de septiembre hubiese sido el cumpleaños de un fantástico juninense que despegó de las fronteras locales para transformarse en un notable jugador en el fútbol profesional, campaña consumada en varios clubes. Se trata de Agustín Remigio Cosso.

El derrotero de Cosso abarcó un poco más de una década (1930-1944), como sucede con la mayoría de los futbolistas, dentro de un lapso demasiado corto que todos tratan de aprovechar. Se inició en River Plate de Junín, luego pasó por Sarmiento, Vélez Sarsfield, Flamengo de Brasil, San Lorenzo, Banfield, nuevamente en Vélez, para retirarse finalmente en Sarmiento.

“Ñara”, apodo por el que todos lo conocían, llegó en 1930 a River de la mano de su tío Carlos. Ese año ayudó a sacar campeón a la Tercera “B” y de inmediato escaló a Primera, con 19 años. Le marcó un gol a Mariano Moreno, el ganador del torneo.

Se mantuvo como titular durante el certamen 1930 y sus buenas actuaciones despertaron el interés de Sarmiento, que terminó por contratarlo en 1931. Al año siguiente, fue campeón con la casaca verde en la Liga Deportiva del Oeste, junto a su gran amigo José Luis Buono y otros recordados cracks del pasado: Víctor Ferrari, Vicente Stampone, Alfredo Colombo, Martín Máldez, Adolfo Seré, Bienvenido Alvarez, Adolfo Mirambell, Alberto Rivero, Victorio Russo y Gustavo Bernardez.

Cosso vestido con los colores de San Lorenzo.

El interés de Vélez por contratarlo se produjo luego de que Sarmiento derrotara a Provincial de Pergamino por 2 a 0, en épocas de enfrentamientos anuales entre los campeones de ambas ciudades. En ese encuentro, Cosso descolló y resultó el detalle que lo catapultó finalmente hacia la entidad de Liniers. Lo curioso es que él se desempeñaba como half izquierdo (en buen romance, marcador de punta) y no como el delantero mortífero que luego fue. Una posición futbolística ahora en desuso (2-3-5), propia de la formación piramidal invertida de los años 30.

En definitiva, el juninense militó durante cinco temporadas en Vélez (1933/36 y 1941, este último año con el equipo albiazul en Primera “B”). Jugó 130 partidos, con 98 goles. Recién un año después de su incorporación, en el torneo de 1934, se originó su espectacular aparición, al extremo que la revista El Gráfico tituló: “Cosso, una verdadera explosión del fútbol del interior”, en una nota que firmó nada menos que Ricardo Lorenzo, Borocotó. Y tal fue el suceso que despertó, que de inmediato lo ratificó con goles, transformándose en el segundo artillero de la Primera “A”, con 33 conquistas en 39 encuentros, uno menos que Evaristo Barrera (Racing), aventajando por tres tantos al mismísimo Bernabé Ferreyra, que había pasado de Tigre a River Plate. Al año siguiente, 1935, fue el goleador exclusivo del campeonato con 33 goles en 34 cotejos jugados (un promedio de 0,97 por partido), ocho más que Bernabé. Ese brillante desempeño le sirvió para integrar el seleccionado argentino de 1935, que se clasificó subcampeón sudamericano, junto a otro juninense: Mario Raúl Pajoni (Platense). En su último año en Vélez, campeonato de 1936, también tuvo una destacada labor, pese a que el equipo fortinero se clasificó decimotercero. No obstante, “Ñara” estuvo entreverado entre los goleadores, con 20 tantos, detrás de Evaristo Barrera (Racing), Lorenzo Tornaroli (Atlanta), José Manuel Moreno (River), Francisco Varallo (Boca), Bernabé Ferreyra (River), Angel Alfonso (Lanús) y Arsenio Erico (Independiente).

Su gran desempeño en Vélez le sirvió para una excelente experiencia en el exterior: la contratación por parte de Flamengo de Brasil, que lo tuvo en sus filas durante un ciclo: 1937. Con él, llegaron otros tres refuerzos: Arcadio López (Ferro), Walter Goulart (Santos) y Antonio Domingo da Guía (Boca). En esa flanja, el “Fla” se clasificó subcampeón del Campeonato Carioca. Fue imposible conseguir datos y fotos sobre el desempeño de Cosso (partidos jugados, goles, etc.), pese a las innumerables consultas realizadas.

Luego, se incorporó a San Lorenzo, donde permaneció dos temporadas (1938/39, a un alto nivel, con 38 partidos, 34 goles). En el torneo de 1938, con el Ciclón tercero en la tabla final después de Independiente y River, conquistó 17 goles en 11 partidos. En cuatro oportunidades marcó un doblete (Racing, Estudiantes, Platense y Lanús) y un “hat-trick” nada menos que contra Huracán. También le convirtió goles a Gimnasia (LP), Vélez, Boca, Chacarita, Estudiantes y Tigre. Ese año conquistó 26 tantos, detrás de Arsenio Erico (Independiente), Luis Rongo (River), Florencio Caffaratti (Vélez), Emilio Baldonedo (Huracán) y Vicente De la Mata (Independiente),

Posteriormente, en 1940, firmó para Banfield (20 partidos, 11 goles). El Taladro, que venía de ganar el certamen de Primera “B”, finalizó en la mitad de la tabla. Además de Cosso, el plantel contaba con calificadas figuras: Agostini, Sanz, Cuenya, Fatecchi, Scavone y De Terán, entre otros.

Izando la enseña patria en el estadio de Sarmiento.

Su ciclo futbolístico en el profesionalismo culminó en Vélez, donde regresó en 1941, pero con el club en la “B”. Se despidió con 7 partidos y 3 goles. La institución de Liniers recién pudo volver a Primera División dos años más tarde, después de ganar con mucha comodidad el torneo de 1943.

Su récord total en el campo rentado señala que participó en 188 encuentros, con una marca de goles extraordinaria: 143.

En 1942 regresó a Sarmiento, ahora para jugar en el fútbol amateur, colaborando estrechamente en la triple corona que se adjudicó el elenco verde en 1943/44/45. Tenía compañeros excepcionales: Marcelo Marsetti, Elmo Bovio, Obdulio Cárdenas, Cele García, Valentín De Cicco, “Gato” Magallanes, Juan Pressacco, Vicente Stamboni y David Curti, entre muchos más.

Con 36 años, Cosso se despidió del fútbol en 1945, no sin antes descollar, con Sarmiento, en el Campeonato de la República. El conjunto juninense se clasificó campeón de la provincia de Buenos Aires, tras derrotar como visitante a Sierras Bayas de Olavarría por 3 a 1. La reglamentación del torneo obligaba a que el ganador bonaerense debía disputar la final con el titular del certamen de la AFA. En este caso, Boca Juniors, campeón de 1944. El partido se disputó en la cancha de B.A.P., ante una multitud jamás vista en Junín. Ganó el xeneize por 4 a 3, pero con mucho esfuerzo. Alejo Fuertes marcó un golazo. El conjunto juninense formó de la siguiente manera: Mustafá, O. Bovio y González; Miral, García y Marsetti: Pressaco, Cárdenas (Chulín Tablada), Fuertes (Cosso), Giménez y Titarelli.

En el plano local, luego de su retorno, integró el combinado juninense en 1943 y 1944, habitual participante de los torneos argentinos. Lo hizo junto a grandes cracks del ayer: Clivio, Marsetti, José Tablada, Calderón, Curti, Commisso, Godoy, Gnazzo, Bovio, Amiano, Fuertes, García, Cordero y Massafra, entre otros. Ese resultó el final de su exitosa carrera, tanto amateur como profesional.

Como director técnico, “Ñara” Cosso fue entrenador del equipo amateur de Sarmiento, también del elenco profesional (1959/60) y del combinado de la Liga Deportiva del Oeste. En Sarmiento, dirigió al equipo durante una temporada y media, todo el ´59 y parte del ´60. En el primer año, el elenco verde clasificó séptimo, detrás de Chacarita, Quilmes, All Boys, Unión, Platense y Tigre, sin Hebert Pérez, su pieza vital, transferido a Huracán. La habitual formación era la siguiente: Fortino; Julio y Lucero; Pallares, Diz y Vázquez; Madama, Quaglia, Delfino, Bruzzio y Pelli. También jugaron: Barrionuevo, Azconzábal, Oyarzábal, Glini, Alvarez, Piola, Medina y Domínguez. Renunció a mediados de 1960, a raíz de malos resultados. Fue reemplazado por otro juninense: Pablo Mallegni.


FUE DOS VECES TAPA DE “EL GRÁFICO”


 

Recorriendo el nostálgico camino de la palabra escrita, varias generaciones de argentinos y latinoamericanos comenzaron el aprendizaje de la literatura futbolera aprendiendo a leer con la revista. No existía un jugador que no soñara aparecer en la tapa en alguno de sus 4.489 números, publicados con frecuencia semanal desde su fundación hasta 2002 y mensual desde ese año hasta enero de 2018, una baja en la periodicidad que también influyó en su declinación en el mercado. “Para cualquier jugador del fútbol argentino sólo existen tres sueños: jugar en la Primera de su equipo; salir en la tapa de El Gráfico; jugar en la selección nacional”, había dicho alguna vez Alfredo Di Stéfano.

Agustín Cosso tuvo dos tapas, la primera el 16 de setiembre de 1933 y la segunda el 2 de noviembre de 1935. Cosso, que brillaba en el plano local con la camiseta amateur de Sarmiento, fue adquirido por Vélez Sarsfield.  Lo curioso es que fue contratado como marcador de punta y en el club de Liniers lo catapultaron de centrodelantero. En el torneo de 1934 se originó su espectacular aparición, al extremo que la revista El Gráfico tituló: “Cosso, una verdadera explosión del fútbol del interior”, en una nota que firmó nada menos que Ricardo Lorenzo, Borocotó. Y tal fue el suceso que despertó, que de inmediato lo ratificó con goles, transformándose en el segundo artillero de la Primera “A”, con 33 conquistas en 39 encuentros, uno menos que Evaristo Barrera (Racing), aventajando por tres tantos al mismísimo Bernabé Ferreyra, que había pasado de Tigre a River Plate. Al año siguiente, 1935, fue el goleador exclusivo del campeonato con 33 goles en 34 cotejos jugados (un promedio de 0,97 por partido).


LA CULPA LA TIENE EL GOLEADOR


Permítame el lector realizar un auto/referencial, explicando mi amor por Vélez. No creo que le interese a nadie, pero se trata de un porqué que aún desconocen mis familiares y amigos. Mi niñez transcurrió en el barrio de las naranjas (9 de Julio). Vivía en Pedro Aparicio, a metros de Narbondo. A la vuelta, por Narbondo, estaba la casa de Agustín Cosso, por entonces DT de Sarmiento. Dicho una vez más: Cosso fue un gran jugador de Vélez, goleador del torneo 1935, y emblema de la entidad. Esperaba verlo salir o llegar a su vivienda y allí estaba yo, ejerciendo una suerte de periodismo infantil anticipado. Le preguntaba cientos de cosas, todas relacionadas con su pasado futbolístico, ya que además jugó en San Lorenzo y Banfield. Y se dejaba interrogar, sin fastidio y sin mirar el reloj. Así por mucho tiempo. Un día se me apareció él en mi casa, portando un regalo: un par de botines. Casi caí muerto de alegría. “La envidia que van a tener mis amigos”, pensé en ese momento. Tiempos difíciles. No todos los padres podían hacer lo mismo con sus hijos. Tampoco los míos podían. Los estrené en el Club Social, donde los pibes del barrio jugábamos los sábados por la tarde, hasta que llegaran los “grandes” (“los grandes” tendrían a lo sumo dos años más que nosotros). No estaba la Circunvalación y el Club Social llegaba hasta el parque. Así me hice hincha de Vélez.

 

 

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