

Melody Rakauskas, una ex asesora del intendente de La Matanza Fernando Espinoza, acudió a la Justicia para denunciar por abuso sexual a su ex empleador. Además, lo responsabilizó por trabajar en negro y por registrarla con otro nombre para evitar que sea reconocida por su pasado de modelo como Miss Argentina. En este marco, la denunciante se fue del país por miedo a que la “desaparezcan” o la “maten” por su denuncia penal ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo del fiscal Ricardo Saenz.
Si bien desde el entorno del jefe comunal matancero reconocen la denuncia por intento de violación en su contra, niegan los hechos relatados por la presunta víctima. Y lejos de conformarse con desconocer el relato de la ex empleada municipal, desde el entorno de Espinoza se encargaron de difundir antiguas notas e imágenes hot de la ex Miss Mundo Argentina, en un intento de estigmatizar su figura.
Según relató la propia víctima, fue a través de su ex pareja, el empresario Gustavo Oscar Cilia, que ella terminó trabajando en la municipalidad de Espinoza, a raíz de sus deseos de participar en política. Al cabo del primer contacto que tuvo con el intendente, quien la entrevistó personalmente, empezó a percibir 150 mil pesos mensuales en negro como asesora del dirigente peronista.
A los pocos días, Espinoza comenzó a proponerle reunirse a solas fuera del ámbito laboral, al punto que se invitó a sí mismo al domicilio de Rakauskas a cenar. Pese a que inicialmente ella se negó, por miedo a perder su trabajo terminó cediendo.
El encuentro se repitió, hasta que en la tercera oportunidad, se desencadenó la situación de abuso. “Abuso de mí, me rompió la camisa, me maniató, me tiró sobre mi cama, me dejó moretones. Él me decía que me quede tranquila y yo no sabía si me iba a desmayar, me temblaban las piernas”, dijo.
A pesar de esta situación, ella se mantuvo por un tiempo más el puesto por unos días más. Mientras tanto, según su relato, Espinoza continuó acosándola psicológicamente tratándola de “loca y bipolar”, hasta que terminó renunciando.
A los quince días, el intendente volvió a contactarla para invitarla a cenar. De este modo, se dirigió a la comisaría para realizar la denuncia: “Quería que me lo saquen de encima, que no me molestara más. Igualmente tenía miedo que pasen la información de mi denuncia al entorno de Espinoza”. A los días, le entregaron el botón antipánico y el intendente fue notificado con una orden de restricción.