

Redacción Semanario
La secretaria general de Suteba, Francina Sierra, se entusiasma cuando habla de reconstruir la educación, se angustia cuando el tema es la inflación y le brillan lágrimas cuando narra cuestiones como la recuperación de una escuela o la creación de otras. También con un fuerte trabajo dentro de la dirección de la CTA de los Trabajadores, no deja de moverse inquieta ya sea para solucionar cuestiones educativas como pararse y mirar frente a frente a algún viejo gremialista que podría ser su padre.
En una entrevista con SEMANARIO, la dirigente se refirió a los reclamos docentes, la lucha contra el avance del neoliberalismo contra la escuela pública y la tarea mancomunada para dar contención a los más vulnerables.
-¿Fue un “año explosivo” como dirigente?
-Si, este resultó un año de grandes desafíos para mi. Por un lado, con Suteba haciendo campaña y ganando por amplio margen con una amplia participación. Con un Suteba que es como mi casa, y se consolida en este rumbo que hemos tomado respecto a la defensa de las escuelas públicas de Junín y toda la región. No sólo en cuestiones sectoriales a veces es infraestructura o programas específicos pedagógicos, transporte o servicio alimentario escolar. No importa lo que sea siempre estamos ahí.
Al menos lo que nos enseñó el macrismo y la pandemia es que el trabajo en soledad de cada uno de los sindicatos termina quedando corto, incluso para aquellos a los que representamos. Es fundamental generar alianzas, tejer redes y trabajar en conjunto.
-¿Redes intersindicales?
-Si, lo vivimos y creo que la prueba más fuerte fue cuando formamos la mesa de Unidad Sindical, más allá de que tenemos nuestra propia herramienta que es nuestra central, la CTA de los trabajadores. Empezamos con mi compañero Mauricio (Madrea) que fue secretario general hasta hace poco, pero que continuará trabajando conmigo en el nuevo mandato y justamente pensamos en seguir tejiendo más vínculos y empezar a trabajar profundamente con los sindicatos de estatales que son los que en Junín conforman la CTA: ATE, Judiciales, Cicop y Conadu. Tenemos en común una única patronal que es el Estado.
-Fuiste elegida justamente para un cargo directivo en la CTA. ¿Te sentís cómoda en la función?
-La estoy empezando a transitar. Vine forjando ese trabajo, no es algo nuevo. Me siento cómoda y es fundamental profundizar el trabajo conjunto porque los tiempos sindicales que estamos atravesando son difíciles y los que vienen pueden ser más.
-Transitamos una sociedad bastante mezquina y más en materia política. ¿Cómo te va a la hora de lograr acuerdos con otros sindicatos en Junín?
-La unidad del movimiento obrero que una anhela, de una única central con todos los trabajadores dentro, al menos en Junín se ve alejando. Sin embargo creo que hay sectores del sindicalismo que están en esta misma sintonía ya sea en la CTA como en la CGT, porque la mesa de unidad es una prueba de eso y ha sido transversal. Hay que profundizar ese trabajo, aunque no es fácil y tampoco lo es siendo mujer. Jamás lo pongo como justificativo porque he podido desarrollarme como dirigente sindical, pero no ocurre eso en los mismos tiempos en que lo puede hacer un varón. -Resulta llamativa esa dificultad para unirse, cuando enfrente tienen un avance demoledor de las derechas con la intención de destruir las bases sindicales.
¿No es un contrasentido?
-Si, aunque para lograr nuestra unidad tuvo que estar el macrismo.
-¿Entonces lo mejor que hizo el macrismo fue promover la unión?
-(Ríe) Si, no hay que perder esta memoria reciente. Pasa que estos momentos son muy complejos para cada sector del trabajo. Atravesar la pandemia no fue nada fácil y ahora esta escalada de la inflación, paritarias y atender que las condiciones estén cubiertas es un gran esfuerzo. Por eso digo que no hemos podido sacar el foco de las dificultades, para pensar en lo macro que es consolidar la unidad. Coincido en que hoy debiéramos estar más juntos que nunca. Igualmente con la CTA sola no alcanza, como lo vimos en la movilización del 17 de octubre pasado, también es la CGT, los movimientos sociales, las agrupaciones políticas. Debe ser el conjunto de los sectores lo que nos permita ‘salir a flote’, no podemos permitir que el neoliberalismo vuelva a gobernar a la Argentina.
-¿La inflación erosiona la relación entre sindicalista y afiliado?
-Puede ocurrir en algunos sectores, en el nuestro puntualmente no tanto porque la paritaria es mes a mes. El afiliado ve que los sindicatos docentes, como los sectores estatales, se sientan junto al gobernador para reajustar constantemente. En ese sentido creo que hay confianza y no percibimos ese enojo. Igual hoy no hay ni salario ni porcentaje que pueda atender las necesidades reales. Igualmente estamos esperando el anuncio de una suma fija para fin de año.
“Hoy no hay ni salario ni porcentaje que pueda atender las necesidades reales; estamos esperando el anuncio de una suma fija para fin de año” “No podemos permitir que el neoliberalismo vuelva a gobernar a la Argentina” “Los tiempos sindicales que estamos atravesando son difíciles y los que vienen pueden ser más”
BATALLAS LIBRADAS
-Tuviste que librar varias batallas este año. ¿Cómo te fue?
-En realidad son corolario de años anteriores, que ya se venían dando. La más importante sin dudas es la reapertura de Casahuerta. Es emocionante, hablo del tema y me saltan las lágrimas. Son cuatro años y medio de espera y el cierre de esa escuela tiene una connotación especial porque fueron muy miserables y no debemos olvidar que hace tres años gobernaba el neoliberalismo, el macrismo.
El sector de Juntos por el Cambio desprecia profundamente a la escuela pública y se metieron con un lugar tan vulnerable como lo era Casahuerta que daba contención precisamente a jóvenes y adolescentes que estaban peleados con la vida.
-O la vida estaba peleada con ellos
-Si quizás era así, porque ahí tenían la posibilidad de hallar un futuro y reinsertarse. Vimos un montón de experiencias dolorosas, pero había cosas muy positivas.
-¿Cómo se hace para anclar esta recuperación y que en el caso de que regresen los ‘miserables’ al poder, que además son vengativos, la vuelvan a cerrar?
-Eso es muy difícil y debemos estar atentos para no permitirlo. Si vuelven no van a cerrar solamente Casahuerta, lo harán con otras escuelas que no les reditúen, porque para ellos la educación es un gasto. Sería injusto que la sociedad tenga que pasar otra vez por esas cosas.
-¿Casahuerta viene en formato renovado?
-Si, está pensado desde el INET (instituto Nacional de Educación Tecnológica) que acá en Junín articulará tanto Casahuerta como la escuela inaugurada recientemente en los talleres ferroviarios. Son alumnos adolescentes que reciben una capacitación profesional y salen preparados para entrar al mercado laboral.
“El sector de Juntos por el Cambio desprecia profundamente a la escuela pública y se metieron con un lugar tan vulnerable como lo era Casahuerta”
-Otro tema importante en el que intervino Suteba Junín fue el desdoblamiento de las escuelas que funcionan en las penitenciarías locales para los internos.
-Si, por fin se dio el desdoblamiento. Es lo que tenía que ser y no porque lo diga yo, sino que estaba firmado y autorizado por la Dirección General de Escuelas desde el año 2019. Ya había personas que habían rendido para ocupar los cargos que se iban a abrir y actuamos como si se tratara de cualquier otra escuela donde ocurriera eso. Nos encontramos con una conducción del centro muy reaccionaria y violenta que difamó a nuestro sindicato y se debiera haber resuelto todo mucho más rápido, aunque hubo ineficiencias por parte de la inspectora regional.
-¿Qué es lo que favorece tal desdoblamiento?
-Había una sola escuela y ahora hay tres, eso es una conquista, después lo pueden contar como quieran. Había un CENS en contexto de encierro en Junín y ahora son tres, uno para cada unidad. Cada uno con su equipo directivo y grupo docente. Para los docentes no se modificó nada, cada uno sigue en lo que hacía. Se incorporan directivos y esperamos que esas escuelas crezcan.
“Falta cerrar un capítulo en la comunidad de El Carpincho en la que venimos trabajando muchísimo” .
-¿Qué te queda por batallar?
-Me queda otra de las que me emocionan, porque yo me involucro mucho con las cosas y termino siendo parte de los logros y las frustraciones. En este caso falta cerrar un capítulo en la comunidad de El Carpincho en la que venimos trabajando muchísimo. Desde pensar el alumbrado público que no tenían e insistir con los reclamos, hasta el mejorado para el camino. Ahora logramos la jornada completa de primaria y nos falta independizar a la escuela secundaria de la sede que está en Junín para que primaria y secundaria estén en el mismo lugar y ésta también pueda tener sus propios directivos y también su propia identidad. Estamos ahí, cerca, falta poquito para que salga y se concrete todo, incluso el jardín maternal y nuevas obras de infraestructura que debieran comenzar en enero. Con eso cerramos el combo para esta comunidad juninense.